VALENCIA. València fue ayer testigo de una nueva manifestación para poner fin al retraso en la homologación de títulos extranjeros. Pancartas del ya característico color amarillo y cánticos como "son seis meses, no diez años" (en referencia a la demora del proceso) inundaron la Plaça del Temple, lugar donde se ubica la Delegación de Gobierno de la Comunitat Valenciana.
Esta vez fueron una quincena de asistentes los encargados de representar a los más de 300 residentes en València y alrededores que ya se han inscrito en los diferentes grupos de Whatsapp donde los afectados comparten sus casos, se informan sobre los avances y cambios en los procesos, y se organizan para las manifestaciones "de forma espontánea". "Es un movimiento realmente de base completamente horizontal", explica una de las personas asistentes. En el conjunto de España, aseguran que son más de 2.000 personas las inscritas en estos grupos.
Cabe recordar que en octubre de 2022 se aprobó un Real Decreto que prometía homologar los títulos universitarios en un plazo máximo de seis meses, con el objetivo de acabar con las demoras del decreto anterior y poner fin a la acumulación de expedientes. No obstante, la situación se ha agravado hasta la actualidad: Manifestación por la Homologación Justa calcula que hay aproximadamente 100.000 casos pendientes de resolución.
Por ello, el Ministerio de Universidades presentó a finales de 2023 un "plan de choque" para acelerar el proceso, pero que los afectados tildan de "insuficiente" . Desde Manifestación por la Homologación Justa han elaborado un manifiesto en las últimas semanas donde sientan las bases de sus reclamaciones y compromisos como asociación. Entre otras cuestiones, reivindican una "reforma legislativa" y la "simplificación de los procedimientos" administrativos.
David, de origen venezolano, tiene 31 años y es médico de profesión, con cinco años de experiencia en su país. Llegó a España motivado por el nuevo Real Decreto esperando la homologación en apenas seis meses, pero sigue en la misma situación un año después. Ha llegado con su instrumento de trabajo, una bicicleta eléctrica con una mochila de una conocida empresa de reparto a domicilio.
"Salí esta mañana a trabajar y he venido a protestar porque obviamente me interesa ejercer mi profesión y poner en práctica también mis conocimientos", señala este afectado. "La verdad es que es muy dura la transición de lo que es ser un profesional, tener un estatus, haber venido con cierto engaño a España y estar trabajando en algo que no es mi área", explica David.
"Es una depresión porque uno no está haciendo lo que espera, para lo que vino y para lo que se formó", añade. Este repartidor explica que su profesión "no le da como para vivir tranquilamente", pero sí le permite tener cierta estabilidad hasta obtener alguna respuesta de petición de homologación.
"He hablado con un chico que vive en La Rioja y me ha comentado que está ya tomando ansiolíticos y somníferos de la frustración de estar años esperando", comenta Loren, una afectada de origen francés, que ya ha acudido en varias ocasiones a protestas de este tipo . Loren incide en la importancia de recordar que cada año el defensor del pueblo publica un informe en el que explica que existe una "vulneración de derechos" en las homologaciones y denuncia: "Hace falta prácticamente más tiempo para obtener la homologación que para sacarse de nuevo el título en España".
Laura, farmacéutica argentina, lleva 10 meses de espera y ha conseguido un puesto de auxiliar de farmacia mientras consigue su homologación. No obstante, lamenta: "Mi empleador está esperando a que salga mi homologación para quedarme como titular de la farmacia". Laura y su marido tienen la misma profesión, pero con diferente suerte: él consiguió en 2011 su homologación en tiempo y forma. Flora , otras de las asistentes, que lleva casi tres años con el proceso activo, asegura haber tenido que contratar un abogado para intentar resolver su caso cuyos costos están sufragando con la ayuda de sus familiares.
Entre los asistentes, hubo varios profesionales sanitarios, especialmente médicos, algunos con experiencia en su país de origen pero que ahora se dedican "a lo que se puede" mientras se resuelve su caso. Es el caso de Svetlana , que nació y se formó en Rusia y cuenta con 21 años de experiencia en cirugía y radiología. "Tengo muchas oportunidades, pero me piden aportar homologación del título", explica.
Aunque la mayoría de las personas que piden la homologación de su título son de origen extranjero, no siempre es así. Es el caso de José , nacido en España, que decidió emigrar a Costa Rica para estudiar Medicina y ahora ha vuelto con el objetivo de convalidar sus estudios para trabajar de ello. "En España es complicado entrar a Medicina y los planos de estudio y sistemas educativos de ambos países son muy parecidos, por eso me fui allí", relata.
"Me dijeron que la homologación no tardaría mucho, unos seis meses, pero dos años después sigo esperando", comenta José, que explica que al llegar a España empezó a preparar el MIR "creyendo que iba a durar poco" el proceso. "Una vez vi que llegaba la fecha para matricularme al examen y que no tenía el título, empecé a buscarme trabajo de cualquier cosa", añade.