Cada 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio
CASTELLÓ. Welcome septiembre, el mes de los nuevos retos, de ir al gimnasio, a clases de inglés, de volver a cuidarse y de coger más responsabilidades. La 'vuelta al cole', o lo que viene siendo la vuelta a la rutina, se siente igual de estimulante cuando eres adulto que joven. Pero eso sí, como decía la periodista Lucía Marquez -en una columna de opinión para este diario- que ser productivas no se convierta en "el perverso leitmotiv de nuestra rutina". "Hemos interiorizado que el estrés es una parte más de nuestro día a día. Podemos estar exhaustas e histéricas, anuladas por el agotamiento físico y mental y, al mismo tiempo, con la sensación de que nos quedan cinco minutos para explotar y cubrir la ciudad con nuestras vísceras. Estamos ahogadas en nuestra propia cotidianeidad, subidas a un tiovivo infernal que no para nunca. El aburrimiento es un lujo inalcanzable", escribía en el artículo 'De profesión: cansada'.
Todos queremos cumplir en septiembre. Ya sea por la presión académica o por la presión laboral. Pero, en esa lista de obligaciones que aparecen de golpe en nuestro día, hay que dejar algo de espacio para cuidar también de nuestra salud mental. ¿Cuánto tiempo dedicamos a escuchar, realmente, a nuestro cuerpo? No a ir un día al médico porque nos encontramos físicamente mal, sino a pararnos a pensar cómo nos sentimos y por qué estamos así. Pues justo en esas coordenadas se mueven dos proyectos artísticos nacidos este año. De un lado, la valenciana Melany Domínguez, quien cursó Periodismo en la Universitat Jaume I de Castelló, ha lanzado 'Feel Good Journal', un diario guiado e ilustrado que ofrece a lo largo de sus páginas una serie de ejercicios creativos y actividades para hacernos pensar y llevar un control, por ejemplo, sobre el sueño o nuestro consumo de pantallas. De otro lado, la psicóloga Marta Panizo ha trasladado sus conocimientos hasta el libro Salir del laberinto: una guía joven para combatir la ansiedad, ilustrado por la vila-realense Núria Tamarit.
Siempre le ha gustado a Melany escribir y, como no podía ser de otro modo, de pequeña tuvo su propio diario. Uno de esos cuadernos en los que se dejaba por escrito las vivencias y pensamientos que habían ocurrido a lo largo del día y que, si eras cuidadosa, cerrabas bien con llave. Sin embargo, la escritura fue evolucionando con el paso de los años hasta que la valenciana se dio cuenta de la función terapéutica que ésta podía llegar a tener. "Cuando fui a terapia por primera vez me recomendaron que escribiera. También a algunos amigos. Así que como siempre he sido una gran consumidora de libretas, empecé a investigar y encontré que en países anglosajones, sobre todo Reino Unido y Estados Unidos, existen diarios que te animan a escribir de una manera más guiada. Muchas veces te apetece escribir, pero lo dejas estar porque te hace falta algo que te vaya motivando o te enganche. O directamente hay personas a las que les da miedo el folio en blanco", explica Domínguez.
Así que convencida de su efecto, adquirió varios de estos journals (diarios) para ponerse a escribir y a reflexionar sobre sus pensamientos, pero pronto notó que les faltaba algo: no eran lo suficiente "divertidos" o "estimulantes". "Parece que todo lo relacionado con la salud mental tiene que ser de color beige, blanco o negro. Deben ser tonos neutrales y tener ese toque místico que a mí personalmente no me atrae tanto", cuenta.
Fue entonces cuando la comunicadora se animó a crear su propia marca, It's OK Generation que tendría como producto principal el 'Feel Good Journal'. Unos diarios que han sido diseñados por la alicantina Bego Martínez y la gallega Antía Antepazo, y que buscan rebajar el estrés que puede causar autoanalizarnos con unas páginas llenas de color y explicaciones divertidas, las cuales han sido supervisadas por diferentes psicólogos.
"Hemos intentado que sea muy cercano, pero sin ser ñoño. Existe un personaje dentro que es un conejo al que no le damos nombre, simplemente nos referimos a él como bunny (conejo en inglés) y con el que buscamos que represente tu yo interior. Que sea una forma de que también te sientas acompañado en el viaje de la escritura y que no sea tan frío. Nuestra idea es que pueda convertirse en algo divertido, pero sobre todo que enfrentarte a tu diario sea estimulante, porque hay días que te puedes sentir menos inspirada, pero con los diferentes ejercicios te empujamos a ello", apunta Domínguez.
No es el journaling una práctica todavía muy extendida en España. No obstante, la valenciana ha logrado agotar en apenas unas semanas la primera edición de su producto. Sus consumidoras son, mayoritariamente, mujeres. Y, aunque se podría pensar que este tipo de escritura está enfocada a jóvenes, también hay mujeres en torno a los 50 años que se han interesado en él. "Creo que a día de hoy sí hay una conciencia generalizada sobre la importancia de cuidar de la salud mental. De hecho, me he topado con personas que nunca habían oído hablar de esto, pero que sí tenían ganas o curiosidad de probar los beneficios de escribir."
