VALÈNCIA. A pesar de que Liebreich haya entrado con buen pie, no todas las tardes a ser tan afortunadas como las precedentes, y la de este miércoles nos sirve para rebajar las expectativas no tanto del nuevo titular de la orquesta, y sí en la respuesta que esta última puede dar al buen trabajo del director bávaro. Es evidente que queda mucho por hacer. La seca, aunque mejorada acústica del teatro Principal dista de ser una aliada de los músicos en obras presididas tan transparentes y en la que todo queda tan expuesto, más cuando no se trabaja con una gran masa orquestal. No, ciertamente no fueron los mejores Mozart y Rossini posibles, para ser sinceros.
La sinfonía “Praga” conocida como la sinfonía sin minué, por carecer de ese movimiento, es una de las obras maestras del último sinfonismo mozartiano y se inicia con una introducción solemne que con el movimiento central fue lo mejor de la interpretación. Liebreich conoce esta música perfectamente y sus peculiaridades idiomáticas, y estoy seguro que, con el tiempo, escucharemos mejores traducciones de estos compases. En este caso al allegro le faltó el espíritu que se manifiesta cuando los músicos, más libres, no están preocupados y ocupados por cuestiones técnicas que además en ocasiones no llegaron a buen puerto en cuanto a la afinación y en los ataques. Más interesante se mostró en el introspectivo movimiento central, y en el de cierre se sucedieron demasiadas precipitaciones y aceleraciones en una lectura en la que se transmitió más una sensación de salvar los muebles que estar disfrutando con esta música magistral.
No se le vio del todo cómoda a Nuria Rial en el papel de Pamina con su “Ach ich fühl's”, un aria mozartiana en la que la apariencia de sencillez oculta una sucesión de dificultades que se han de abordar con un control absoluto del canto. Sin ser un aria de exhibición la línea melódica presenta saltos, requiere fiato, subidas a las zonas más agudas sin perder la línea… Es aquí donde más sufrió hasta el estrangulamiento de la emisión en una ocasión y la partitura fue, en definitiva, salvada por oficio. También de la flauta mágica “Dies Bildnis ist bezaubernd schön” el tenor Martin Mitterrutzner mostró suficiencia en la proyección de la voz, aunque su canto fue poco homogéneo alternando el canto natural con el recurso al engolamientos y dificultades en notas de paso. Pareciera como si para ambos no se hubiera elegido convenientemente las obras a interpretar. De “La finta giardinera” el dúo - “Dove mai son" - Tu mi lasci”, transcurrió algo mejor.
La obertura de la Italiana en Argel, esa joya concentrada en menos de diez minutos tampoco gozó de una traducción memorable por los músicos de la orquesta. Liebreich procuró trabajar con inteligencia con los contrastes dinámicos y en este concreto aspecto sí que lo logró y quizás fue lo más interesante, pero esto no quita que la versión de conjunto fuera más bien plúmbea sin lograr transmitir esa joie de vivre de las oberturas propias de las óperas bufas rossinianas.
Disfrutamos mucho del arpa de Luisa Domingo en el “All’ombra almena de la ópera “Il Viaggio a Reims” y no tanto de una Nuria Rial que volvió a percibirse incómoda con este repertorio de acuerdo con sus posibilidades canoras. Parecerá que este crítico es recalcitrante en su idea pero, de nuevo, el posterior recitativo Intesi, tutto intesi“ como en la complicada aria “Tu seconda il mio disegno", ambas para tenor, mostraron de nuevo, esta falta adecuación para sus posibilidades con una coloratura, entre otras cuestiones, llevada a trancas y barrancas. Finalmente el duetto de “La gazza ladra “Forse un di conoscerate” al igual que ocurriera con la parte mozartiana, se pudo corregir un tanto la situación despidiendo el público a ambos cantantes con una sonora ovación.
Pensábamos que la Suite elegida, de cuatro números, del Lago de los Cisnes al menos nos dejaría un mejor sabor de boca pues no comenzó nada mal, con una poética Scene y bien fraseada por la aumentada cuerda, en un repertorio que se le da considerablemente mejor a estos músicos. Los problemas llegaron con la siguiente Scene en la que, salvo el arpa de Luisa Domingo, lo mejor de la noche, sin lugar a dudas, los demás solistas no tuvieron su mejor velada. El concierto finalizó con un Valse que dejó más que satisfecho a un público que llenó patio de butacas y palcos del decimonónico teatro valenciano. Previamente a este último número, el director alemán se dirigió desde el podio, en valenciano, al respetable para felicitar las fiestas.
Ficha técnica
22 de diciembre de 2021
Teatro Principal
Obras de Mozart, Rossini y Tchaikovsky
Nuria Rial, soprano, Martin Mitterutzner, tenor
Orquesta de Valencia
Liebreich, director musical