A la espera de que se pueda convocar una plaza a largo plazo, Hacienda solo permite parches de meses
VALÈNCIA. Cinema Jove sigue en la cuerda (más o menos) floja, y otra vez, la continuidad del proyecto depende de un concurso. El contrato de Carlos Madrid caduca el 31 de diciembre, dentro de tres meses. Y después de un año desde el anterior apaño, Cultura no ha conseguido cambiar la situación de inestabilidad que rige actualmente el festival de cine más importante de la Comunitat.
El puesto de dirección vuelve a estar en el aire, y el concurso que le dará continuidad a partir de 2020 volverá a ser la misma solución temporal. "El procedimiento será exactamente el mismo, desde el Institut Valencià de Cultura se está trabajando por conseguir sacar una plaza más estable, pero mientras no exista la posibilidad, es preferible esta solución a tener la plaza vacante de manera indefinida", comentan fuentes del organismo. De esta manera, la duración del contrato volverá a depender del criterio de Hacienda.
La plaza quedó desierta en septiembre de 2018, cuando la Administración encontró ciertas irregularidades en el primer contrato de Carlos Madrid. En la práctica, el actual director de Cinema Jove siguió yendo a festivales, seleccionando films y haciendo gestionen del día a día. No fue hasta marzo de 2019, a menos de cuatro meses de su celebración, cuando el IVC dio a conocer la solución: un concurso al que solo se presentó el propio Madrid. La duración del contrato, a propuesta de la institución cultural, iba a tener una duración que permitiera al ganador de este gestionar dos ediciones, desde abril de 2019 hasta octubre de 2020. Sin embargo, Hacienda acotó la propuesta hasta este diciembre que viene.
La primera rueda de prensa de presentación de la última edición fue poco menos que un tercer grado ante la perplejidad de la falta de estabilidad de un proyecto de este calado. Allí Albert Girona, exsecretario autonómico de Cultura y Deporte, declaró que "en su opinión, el director de Cinema Jove no debería estar contratado todo el año sino unos meses". Desde el IVC el sentir es diferente: "el proyecto de Cinema Jove debería abarcar todo el año, no solo una semana, y en ese sentido, necesitamos alguien que esté gestionando el proyecto los doce meses".
Para entender el contexto del festival, hay que saber que las ediciones se empiezan a trabajar durante el mes de octubre o noviembre; en marzo se preparan protocolo, producción y las actividades que sucederán durante la semana del festival; tras el verano, en septiembre se suelen hacer números y cerrar cuentas pendientes. Y vuelta a empezar.
Con este concurso que va a suceder, puede darse el caso de que Carlos Madrid no sea la persona elegida y la edición de 2020 esté gestionada en parte por Madrid y en parte por alguien ajeno al festival. Este diario se ha puesto en contacto con el actual director y ha confirmado que se presentará al concurso.
Los plazos que se barajan para este nuevo concurso, cuyas bases no tendrán novedad alguna sobre las anteriores, es que entre octubre y noviembre se envíen a Hacienda para su aprobación y se convoque inmediatamente después. Si los tiempos no se cumplen estrictamente, también se puede dar la situación de que la plaza quedara desierta unas semanas como este año, y la gestión quedara en pausa o atendiendo solo a urgencias.
Tanto desde el IVC como Carlos Madrid han declarado a Culturplaza que la nueva secretaria autonómica aún no ha tratado con ellos este asunto aún. En una entrevista en este mismo diario, Raquel Tamarit declaro que "hay que buscar una solución a más largo plazo. Que dure más. No solo me refiero a un contrato anual, sino que esa persona sepa que es la directora de esto". Y añadía que "normalmente cuando una persona se dedica exclusivamente a algo las cosas pueden salir mejor".
El tiempo dirá cuál es el modelo que propone la nueva secretaria autonómica y la celeridad con la que el Consell ponga una solución encima de la mesa que abarque más de unos meses. Y de fondo, la idea de crear una Fundación, el modelo habitual en los festivales al que el Consell siempre ha dicho que no.