VALENCIA. Los restos humanos más antiguos de la Comunidad Valenciana, las primeras huellas del ser humano en España, pueden hallarse entre Chelva y Andilla, en El Alto de las Picarazas. El descubrimiento azaroso de una cueva ha permitido a los arqueólogos de la Generalitat encontrar un vivero de restos arqueológicos que podrían dar pistas sobre los primeros emplazamientos del ser humano en la Península Ibérica.
El hallazgo fue tan casual como exige la tradición. Ocurrió durante unas obras del parque eólico Peñas de Dios II que impulsa la empresa Renomar, participada por Acciona. Durante los trabajos para instalar una de las zapatas de cimentación, los técnicos hallaron la cavidad y aplicaron el protocolo.
Eso fue en 2007. Como quiera que la obra, inintencionadamente, derribó parte del yacimiento, durante 2008 se realizaron excavaciones para recuperar parte del material perdido. Lo mismo sucedió en 2009. Los últimos trabajos se realizaron en 2010 y ya con los materiales hallados se comenzó a investigar. Laboratorios, pruebas, comparaciones, estudios de paleomagnetismo... Las piezas del puzzle empezaban a encajar. A la perfección.
Tres años después los resultados confirmaban las primeras impresiones. "Indiscutiblemente", dice el arqueólogo Rafael Martínez, uno de los cuatro responsables de la investigación, "se trata de uno de los yacimientos más antiguos de Europa". Para confirmarlo, piedras talladas, de las que los homínidos usaban para cortar la carne de sus presas, y hasta huellas de dentición humana en un hueso, que se han datado en una franja que va de 1,3 a 1,5 millones de años de antigüedad. Bienvenidos al Pleistoceno Inferior.
BUSCANDO A HOMO SP
Al habitante o habitantes de esas cuevas se le ha llamado Homo sp y se le está buscando en la zona, de por sí agreste, entre peñascos y rocas. La campaña de excavaciones, que se inició hace dos meses, la está gestionando CulturArts Generalitat, a través del Ivacor, y se enmarca dentro del 'Proyecto Prometeo' sobre Poblamiento Paleolítico de la Comunitat Valenciana que dirige la Universitat de València.
La consellera de Educación, Cultura y Deporte, María José Català, ha visitado este lunes la excavación y junto a ella se encontraba el arqueólogo Martínez, y la subdirectora del Ivacor, Carmen Pérez, que le han ido detallando todos los hallazgos. Era la puesta de largo de una investigación que dura más de un lustro. Dentro de unas semanas concluirán las excavaciones hasta, aproximadamente, marzo de 2013, fecha en la que se retomarán en la medida que el presupuesto lo permita.
Para los arqueólogos está claro que el yacimiento es de "excepcional importancia". Y Martínez, sin lanzar las campanas al vuelo, no descarta que aparezcan en breve restos de Homo sp entre los materiales que han recopilado estas semanas: una mandíbula, un hueso... Una idea a la que se apunta Carmen Pérez quien incide en el hecho de que en la zona se han encontrado huesos calcinados, "una cosa extraña" ya que el uso del fuego se consideraba posterior.
Restos de comida, restos animales, utensilios... La esperanza de encontrar a Homo sp es alta, habida cuenta la experiencia. Así lo recuerda Martínez. "Hay que tener en cuenta que los seres humanos entonces eran cazadores y presas, así que podemos encontrar restos ya fuera porque muriesen allí o porque fueran cazados", comenta. "Estamos empezando los trabajos y aún queda mucho por descubrir", apunta Pérez.
Los indicios y restos que ya se han estudiado hacen del Alto de las Picarazas uno de los yacimientos con presencia humana más antiguos de Europa junto a Pirro Nord, en Italia, que se ubica en la misma franja de tiempo, entre 1,3 millones y 1,5 millones de años de antigüedad.
TAN ANTIGUO COMO ORCE O ATAPUERCA
De cronología similar serían los yacimientos de la Península Ibérica de Fuente Nueva-3 y Barranco León-5 en Orce con 1,3 millones de antigüedad, y la Sima del Elefante de Atapuerca, que se sitúa entre 1,4 millones y 780.000 años. Los antepasados valencianos de la comarca de los Serranos serán tan antiguos como los que más.
Encontrar un resto humano sería dar un paso de gigante pero Martínez insiste en destacar el valor que de por sí tiene El Alto de las Picarazas. "La información que nos dará nos permitirá una reconstrucción ambiental de la época muy precisa, qué especies consumían los homínidos, cómo las consumían... Apenas hay información de entonces", afirma. En cierto modo, el día que las máquinas del parque eólico horadaron la tierra y dejaron al descubierto la cueva, abrieron una puerta en el tiempo. Ahora toca interpretar lo que hay detrás de ella.
