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intervención en la real fábrica de tapices

Cronología de una restauración: los históricos tapices del Patriarca recuperan el color

2/12/2016 - 

VALENCIA. Cinco siglos dan para mucho. Más de una vida escondida entre arrugas que rezuman experiencia. Sin embargo, no hay que confundir las arrugas con los jirones, heridas que uno ha de curar, sean o no visibles. En ese proceso se encuentran los tapices del Colegio del Patriarca, en el de reparar aquello que ha de ser reparado. El Real Colegio Seminario de Corpus Christi inauguró ayer una exposición en la que muestra por primera vez desde 2013, cuando se iniciaron los trabajos sobre las piezas, cuatro de los seis tapices que han recuperado el color de la mano de Fundación Iberdrola y la Real Fábrica de Tapices. Fechados entre 1500 y 1530, periodo de esplendor de las manufacturas flamencas, las piezas observan vigilantes todo aquello que sucede desde hace años en el centro fundado por San Juan de Ribera, aunque en el periodo más reciente su mirada fuera más opaca de lo habitual.

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Deteriorados por el paso del tiempo, el humo de las velas o la luz solar, además de haber sufrido numerosas intervenciones –no todas positivas-, la situación de los tapices era, como mínimo, “preocupante”. Éstos fueron donados al Colegio del Patriarca por San Juan de Ribera, quien los heredó de su padre, Pedro Enríquez Afán de Ribera, duque de Alcalá de los Gazules y marqués de Tarifa, siendo exhibidos principalmente en la Capilla del Monumento, donde pasaron a tener un papel fundamental en las solemnidades eucarísticas, siendo usados también para las procesiones del Corpus, lo que explica el grado de deterioro constatable en los mismos. Pertenecientes a una época de oro en el sector, la serie de La Parábola de la Viña corresponde al momento pre renacentista y la forman los paños de El pago del denario y La Llamada de los obreros, siendo los de fabricación más antigua, en torno a 1500-1510.

Los tapices titulados La Gracia pública y Exhortación a las virtudes hay que ponerlos en relación a las tres colgaduras que integran Las Moralidades de Patrimonio Nacional, una serie tejida en Bruselas en 1528. Los tapices de Valencia y los de la Corona obedecen a los mismos cartones y constituyen una especie de síntesis de una de las series más complejas jamás tejidas en la capital brabanzona: Los Honores. Respecto a una serie dedicada a Los Vicios y a Las Virtudes, la colección del Patriarca conserva los titulados La Gula y la Lujuria  - cuya rehabilitación acabará entre enero y febrero- y La Ira y la Pereza, de manufactura bruselense. De esta desconocida colección también hay que destacar su interés iconográfico, con un gran paralelismo con los que se encuentran en la catedral de Zamora o a la exquisita serie de Patrimonio Nacional adquirida por Isabel La Católica. A la espera de que La Gula y la Lujuria lleguen al Patriarca en 2017 y Escenas de la vida de Salomón en 2018, estos son los cinco pasos que se han llevado a cabo para pasar del negro al tecnicolor. 

Foto: Kike Taberner.

1. Traslado

Antes de iniciar el proceso de recuperación viene un paso, generalmente no tenido en cuenta, pero imprescindible: el traslado. El desmontaje y posterior viaje de los tapices al taller de restauración es vital cuando se trabaja con piezas tan delicadas, obras que resultaron estar en un peor estado de conservación del que los propios restauradores pensaban. Descolgados por personal especializado y embalados en cilindros de 30 centímetros de diámetro para garantizar el transporte en las mejores condiciones, las piezas viajaron a Madrid sobre ruedas. El destino fue la Real Fábrica de Tapices, encargados de la dirección técnica y ejecución de la restauración, limpieza y consolidación, tras el convenio firmado entre la Fundación y el Real Colegio del Corpus Christi, acuerdo que también recoge el compromiso por parte del Colegio del Patriarca de que, una vez los tapices vuelvan a exponerse, éste velará por su conservación, instalando la iluminación y las medidas de seguridad más apropiadas. El regreso a Valencia fue hace apenas tres semanas, tiempo en el que se han estado colocando para la exposición, abierta al público de forma gratuita hasta el próximo 13 de enero.

2. Eliminación de restauraciones anteriores

Con carácter previo a la intervención se procedió a un exhaustivo proceso de documentación, con un registro fotográfico sistemático de toda la superficie del tapiz, tanto por el anverso como por el reverso, en cuadrículas de 60x80 centímetros y cartografías de deterioros. La fase más delicada y lenta de la restauración, ya que los tapices se encontraban desfigurados bajo una espesa red de costurones, remiendos y bordados de cadeneta sobrepuestos que desvirtuaban la figuración original y producían tensión en el tejido. Delicado el trabajo, un proceso agudizado por el mal estado de las piezas. Peor del que esperaban. El experto Antonio Sama, conservador de la Real Fábrica de Tapices de Madrid, ya apuntó durante la presentación a más de una “sorpresa” que encontraron una vez inspeccionaron las obras. Las principales patologías eran una gran acumulación de suciedad en el tejido -se han extraído dos frascos de polvo centenario-; una acusada deshidratación de la fibras; abundante deterioro tanto en la partes de seda como en las de lana; desgarros y perjuicios causados por deficientes actuaciones anteriores, las últimas de ellas de principio del siglo XX, que cubrían importantes áreas del tejido original y, además, camuflaban muchos de los daños. Precisamente por esto la reversión de las actuaciones era vital para evitar poner un nuevo ‘parche’ que no resultara en una rehabilitación real.

