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Trini Miró: "La cultura no tiene base ideológica

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Empezó en política pensando que iba a ser una aventura temporal y lleva más de once años tomando decisiones. Trini Miró, consellera de Cultura, está satisfecha con el trabajo que está realizando para situar la cultura de la Comunidad en circuitos internacionales y se siente útil por ayudar a los artistas y colectivos culturales. En su curriculum incluye haber formado a más de 500 bailarines desde el Conservatorio de Danza de Alcoy, alguno de ellos formando parte del Ballet Nacional. Ya no baila en público, sólo con amigos y familia. Se considera una mujer de progreso, pero poco estrafalaria. Necesita la música para pensar y dormir para trabajar.


-¿La cultura tiene base ideológica?
-No. Lo que ha pasado es que los políticos de izquierda han ondeado la bandera de la cultura y algunos artistas se han contagiado. Otros han sido más imparciales y han vivido despolitizados preocupándose sólo de su trabajo artístico. Ese bulo de que la izquierda es la que ha hecho posible que la cultura crezca es mentira, porque los datos demuestran que es en gobiernos de derecha cuando la cultura se ha expandido.

-¿Se le ponen vetos a los artistas de izquierdas?
-Jamás. Cuando un artista es bueno no se miran las ideologías. Al contrario, muchos asesores culturales de la derecha han sido artistas de izquierdas declarados.

-¿La crisis agudiza las tensiones?
-Hay quien quiere aprovechar estas circunstancias complicadas para decir que esta consellera no mira por la cultura y eso no es cierto.

-¿Y qué puede aportar la cultura en tiempos de crisis?
-Trabajo. Hemos crecido un 85% en puestos de empleo en los últimos cuatro años. También percibimos que en estos tiempos hay una mayor demanda de cultura. A la gente le gusta ir a los teatros, a los museos... lo que avala la política cultural que estamos vertebrando. Y además solos, porque la Generalitat recibe muy pocas ayudas del Gobierno Central.

-¿Qué parte de la política es políticamente incorrecta?
-Los políticos que no saben administrar el dinero público y crear una sociedad mejor y aquellos que miran constantemente el pasado o su futuro político.

-¿Cómo puede acabar una bailarina en la política?
-Nunca fui bailarina profesional, aunque sí bailé con alguna compañía en algunos escenarios de Madrid y Barcelona. Sin embargo preferí enseñar ballet clásico y danza española en el Conservatorio de Danza de Alcoy que dirigí varios años. Entré en política a petición del candidato popular de Alcoy. Me animó a ir en la lista y llevar la concejalía de cultura.

-¿Conocía el mundo de la política?
-No, ni me lo había planteado. Sin embargo el que me dieran la oportunidad de gestionar la política cultural de mi ciudad me pareció muy atractivo. En aquellos momentos me lo tomé como una experiencia temporal.

-¿Del baile ni se acuerda?
-No tengo tiempo para dedicarle ni un minuto, pero es algo que llevo dentro. Nací bailando. A los seis años estaba matriculada en Bellas Artes. Y desde entonces estudié música, historia del arte, canto coral, estética...

-¿En su juventud soñó con bailar en escenarios multitudinarios?
-He bailado en muchos escenarios, pero al cumplir 31 años me planteé dejar paso a mis alumnas que estaban muy preparadas y dedicarme a la coreografía y la enseñanza.

-¿La danza es la niña mimada de sus preocupaciones culturales?
-No, son todas porque cada una de ellas en si es importante y en conjunto crean cultura.

-¿Qué espera aportar a la cultura valenciana?
-Todo lo que pueda dar de mí. La cultura requiere una buena gestión para poder ser referente en otros escenarios mundiales y creo que lo estamos consiguiendo con el Coro de la Generalitat, la Orquesta de la Comunidad Valenciana, el ballet... Tenemos buena materia prima de músicos, actores, pintores, escultores y bailarines.

-¿Qué espera que digan de usted cuando abandone la política?
-Cuando uno deja la política, al día siguiente todo el mundo lo ha olvidado. Personalmente espero hacer todo lo posible por ayudar a los demás. Es más una satisfacción personal por superar los retos marcados que el reconocimiento que pueda esperar de nadie. Un político deja una huella, pero nadie la reconoce. Es así y está bien.

-¿Cómo calma a los que no piensan como usted?
-Procuro ser sincera y expresar con claridad las decisiones tomadas. De todos modos hay que tener en cuenta que gobernar supone tomar decisiones y que para eso estoy. Es lógico que cuando uno las toma aparezcan detractores, algunos por creencias y otros por querer politizar los temas. Desde luego siempre doy la cara porque no tengo nada que esconder.

-En sus ratos de ocio ¿de qué habla, de política o de danza?
-De cultura. La política para mi es la gestión eficaz de la economía cultural favoreciendo a los sectores implicados. La recompensa es disfrutarla y verla disfrutar.

-¿Es una mujer moderna o fuera de su tiempo?
-Me considero una mujer de progreso, pero no soy estrafalaria. Soy una persona bastante estructurada que mira al futuro y que observa el pasado para recordar la experiencia.

-¿Le gusta arriesgarse?
-En el sentido político me mojo y en el cultural doy oportunidades, después será el artista el que triunfe o no.

-¿Sus compañeros de partido le han visto bailar alguna vez?
-En un escenario nunca, quizá en alguna fiesta.

-¿Qué arte es el que más consume?
-Música. Para mí es una gran terapia, me relaja, me motiva y me permite reflexionar. Siempre clásica. El bakalao me ataca los nervios.

 

 

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