En su caso, si tuviera que quedarse con solo un par de secciones del diario sería El mood en píxeles, una especie de tabla periódica donde aparecen los diferentes días de la semana y unos recuadros en los que pintar cómo te sientes cada día, después de adjudicar a cada estado de ánimo su color. "Es un ejercicio muy visual que te ayuda a analizar cómo te has sentido. A veces tenemos un día malo y ya se nos nubla el resto de la semana, cuando si te fijas ves que fue, eso, solo un día. Creo que esto nos puede ayudar a cambiar de perspectiva. Además, puedes señalar los días que menstruas, por ejemplo, y ver cómo te está afectando." También, Melany quiere destacar la página Mi cuerpo me permite disfrutar de la vida, que consiste en agradecer a nuestro cuerpo todas las cosas que nos permite hacer. "Quien más o quien menos, pero todos rechazamos nuestro cuerpo o siempre hay algo que nos gustaría cambiar. Aquí proponemos que reflexiones sobre las cosas que tu cuerpo te deja hacer, más allá de lucir guapo o guapa. Podemos tener unos brazos más duros o más flácidos, pero qué suerte tenemos de que nos permitan valernos por nosotros mismos. Si se nos rompe uno, enseguida nos damos cuenta de su valor".
Resulta curioso, con todo, que este tipo de diarios de agradecimiento se pueden hacer si se quiere en compañía, dejando las vergüenzas de lado. Ha creado su impulsora, incluso, un canal de Telegram donde compartir la evolución del diario. Y, por otro lado, se confirma otra tendencia: las prácticas manuales siguen al alza frente a la digitalización. Así lo cree también la creadora de 'Feel Good Journal': "Durante prácticamente toda mi experiencia profesional me he dedicado al mundo digital. Son muchas horas de pantalla y luz azul. Echaba de menos coger un boli y canalizar todas esas cosas que están en mi cabeza. Dejemos de pasar tanto rato frente a las pantallas".
Comprendida la importancia de cuidar de nuestra salud mental, en Salir del laberinto animan a hacerlo, además, cuanto antes: en la adolescencia. Es, sin ir más lejos, la ansiedad la principal causa de trastorno mental entre la población joven. Una emoción que, de no cuidarse a tiempo, puede desencadenar en depresión, intentos de suicidio u otras patologías, como así explica la psicóloga y autora de este libro Marta Panizo.
"En lugar que reparar a adultos, que son los que más encontramos en nuestras consultas por no contar con una educación emocional, es importante también crear un plan de prevención entre los adolescentes. Hay que ayudarles a que crezcan entendiendo todo lo que les pasa, para que no cronifique", señala Panizo, quien pensó que, por eso, sería interesante crear una "guía joven para combatir la ansiedad". Salir del laberinto se nutre de todo tipo de recursos para ayudar a descifrar los mensajes que nos envía nuestro cuerpo, así como entender cómo puedes convivir con las emociones -también las menos agradables- y cómo lidiar con los imprevistos. Y es que, a menudo las angustias de la adolescencia, se convierten en problemas que no se sabe gestionar: ansiedad social, pensamientos obsesivos, presión académica, problemas familiares... "Todo va sumando e ignoramos la ansiedad hasta que se manifiesta de forma descontrolada. Cuando nos desborda".
En este sentido, asegura la psicóloga que los adolescentes pueden encontrar en su guía "mucha validación" y conceptos diferenciados como el estrés, la ansiedad, el ataque de pánico o el nerviosismo, "los cuales se entremezclan a menudo, aunque surgen por diferentes razones". "El libro es una herramienta para trabajar con todas estas emociones", reitera.
Así mismo, en este caso también la ilustración se convierte en una herramienta poderosa para transmitir y hacer llegar toda la información al lector. "Un tostón sobre emociones y ansiedad ninguna persona joven se lo va a leer. Queríamos, por eso, que resultara atractivo". Es aquí cuando entra en acción el importante trabajo de la vila-realense Núria Tamarit. A la ilustradora, autora de cómics como Loba boreal y Dos Monedas, se le planteó un reto complejo con el libro. Había de traducir en imágenes un texto extenso que, además, debía transmitir cierta positividad.
"Las ilustraciones tenían que ser una metáfora de las sensaciones de las que se hablaba en el texto. Debían funcionar como un vehículo narrativo y aportar ritmo a la lectura, pero además debía aportar luminosidad y algo de optimismo. Principalmente el reto fue ese, que se hable de temas tan duros, complejos o negativos, y tener que crear ilustraciones que no generarán más miedo", señala la artista. Reconoce, en este sentido, que algunas viñetas fueron descartadas por ser "muy oscuras".
Con todo, pese a ser una obra que se dirige a adolescentes, también aquí las creadoras han encontrado interés por un público adulto que se interesa por conocer más sobre su salud. "El feedback está siendo bueno. La gente nos dice que lo compran para regalárselo a los adolescentes, pero muchos también se lo quieren leer, porque encuentran respuestas que no conocían", afirma Marta Panizo. E igualmente, Tamarit cuenta que su madre tiene 60 años y se lo ha leído y le ha gustado. "Quitando algunas páginas, todo es super traducible al mundo adulto. Todo resuena".