VALENCIA. Vaya por delante que la primera condición que un business angel debe cumplir es disponer de un capital y estar dispuesto a arriesgarlo, y mucho, invirtiéndolo en proyectos de terceros en sus fases más tempranas.
Dicho esto, el análisis de los perfiles y motivaciones que llevan a una persona a convertirse en business angel según el "Informe Business Angels AEBAN 2016", resulta poco menos que revelador: el 56% tienen más de 45 años, la gran mayoría de ellos están o han estado recientemente en puestos directivos, el 60% hace menos de 5 años que se ha iniciado en este mundo, la gran mayoría son hombres y casi el 98% se decanta por la coinversión como fórmula más adecuada para tomar participación en una startup.
Déjenme hacer un paréntesis, desde mi condición femenina, en relación a la casi inexistente presencia de mujeres inversoras: sólo el 8% de los business angels en España son mujeres, cifra muy por debajo de lo que pasa en Reino Unido (14%) o EEUU (20%). Aunque en España existe alguna iniciativa para potenciar el papel de la mujer inversora, como es el caso de la red SWAN, Spanish Women Angels Network, lanzada por Seed&Click Angel Network hace apenas cuatro meses, no es difícil concluir que algo ocurre cuando no se consigue motivar a este colectivo. Es posible que exista una correlación entre el menor número de mujeres inversoras y el menor número de mujeres en puestos directivos pero, en cualquier caso, este extremo debiera ser objeto de un estudio en detalle.
Volviendo al tema principal, el perfil del business angel antes dibujado nos llevaría a concluir que éstos son individuos con mucho talento y experiencia en gestión empresarial en diferentes sectores productivos, con una cierta querencia al riesgo, casi tan novatos en su etapa inversora como el emprendedor en su etapa emprendedora y que pueden, y muchas veces quieren, aportar valor y conocimiento a la startup.
Es casi una máxima entre los business angel destacar la importancia del talento del equipo emprendedor, al extremo de anteponerlo a la propia idea de negocio como criterio para evaluar la conveniencia de acometer o no una inversión. El principal valor de una startup es pues el talento, ese intangible talento junior. Luego, en menor medida, viene la idea de negocio, las métricas, el Business Plan, las perspectivas… pero, en primera instancia, el talento.
Y el principal valor de un business angel es el talento senior, la experiencia y lo que puede aportar al proyecto. Luego, y en menor medida, su aportación monetaria.
No se trata en absoluto de que el business angel se inmiscuya en la gestión diaria del negocio ya que eso es responsabilidad del equipo emprendedor, pero sí de establecer vínculos con él para que ese talento senior enriquezca al talento junior y ¿por qué no?, viceversa. Y así conseguir el objetivo común de ambos que no es otro que la startup crezca rápidamente y, si es posible, de forma exponencial, para rentabilizar la inversión de uno y alcanzar el sueño del otro, por lo que alinearse, sumar esfuerzos y trabajar juntos es imprescindible.
Seguro que de éste y otros temas podremos hablar en el próximo Congreso Nacional de Business Angels que se celebra en Valencia el 24 de noviembre.
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Victoria Majadas, Gerente Cellnex Telecom