Foto: Kike Taberner.

De esta forma, la gran primera actuación sobre las piezas ha sido la de, tras quitar el forro, eliminar aquellas antiguas restauraciones en forma de parches de otros tapices, cosidos por el reverso como refuerzo, así como aquellas restauraciones que generan tensión en las urdimbres y arrugan y deforman la superficie del tapiz. En muchos casos estas restauraciones no sólo suponen un agente potencial de deterioro de los hilos de urdimbre y trama por la tensión puntual que ejercen sobre el tapiz, también desfiguran o desvirtúan el aspecto original de la pieza, ya que se han empleado alterando no solo la textura y calidad de la tejeduría, sino incluso el color, por lo que su eliminación supone un enorme avance en la recuperación del aspecto original de la pieza

3. Lavado

Al eliminar el forro y toda la costura que fijaba el tapiz al soporte, la fragilidad de la pieza se acentúa enormemente. Por esta razón es esencial proteger las zonas más frágiles de manera temporal, con el fin de evitar daños derivados de la manipulación durante el traslado del tapiz hasta la mesa de lavado. Éste se realiza en una piscina de acero inoxidable de 12x6 metros provista de un puente deslizante, de un bastidor elevable y de un sistema informático de monitorización que, junto con la planta de tratamiento de aguas, constituye hoy en día la instalación de lavado por inmersión controlada más avanzada. Para protegerlo se emplean tules o costura en función del tipo de deterioro y estabilidad estructural de la zona en cuestión.

Tras la colocación del tapiz en plano y por el anverso sobre la cubeta de lavado, se procede a la humectación del tejido mediante la aspersión de agua desmineralizada, en forma de lluvia muy fina, por toda la superficie del tapiz. A continuación, se rocía con una mezcla de agua desmineralizada y saponina, que se deja actuar en la superficie del tapiz durante un tiempo adecuado para que el tensoactivo realice su cometido, atrayendo las partículas de suciedad y eliminándolas de las fibras del tapiz. Para favorecer el desprendimiento de la suciedad incrustada en las fibras se realiza un suave masaje mediante esponjas naturales. Después se realizan sucesivos aclarados hasta que el tapiz queda completamente libre de jabón y listo para el secado previo, que se realiza succionando manualmente el exceso de agua que hincha las fibras de lana y seda. Por último, se elimina la mayor cantidad posible de agua, empleando para esta operación papel de celulosa absorbente. Una vez terminado este proceso, se deja el tapiz depositado en plano sobre la batea para que seque a temperatura ambiente.

4. Restauración

El delicado estado de conservación de los paños requería, ante todo, su estabilización estructural. El procedimiento empleado ha sido el “punto de restauración”, un tipo de costura en forma de líneas paralelas y apenas perceptibles, que ofrece una alta capacidad de consolidación de urdimbres y tramas con un mínimo de intervención. En las lagunas (pérdida total de tejido) y las áreas con abundancia de urdimbres desnudas, se han utilizado como base de la consolidación soportes parciales teñidos en diferentes colores que se han sobrepuesto al soporte general, una forma de reintegración visual similar a la “mancha neutra” en pintura.

Para el forrado y acoplamiento del sistema de suspensión se ha empleado un algodón ecológico 100% libre de aprestos y gran ligereza para no añadir peso innecesario al delicado tejido de los tapices. El sistema de unión del forro con el tapiz es mediante líneas de bastilla, paralelas y contrapeadas, que permiten el movimiento higroscópico del algodón. Como sistema de suspensión se ha empleado una cinta de velcro que permite una superficie de contacto continua entre el tapiz y el soporte, de manera que su peso queda repartido y no se producen puntos críticos de tensión.

5. Informe final y exposición

Foto: Kike Taberner.

Todo el proceso de intervención ha quedado recogido en un completo informe, de este modo, cada tapiz dispone de algo similar a lo que es la historia clínica de un paciente, es decir, un historial que puede ser muy útil tanto para su futura conservación como para la investigación histórica. Para el montaje definitivo de los cuatro tapices en la Capilla del Monumento, Iberdrola ha dotado a ésta de un sistema de iluminación basada en tecnología LED, que no emite rayos infrarrojos ni ultravioletas, que permite mostrar con la máxima fidelidad las cualidades cromáticas y los materiales de los tapices sin afectar a su conservación. La complejidad de la intervención ha hecho que el presupuesto y los plazos previstos aumenten. Por ello, se ha decidido devolver y exhibir ya los cuatro primeros tapices recuperados, los correspondientes a La Gracia y La ira y la pereza, de la serie de Moralidades, y La llamada de los operarios y El pago del denario, de La parábola de al viña. Se encuentran todavía en restauración La gula y la lujuria, del conjunto dedicado a los vicios y virtudes, cura rehabilitación acabará entre enero y febrero, y Escenas de la vida de Salomón, que estará listo en el 2018.

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