VALENCIA. En los últimos meses, como ha venido informando este diario, el PPCV ha tratado de desenterrar a instancias de su secretario general, Serafín Castellano, la defensa de las señas de identidad como argumento frente a la oposición que los populares ya califican de ‘tripartito'. Una estrategia que ha funcionado para el PPCV en las últimas décadas, permitiéndoles fagocitar en su día a Unió Valenciana y etiquetar al PSPV-PSOE y posteriormente a Compromís, como formaciones ‘antivalencianas' o, al menos, próximas al pancatalanismo.
Si bien este argumentario, ciertamente efectivo para el PPCV desde mediados de los noventa, ya tenía una justificación discutible a día de hoy una vez maniatados los partidos valencianistas conservadores, el cierre de Radiotelevisión Valenciana (RTVV), una herramienta fundamental de autogobierno, ha ternimadno de hacer añicos la resurrección de la estrategia trazada por Castellano. Al margen de las consecuencias económicas pendientes, el via crucis judicial o la factura social, la decisión implica un derrumbe conceptual de lo que hasta ahora había formado parte del ADN discursivo del PP valenciano.
El desmontaje de este decorado valencianista es una pésima noticia para los populares. Bien lo sabe su secretario general, artífice de reanimar la estrategia identitaria, y que ha sido uno de los dirigentes que públicamente manifestó su confianzaen la continuidad de RTVV "sí o sí".
Castellano, quien ha puesto en marcha, entre otras iniciativas de este corte, una comisión sobre las señas de identidad, pronunció esta semana una conferencia en Lo Rat Penat donde propuso como novedad una versión reducida del himno regional. Una iniciativa muy endeble si se compara con la pérdida continuada de verdaderos estandartes de la autonomía valenciana.
Estos mismos días, el informe sobre financiación presentado por el Alto Consejo Consultivo a petición del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, dejaba la puerta abierta a la devolución de competencias al Estado si el nuevo modelo no compensa a la Comunitat Valenciana de forma notable. El jefe del Consell respaldó públicamente este informe, de carácter recentralizador, si bien el vicepresidente, José Císcar, se apresuró a recalcar que la Generalitat no contempla devolver competencias.
El escenario identitario se ha deteriorado notablemente en los últimos años, un hecho que ha quebrado el discurso esgrimido por el PPCV. El sistema financiero valenciano ha caído, curiosamente en casos como el de la CAM o el de Banco de Valencia, yendo a parar a entidades catalanas como Banco Sabadell y CaixaBank. Una circunstancia que destruye el discurso preventivo del PPCV sobre el imperialismo catalán, dado que estas pérdidas se han producido con los populares al frente del Consell.
Con estos antecedentes, y al margen de la débil influencia del PPCV en Madrid, la pérdida de RTVV implica, no solo la desaparición de un instrumento de autogobierno y un golpe durísimo para la lengua valenciana, sino el epitafio del discurso identitario del PPCV que ha marcado una época.