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Roberto Verino seduce con el Lejano Oriente en la pasarela Cibeles
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MADRID (EP). El segundo desfile de la jornada inaugural de la Madrid Fashion Week estuvo bordado con los retales más exquisitos y cuidadosos de la cultura china, al más puro estilo japonés urbano a la vez que funcional. La parte femenina se remarcó por los colores vivos y las texturas ricas en tejidos, mientras que los hombres mostraron la sabia elegancia oriental.
La máxima de Roberto Verino es que la mujer se sienta a gusto y bella con prendas asequibles y funcionales y, una vez más, lo demostró sobre la pasarela Cibeles. Practicidad, modernidad y atemporalidad, son sus objetivos. En cuanto al hombre, cuyo indiscutible representante fue un elegante y estiloso Jon Kortajarena, el diseñador sigue decantándose por el traje clásico y perfecto, una prenda con el estilo de un alma viajera que no teme la aventura.
'Sol Naciente', así se llama la colección de Roberto Verino para la próxima temporada de otoño-invierno 2011/12, que comenzó con un desfile en el que los trajes clásicos de corte masculino con tejidos tweed y espiga y los bordados eran los grandes protagonistas. Los abrigos mongoles y estilo kimono con detalles en piel de zorro y obis de cuero, vestidos con asimetrías, trajes entallados con apliques y cierres orientales y pantalones de línea sastre con largo al tobillo, también tuvieron su particular hueco.
En un segundo pase de modelos, el dorado, a veces combinado con el color negro, desfilaron por la pasarela inundándola de gabardinas, sedas, faldas a la rodilla, chaquetas entalladas en cuello mao y, para él, abrigos de paño y piel en tonos marrones y tabaco.
Después de otro breve parón, el desfile arrancó con una explosión de colorido y elegancia en donde los rosas fucsia, azules, rosas palo o malva brillaron junto con los estampados florales o los bordados de pájaros. Glamourosos chaquetones de piel en vivo color y punto grueso y, en su vertiente masculina, trajes en cálidos tonos amatista.
Finalmente, el ambiente se envolció de la elegancia de la noche, en la que los vestidos espectaculares con largos al tobillo o hasta los pies sobresalieron por encima de lo demás, convirtiéndose en prenda estrella uno negro de lentejuelas, escote en v y sin mangas. Sin duda, el favorito del público. Las combinaciones del negro profundo y el rojo pasión también salieron triunfantes en esta última etapa del desfile.
Todas las modelos portaron unos zapatos de plataforma inspirados en los tradicionales okobo de Japón, adornados con el glamour y la sutileza de Swarovski Elements.
La máxima de Roberto Verino es que la mujer se sienta a gusto y bella con prendas asequibles y funcionales y, una vez más, lo demostró sobre la pasarela Cibeles. Practicidad, modernidad y atemporalidad, son sus objetivos. En cuanto al hombre, cuyo indiscutible representante fue un elegante y estiloso Jon Kortajarena, el diseñador sigue decantándose por el traje clásico y perfecto, una prenda con el estilo de un alma viajera que no teme la aventura.
'Sol Naciente', así se llama la colección de Roberto Verino para la próxima temporada de otoño-invierno 2011/12, que comenzó con un desfile en el que los trajes clásicos de corte masculino con tejidos tweed y espiga y los bordados eran los grandes protagonistas. Los abrigos mongoles y estilo kimono con detalles en piel de zorro y obis de cuero, vestidos con asimetrías, trajes entallados con apliques y cierres orientales y pantalones de línea sastre con largo al tobillo, también tuvieron su particular hueco.
En un segundo pase de modelos, el dorado, a veces combinado con el color negro, desfilaron por la pasarela inundándola de gabardinas, sedas, faldas a la rodilla, chaquetas entalladas en cuello mao y, para él, abrigos de paño y piel en tonos marrones y tabaco.
Después de otro breve parón, el desfile arrancó con una explosión de colorido y elegancia en donde los rosas fucsia, azules, rosas palo o malva brillaron junto con los estampados florales o los bordados de pájaros. Glamourosos chaquetones de piel en vivo color y punto grueso y, en su vertiente masculina, trajes en cálidos tonos amatista.
Finalmente, el ambiente se envolció de la elegancia de la noche, en la que los vestidos espectaculares con largos al tobillo o hasta los pies sobresalieron por encima de lo demás, convirtiéndose en prenda estrella uno negro de lentejuelas, escote en v y sin mangas. Sin duda, el favorito del público. Las combinaciones del negro profundo y el rojo pasión también salieron triunfantes en esta última etapa del desfile.
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