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las idas y venidas de la política presidencial

Alberto Fabra se enreda con los grandes eventos y retoma la política de escaparate con la F1

  • Barberá, Ecclestone y Camps
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VALENCIA. Con la llegada del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, la sociedad valenciana percibió un giro de 180 grados sobre lo que en la etapa Francisco Camps y en la anterior, liderada por Eduardo Zaplana, había sido el buque insignia: los grandes proyectos y eventos en tierras valencianas. 

En un contexto de crisis económica, las manifestaciones de Fabra en aras de la austeridad y control sobre los grandes eventos proporcionaron al jefe del Consell un aura de coherencia y racionalidad. El alejamiento de este tipo de actuaciones parecían un propósito firme que, por momentos, adquiría tintes de reproche hacia la gestión del anterior gobierno.

Sin embargo, en las últimas semanas Fabra parece haber variado su discurso o, al menos, lo ha matizado. El jefe del Consell ha dado muestras de haber escuchado los cantos de sirena de macroproyectos como Eurovegas o el Parque Ferrari y sus presuntas grandes inversiones milmillonarias. De la misma manera, el presidente de la Generalitat parece querer sacar rédito -en la medida de lo posible- del Gran Premio de Fórmula 1 que se celebra este fin de semana en Valencia, precisamente un evento que el Consell se ha esforzado durante meses por quitarse de encima. Fabra se negó en Les Corts a detallar información de la prueba y prometió los datos sobre gastos y repercusión cuando pasara la carrera.

Barberá, Ecclestone y Camps

"Queremos seguir estando dentro de la referencia y la proyección internacional que supone un gran premio de Fórmula 1, pero, a la vez, debemos ser conscientes de las dificultades económicas que tenemos", comentaba ayer el presidente de la Generalitat tras anunciar que las negociaciones con Cataluña para la alternancia estaban "muy avanzadas". Además, aseguró que el retorno de los grandes eventos que se han hecho en la Comunidad este año ha sido de más de 375 millones de euros y "270.00 empleos acumulados", según sus propias palabras esta semana en Les Corts.

Mientras, el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, calificaba de "irresponsabilidad" las críticas al Gran Premio realizadas por el PSPV al considerar que constituían "un acto de demagogia" e iban en contra de "la imagen y los intereses" de la Comunitat. Unas críticas que, por otro lado, desde Compromís y Esquerra Unida han sido siempre constantes.

CALATRAVA: LAS ALABANZAS SE VUELVEN CRÍTICAS

Mientras Fabra defiende uno de los grandes eventos que él mismo ha puesto en duda, criticaba ayer con firmeza las recientes declaraciones de Santiago Calatrava, uno de los símbolos de la etapa anterior del Consell. El arquitecto, a través de su agencia de comunicación, había asegurado que los importes por sus diferentes proyectos en la Comunitat habían sido "incluso modestos" y recordaba que la "toma de decisiones" correspondía al cliente: es decir, las instituciones valencianas contratantes en este caso.

Calatrava, Camps, Carlos Fabra, Alberto Fabra y Rambla

"Ninguna persona puede entender que se hable de que los honorarios del arquitecto Santiago Calatrava son modestos. Ya nos gustaría a todos cobrar esos honorarios", zanjó el presidente de la Generalitat. No obstante, cabe recordar que uno de los proyectos por los que el arquitecto cobró y nunca llegó a crearse tenía lugar en Castellón cuando él era alcalde.

El Centro de Convenciones fue presentado en su día a bombo y platillo por Francisco Camps, el entonces presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, y el entonces alcalde, Alberto Fabra. "Este centro va a ser un referente, un hito. Es la foto del futuro", afirmó entonces -mayo de 2008- el ahora presidente de la Generalitat. El proyecto se canceló antes de pasar a la segunda fase y Calatrava cobró 2,7 millones de euros de la Generalitat por el trabajo hecho hasta ese punto.

GRANDES PROYECTOS: PROMESAS Y FIASCOS

La importancia sobre la postura del Consell respecto a los grandes proyectos y eventos es lógica si se atiende a la política valenciana en los últimos lustros, donde estas actuaciones se han convertido en la piedra angular de los Gobiernos del PP en la Comunitat.

Terra Mítica fue el primer gran proyecto. Una creación de Eduardo Zaplana que, tras años de pérdidas millonarias, fue vendida a Aqualandia hace unos meses. Se estima que la Generalitat invirtió en total 400 millones de euros en este parque temático. En lo que se refiere a los grandes eventos, el pistoletazo de salida corrió a cargo de la Copa América de vela, que si bien representó cierto éxito, no ha implicado una dinamización posterior de la dársena, un espacio que todavía sigue sin despegar.

Otras fuertes inversiones del Gobierno valenciano han sido puestas en entredicho en los últimos años. El Aeropuerto de Castellón, con una inversión que asciende en torno a 150 millones de euros, todavía no está en funcionamiento y se contempla su venta. La Ciudad de la Luz -estudios cinematográficos- en Alicante, debe devolver a la Generalitat 200 millones de euros a instancias de la Unión Europea, tras detectarse diversas irregularidades.

Los casos en los que se ha invertido dinero en proyectos que nunca han visto la luz son varios. El parque Mundo Ilusión en Castellón, uno de los sueños de Carlos Fabra, tampoco se ha llegado a construir. Lo mismo sucede con las Torres de Calatrava en Valencia, cuyo proyecto costó 15 millones de euros o el Museo FIFA, que supuso un desembolso de 1,3 millones de euros varios años atrás.

Aparte del citado Centro de Convenciones, otros proyectos como la Esfera Armilar, o la torre Berklee, han sido algunas de las edificaciones que, pese haber sido anunciadas, se han descartado posteriormente.

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