Cultura y Sociedad

Estrenos de la semana: 'El último lobo': Jean-Jacques Annaud hace las paces con China

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MADRID (EP). El cineasta francés Jean-Jacques Annaud estrenó en 1997 el drama Siete años en el Tibet, protagonizado por Brad Pitt, una cinta que narra la experiencia del alpinista austriaco Heinrich Harrer en el Tíbet entre 1944 y 1950 y que no fue bien recibida en China, donde tuvo incluso una acogida "hostil" por parte del Gobierno.

Ahora, el cineasta ha conseguido resarcirse de aquella reacción y hacer las paces con este país con la adaptación cinematográfica de la novela El último lobo, la novela autobiográfica homónima que el escritor chino Lu Jiamin publicó en 2004 y que tuvo un gran éxito, que ahora el francés ha convertido en una versión "arriesgada" y "romántica".

"Estaba muy triste porque Siete años en el Tíbet había sido percibida como una película hostil para la China contemporánea", recordó el director durante una entrevista concedida a Europa Press con motivo de su visita a España para presentar este largometraje. "Vengo de un país en el que hemos sufrido muchas guerras y hemos pasado la esponja, luchas con pueblos que son amigos nuestros actualmente", dijo.

A pesar de las críticas que recibió, una delegación de productores del país asiático llamó a su puerta y le propuso que llevase a la gran pantalla esta novela. "Me dijeron: China ha cambiado, eres bienvenido, eres nuestro huésped", reveló el director de cintas como El oso o El nombre de la rosa, quien se sumerge en esta ocasión en una historia que toma como escenario la estepa de Mongolia.

El protagonista de la película, que se desarrolla en 1969, es Chen Zhen, un joven estudiante de Beijing que viaja a Mongolia para educar a una tribu de pastores nómadas. Allí, atraído por la relación mística entre los lobos y los pastores, decide capturar un lobezno para intentar domesticarlo y surge una emotiva relación que se ve amenazada cuando las autoridades deciden eliminar todos los ejemplares.

Según confiesa, sintió interés por este proyecto porque le dejaron "libre" para hacer lo que quisiera y para dar su propio punto de vista, por lo que se tomó "todas las licencias" posibles para construir esta historia. "Un libro y una película son cosas diferentes así que lo que hice fue ser sincero con mi lectura, es mi visión y se convierte en mi película", explicó.

Annaud describe El último lobo como una película "arriesgada, peligrosa y difícil, tanto por la distancia como por el clima". Sin embargo, al mismo tiempo aseguró que ha sido "increíblemente formidable de hacer". "Ha sido una experiencia romántica, ha habido ternura en plató, algo poco común que no se ve siempre en la pantalla", concluyó.

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