El líder del PPCV protege a José Ciscar en la debacle de RTVV mientras Serafín Castellano mira de reojo el sillón del vicepresidente 

VALENCIA (X. AGUAR). El cierre de RTVV ha implicado un corrimiento de tierras en el PPCV que a duras penas su presidente, Alberto Fabra, ha conseguido apuntalar gracias al respaldo de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y del líder provincial, Alfonso Rus, además de sus dos escuderos más próximos en el partido y en el Consell, Serafín Castellano y José Ciscar.

Sin embargo, detrás de este cierre de filas en tan delicada cuestión, sigue escondiéndose un pulso soterrado entre los número dos de Fabra. Fuentes populares de diversos sectores apuntan a que Castellano, meses atrás, ya miraba de reojo el sillón de Ciscar e incluso algunos de sus afines apuntaron a esta posibilidad durante la celebración de los congresos locales con el objetivo de atraerse tropa en las comarcas.

Estas aspiraciones, no obstante, se diluyeron antes de verano con el poco éxito de sus escaramuzas en los congresos locales y la denuncia interpuesta contra el número dos del PPCV por el conocido como caso Taroncher. Esta circunstancia dejó a Castellano en una situación de debilidad en la que bajó el listón de sus objetivos, quedando reforzada la ventaja de Císcar como mano derecha del presidente.

No obstante, el archivo de la denuncia del caso de Taroncher y la buena relación de Castellano con la secretaria autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, Esther Pastor, con poca sintonía con el vicepresidente, impulsaron de nuevo al secretario general del PPCV a una posición de competencia frente a Císcar. Precisamente en ese tiempo, comenzó la etapa posiblemente más dura para el vicepresidente, con la marcha a Edem del subsecretario y dirigente de su confianza, Jesús Marí, y con el consiguiente nombramiento de Rafael Sánchez Pellejero para el puesto a instancias de Fabra. 

El capítulo del cierre de RTVV también contiene nuevos episodios de este particular pulso. Castellano se 'pilló los dedos' al asegurar, antes de conocerse la sentencia sobre la nulidad del ERE, que el ente público continuaría en marcha "sí o sí". Por el contrario, Císcar ya había dejado la puerta abierta al cierre de RTVV si fracasaba el proceso de reestructuración de la plantilla.

La nulidad del ERE abrió la caja de Pandora. Castellano emitió un comunicado para valorar la "seriedad y el trabajo de Ciscar por la viabilidad de RTVV". Una defensa que parecía más bien una forma de señalarle como el responsable de la debacle. En aquellos momentos, la oposición se lanzó a pedir la dimisión del vicepresidente: fuentes populares aseguran que Castellano se "frotaba las manos".

No obstante, Fabra maniobró protegiendo a su vicepresidente y repartiendo las culpas de la catástrofe de RTVV a la ya exdirectora del ente Rosa Vidal y a la postura de los sindicatos. Castellano, por su parte, ganó puntos ante el partido al dar la cara en un debate frente a la oposición en un Canal 9 que ya era terreno hostil, un gesto por el que fue felicitado por Rita Barberá en la Junta Directiva Regional del PPCV convocada por Fabra.

En esta línea, el número dos del partido y conseller de Justicia ha impulsado algunas iniciativas para taponar la crisis de señas de identidad provocada por el cierre de RTVV. Una de ellas en su conferencia en Lo Rat Penat,donde anunció la intención de utilizar una versión reducida del himno regional.

Por su parte, Císcar sigue apareciendo como escudero del presidente y mano ejecutora en los asuntos de envergadura del Consell. Este miércoles, se enfrentará en Les Corts a una comparecencia a petición propia para responder ante el anuncio de cierre del ente público.

Así pues, y tras este intercambio de zarandeos soterrados, los dos lugartenientes del presidente Fabra han cruzado el ecuador de la legislatura manteniendo sus posiciones privilegiadas. Habrá que esperar al siguiente asalto.