VALENCIA. Desde hace meses se han incrementado las suspicacias respecto al papel que el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, tiene en la Comunitat Valenciana y en el propio mandato de Alberto Fabra. El que fuera uno de sus principales escuderos, Serafín Castellano, se ha convertido en el ‘hombre fuerte' del actual jefe del Consell y líder del PPCV. Aunque el secretario general del partido se situara al lado de Francisco Camps cuando éste ostentaba el poder, las actuaciones de Castellano en los últimos dos años le acercan de forma indiscutible a la vieja guardia del zaplanismo.
Así, y con un Alberto Fabra sin tropa numerosa en el PPCV, el apoyo de Castellano y del sector considerado zaplanista se ha convertido en uno de los principales puntales en el mandato del actual presidente. Los puentes creados por el propio jefe del Consell, así como la puerta abierta a la trastienda del partido que ha empujado Castellano, han generado una fuerte sensación de malestar, no solo en el campismo, sino también en los afines a Alfonso Rus y a José Císcar.
Mientras desde el sector próximo al secretario general del PPCV rechazan esta teoría y la consideran un intento de agitar 'fantasmas' del pasado, desde los cuadros del partido distantes a Castellano apuntan a diversos hechos que, a su juicio, prueban el renacimiento del zaplanismo impulsado por el número dos de Fabra y con el consentimiento del propio líder del partido.
Más allá de los últimos nombramientos en Presidencia de la Generalitat, donde se han disparado las conjeturas sobre posibles motivos y causas, lo cierto es que hay un buen número de claves que difícilmente se hubieran producido de no existir corrientes de poder internas y que señalan un regreso al poder de los otrora desterrados zaplanistas, incluida la alargada sombra del expresidente de la Generalitat.
-Recuperación de cargos o fichajes de peso en la era zaplanista. No son pocos a los que les llamó la atención el regreso a primera línea parlamentaria de la exportavoz del Consell Alicia de Miguel, destacada zaplanista en su día. La exdirigente abandonó Les Corts meses atrás justo antes de ser imputada en el caso Gürtel, pese a que ya había logrado entonces un ascenso a la portavocía adjunta en la cámara. Un incremento de protagonismo que generó desconfianza entre los dirigentes del PPCV que habían estado al lado de Camps en los últimos tiempos.
Otro nombramiento que levantó suspicacias fue el de María Jesús García Frígols como directora de Organización y Coordinación de Presidencia de la Generalitat. Un cargo que le colocó como segunda de a bordo de la influyente Esther Pastor, mano derecha de Alberto Fabra. García Frígols fue asesora de Zaplana en el Ministerio de Trabajo años atrás.

-Rehabilitación de Zaplana en la vida pública valenciana. En la etapa de Camps al frente de la Generalitat, su predecesor fue prácticamente arrinconado en los actos oficiales. Una circunstancia superada con la llegada de Alberto Fabra: sin ir más lejos, el pasado mes de octubre se pudo ver a Zaplana hasta en tres actos en la Comunitat Valenciana en la misma semana.
-Fabra en Madrid, con capotazo de Zaplana. Uno de los actos más destacados del presidente de la Generalitat en los últimos meses fue el celebrado en Madrid en los desayunos de Europa Press. En esa cita, fue arropado por varios ministros y por el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Zaplana acudió al encuentro, algunas fuentes populares aseguran que había sido uno de los impulsores, y se sentó en la mesa que ocupaba Esther Pastor.
-Relación con el diario El Mundo. La polémica decisión de Fabra de cerrar Radiotelevisión Valenciana (RTVV) fue respaldada por el influyente periódico nacional. Las interpretaciones varían, pero hay quien observa una relación entre la buena sintonía entre Pedro J. Ramírez y Eduardo Zaplana y el trato dispensado por este diario a Fabra. De hecho, algún veterano diputado va más allá y relaciona a la corriente ‘aznarista' con el respaldo mostrado a Fabra: el expresidente del Gobierno, al igual que el diario El Mundo, se han sido críticos con Mariano Rajoy en los últimos tiempos y parecen querer apoyar a un presidente regional en problemas como es Fabra en estos momentos.
-Comité de Campaña repleto de fieles. Los nombres elegidos para este órgano llevan la marca del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, pero incluso de manera más profunda la de Eduardo Zaplana. Un organigrama en el que, más allá del nombramiento de Alejandro Font de Mora como director de Campaña, se ha dibujado un entramado que refleja unas cuotas poder que habían caído en el olvido en época de Camps.

-La rehabilitación de Miguel Ortiz. El alcalde de Altea, uno de los dirigentes que estuviera más próximo a Eduardo Zaplana, ha vivido en los últimos dos años una recuperación que le ha devuelto a la primera línea de la política valenciana. Designado vicesecretario de Política Territorial en el congreso de 2012, Castellano no ha dudado en auparlo como uno de sus primeras espadas.
-La resistencia de Alicante. Si una de las cruzadas -errónea o no- que desempeñó con más ahínco Camps en su reinado fue la laminación de los núcleos zaplanistas, Fabra ha ofrecido una libertad a Castellano y a los dirigentes en su momento díscolos para relanzarse en el seno del PPCV. Una medida que, a los ojos del campismo, ha sido un retroceso para la pretendida renovación del partido. En este escenario, se ha observado el resurgimiento de dirigentes como la diputada nacional Macarena Montesinos, parlamentaria de experiencia y que ahora mira con interés la alcaldía de Alicante.
-El caso de Orihuela y la zancadilla a José Císcar. En las últimas semanas, y especialmente con los nombramientos en el Consell, Fabra ha demostrado que no deseaba que su lugarteniente en el Ejecutivo mantuviera la misma cuota de poder que ostentaba hasta ahora. La decisión de destituir a dos de los que habían sido sus colaboradores y los relevos impuestos, han debilitado a Císcar, quien además es presidente provincial del PP en Alicante.

Esta decisión, unida a la moción de censura en Orihuela encabezada por Pepa Ferrando, próxima a la exalcaldesa Mónica Lorente y a Serafín Castellano, y con varios concejales imputados en la ‘jugada', se ha manejado fuera de los ámbitos de actuación de Císcar. Aunque la competencia es de la dirección regional del partido, la situación creada ha obligado al portavoz del Consell y líder provincial a pronunciarse sobre la transgresión sobre la línea roja de la corrupción dibujada por el propio Fabra. Ahora, incluso podría no salir adelante la moción por la expulsión de los concejales de CLR-Claro. Un 'sudoku' que amenaza con mayores conflictos para el PP.
-El contacto entre Fabra y Zaplana. Si Castellano ha dejado abierta la puerta al expresidente y los suyos, el jefe del Consell también ha parecido encontrarse cómodo en esta relación. Diversas fuentes subrayan que la relación entre los dos referentes del partido es buena, e incluso mantienen contacto telefónico ocasionalmente.
-La misteriosa encuesta. Una de las circunstancias más curiosas que han surgido junto al nombre del expresidente y que ninguna fuente oficial ha querido confirmar, es un sondeo realizado en el que se preguntaba a los encuestados por una posible vuelta de Eduardo Zaplana a la política valenciana. Esta encuesta ya se realizó dos años atrás por una empresa y se ha reeditado recientemente, aunque nadie ha podido atribuir la procedencia de este sondeo.