Cultura y Sociedad

El inclasificable Manuel Valencia viaja a su insólito cerebro en su primera película

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VALENCIA. "Es una cosa rarísima. Es una mezcla entre un documental costumbrista y una ficción surrealista". Quién habla así es Manuel Valencia. Crítico de cine peculiar, artífice del fanzine 2.000 maniacos que cumple ya 25 años de existencia, cineasta atípico y realizador de videoclips, personaje ineludible de la contracultura española, este miércoles presenta en la Filmoteca de Valencia Manolín, un film que él mismo describe como experimental, que se rodó con tres personas y tuvo un presupuesto de 2.000 euros.

"Lo que hago yo es observar las cosas. Las Fallas de Valencia o la Semana Santa en mi pueblo de Cuenca, Cervera del Llano, están reflejadas de manera documental. El resto no. El resto es un viaje delirante a lo más profundo del cerebro de un piscópata", explica. Un viaje sin explicación, ni moraleja, ni final, ni nada que se le parezca. "La gente se queda bastante shock", comenta. "Hago películas para no matar a gente", añade entre risas.

Manolín se presenta este miércoles a las ocho de la tarde, en la Sala Berlanga. Rodada a lo largo de un año y editada en seis, Manolín tiene a gala ser una de las películas más radicales e inclasificables del último cine español. Entre ese espíritu de documental costumbrista y ficción surrealista, Manolín dura sesenta minutos pero no tiene diálogos.

Manolo Valencia, durante el rodaje, con su montador Luis Sánchez Toledo.

Filmada en los campos de naranjos de Castellón, el Festival de Cine de Terror de San Sebastián, Londres y con las citadas aproximaciones a las fallas valencianas o a la Semana Santa conquense, Manolín es cualquier cosa menos una película al uso, un viaje lisérgico al interior de la mente de un psicópata obsesionado con la religión, las drogas y los juguetes.

Manolín se estrena dentro del ciclo Cincuenta Aniversario de la Cartelera Turia en el que se proyectan películas dirigidas por colaboradores históricos o actuales de la publicación. Aunque pocas pueden llamar tanto la atención como ésta. "Manolín es una película que no deja indiferente: o la amas o la odias", advierte su director, guionista, productor y protagonista.

"Es un viaje a lo más profundo de la locura humana", prosigue. "Está rodada de forma totalmente artesanal y mezcla violencia, religión, tradición y humor. Es la película que unos buenos padres nunca dejarían rodar a su hijo", concluye. Hoy podrá comprobarse en las reacciones de los espectadores que asistan a su estreno.

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