Cultura y Sociedad

ARTE CLÁSICO

La restauración de la Virgen desmonta las mentiras y leyendas en torno a la imagen

  • Carmen Pérez observa las pinturas del camarín.
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Carmen Pérez observa las pinturas del camarín de la Virgen.

VALENCIA. Decía el cineasta Werner Herzog, cuando estuvo en Valencia trabajando para el Palau de les Arts, que las imágenes e iconos como el Santo Grial tienen un valor especial. Para él daba igual que fuesen auténticos o no, que fuera de verdad la copa que usó Cristo en la última cena o una mera antigüedad contemporánea a Jesús; cuando unos objetos han sido venerados durante siglos, decía, son especiales porque "la gente los ha hecho especial". Algo que sucede también con la Virgen de los Desamparados, la Geperudeta.

"La Virgen no es política ni teología; la Virgen es otra cosa, algo más", asegura una de las restauradoras que participa en la restauración de la imagen. Una afirmación que se corrobora al enumerar el listado de sorpresas que se han topado conforme devolvían la imagen a su estado natural.

Los trabajos que están realizando los técnicos del IVACOR se está convirtiendo en una mina de anécdotas y una batería de argumentos para desmontar muchas de las mentiras y leyendas que han rodeado a la Geperudeta. Los restauradores que dependen de CulturArts, y que están siendo dirigidos por la subdirectora Carmen Pérez, están sorprendidos por los constantes hallazgos.

Entre otras cosas, porque la Virgen es en sí un pequeño tesoro ya que en su interior se han encontrado joyas como una amatista con talla de diamante que los historiadores creen que formaba parte de algún anillo. La pieza la descubrieron las restauradoras de metal cuando iban a proceder a limpiar la peana donde se encuentra la figura. La joya, del tamaño de una cereza, apareció en el interior de la pieza metálica.

UN AJUAR CON JOYAS QUE SE HAN CAÍDO DURANTE CIENTOS DE AÑOS

Pérez explica que esta amatista no es muy valiosa en sí pero tiene el encanto de ser histórica y forma parte de un 'ajuar' que han encontrado y que es producto de los avatares de seiscientos años de devoción, como agujas del pelo con perla, lágrimas de amatista... "Aunque ninguna está tan bien tallada como ésta", conviene.

Los estudios científicos previos y los trabajos de restauración de la imagen, que han sido financiados por la Fundación Hortensia Herrero y controlados por la Cofradía de la Virgen, han permitido desmontar muchos de las mentiras y leyendas que rodean a la imagen. Especialmente con las que hacen mención a los daños que sufrió la imagen en el inicio de la Guerra Civil. Una de las que ha circulado en el último medio siglo sobre la imagen fue que había sido fusilada por los republicanos. Es una vulgar mentira.

La restauración ha descubierto que la imagen no tienen ningún orificio producto del fusilamiento y que de hecho no se han encontrado restos de bala en todo el camarín. En este sentido la catedrática de Restauración y subdirectora del IVACOR Carmen Pérez explica que en las radiografías no han visto que existan ni orificios de entrada ni de salida.

Igualmente, durante el proceso de investigación histórica se ha descubierto que la imagen de la Geperudeta con el rostro deshecho no fue producto de ninguna quema por parte de Así quedó la imagen tras el bombardeo fascista.descontrolados del bando republicano. Más bien al contrario, fue producto de las bombas fascistas que cayeron sobre el Ayuntamiento. Tal y como relata Emilio María Aparicio Olmos en su libro sobre la imagen, con los primeros disturbios de la Guerra Civil, para evitar males mayores el alcalde republicano José Cano Coloma, con la ayuda de las fuerzas del orden, se llevó la imagen al edificio consistorial donde citó al clavario de la Real Cofradía, el abogado José María Carrau Juan. Éste, tras llegar al ayuntamiento y verle la cara intacta, se arrodilló ante ella emocionado y ayudó al alcalde republicano a esconderla. La imagen quedó emparedada y no hubiera sufrido daño si los aviones del dictador fascista Francisco Franco no hubieran bombardeado la casa consistorial el 26 de mayo de 1937. En un alarde de manipulación, al concluir la Guerra Civil las fuerzas franquistas se encargaron de difundir el bulo de que la imagen había sido quemada. Pero la Virgen de los Desamparados, dicen los restauradores, jamás se quemó. 

UNA MÁSCARA DE YESO QUE NO ERA LA ORIGINAL

La imagen había perdido la máscara de yeso de la cara, que por supuesto no era la original de principios del siglo XV realizada con tela encolada y enyesada, al estilo de los belenes napolitanos, sino una posterior colocada encima, probablemente en el XVIII, y de la cual a principios del siglo XX, con ocasión de una restauración, se extrajo un molde. En 1939 el escultor Ponsoda reconstruyó la mascarilla perdida por el bombardeo, pero modelando un nuevo rostro tras rechazarse la oferta de utilizar el molde realizado a principios del XX que la familia del restaurador había ofrecido. En 1947 Carmelo Vicent realizó una nueva policromía del rostro, y en 1964 se le cambió el niño Jesús.

Para los historiadores la restauración también les ha ayudado a comprender el sentido último de la imagen, que está hueca y ha sido hecha a partir de tela, yeso, papel y madera de chopo. Su liviandad y el hecho de que por dentro no sea compacta se comprende como coherente con el destino que se le daba a la imagen, que se colocaba sobre los cuerpos de personas que, en la mayoría de los casos, al ser indigentes o marginales, eran enterrados en sacos. "Si la imagen hubiera sido compacta habría chafado los cadáveres", apunta Pérez.

Es por eso que en seis siglos apenas ha sufrido daños, ya que las escasas maderas de pino que la componen y que se añadieron a posteriori no han sufrido el ataque de xilófagos. También la endoscopia ha permitido descubrir un trozo de papel manuscrito en el interior de la cabeza, quizá un mensaje, pero que por su antigüedad, centenares de años, no se puede leer.

El que sí se ha podido leer es el mensaje que escribieron las bordadoras que tejieron el manto en 1942 que en la actualidad cubre a la Virgen de los Desamparados y que se realizó por suscripción popular pagada por los valencianos, como se encarga de destacar Pérez. Tras sacarlo y comenzarlo a desplegar, las restauradoras de téxtil hallaron en un pliegue un pequeño papel en el que se podía leer el nombre de todas las bordadoras que habían participado en su confección y una invocación: "Protege al mundo entero y, sobre todo, a Rusia".

Este manto así como otras aportaciones populares seguirán en la imagen ya que se estima que forman parte de la historia de devoción de la imagen. No sucederá lo mismo con el fajín impuesto por el dictador Francisco Franco, que será retirado por ser incoherente con la imagen, además de impedir verla en condiciones. El fajín será expuesto en el museo mariano, con otros añadidos del pasado.

La restauración afronta ahora su recta final. El 1 de marzo la Virgen de los Desamparados tiene que estar en condiciones de ser visitada y volver a la Basílica. Será durante estas Fallas cuando los valencianos podrán contemplar por fin la imagen tal y como estaba hace más de tres siglos y media cuando fue levantada, sin adornos ni joyas, y despojada de las mentiras del pasado.

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