VALENCIA. Ni los premios de la Lotería, ni la supuesta venta de inmuebles, ni, de lejos, por su actividad profesional. Carlos Fabra ingresó varios millones de euros en sus muchas cuentas bancarias a lo largo de varios años sin que se sepa de dónde procedían. La sentencia que este lunes dictó la Audiencia Provincial de Castellón considera probado que el expresidente de la diputación tenía ingresos procedentes de negocios "ocultos". Pero son tan ocultos que no ha consiguido desvelarlos.
Así, Fabra ha sido condenado por no pagar a Hacienda por esos ingresos. Cuatro años de cárcel, que seguramente no llegará a pisar y menos a corto plazo, por un delito fiscal continuado. Pero de la acusación de cohecho -soborno, para entendernos- y tráfico de influencias ha quedado absuelto. El tribunal que ha juzgado al que fue el hombre más poderoso de la provincia de Castellón no ha conseguido relacionar estos ingresos con los supuestos favores que, defendían las acusaciones y la Fiscalía, realizaba el político a cambio de dinero.
Los fraudes a la Hacienda Pública cometidos por Fabra y por su exesposa quedan probados, según el texto de la sentencia, gracias a documentación bancaria, un expediente administrativo, soportes de ingresos en efectivo (los famosos sobres con dinero en metálico que llevaba su chófer a las sucursales), transferencias y cheques.
Centenares de operaciones bancarias (entre ellas 599 ingresos en metálico por 3,2 millones de euros) que no se corresponden ni con la renta ni con el patrimonio declarado. Ejemplo: en el año 1999 declararon 60.000 euros de renta. Pero en las cuentas corrientes de los Fabra se ingresaron ese mismo año 774.000 euros en efectivo.
Dice el tribunal, sin entrar a averiguar su origen, que los ingresos respondían a "fuentes ocultas de renta", y rechaza la venta de inmuebles como una provisión de fondos ya que la mayoría se vendieron con hipoteca. Y tampoco es suficiente la conocida suerte de Fabra con la Lotería, a cuyos gordos parecía estar abonado. Pese a los premios y alguna de las cantidades percibidas por la venta de inmuebles, el desfase "sigue siendo tremendo" entre las disponibilidades y los ingresos en efectivo realizados.
Centenares de miles de euros ingresados en decenas de cuentas corrientes en cantidades pequeñas y en metálico. ¿Nadie se pregunta el origen del dinero? La justicia, en un sistema democrático, obliga a que la carga de la prueba recaiga sobre la acusación. Es decir, debe ser quien acusa quien demuestre que se ha cometido un delito. Y ahí, la sentencia asegura que no queda probado que Fabra recibiera dinero de Vilar y Vives, el matrimonio cuya empresa de fitosanitarios, Naranjax, está en el origen de la denuncia, "para realizar una acción delictiva".
Por tanto, ni cohecho, ni tampoco tráfico de influencias, que en la sentencia casi se limita a considerar como visitas amistosas al Ministerio de Agricultura para interesarse por el estado de trámites administrativos. Como no pocos se encargaron de recordar, a Fabra le han pillado por lo mismo que pillaron a un conocido defraudador fiscal americano. Su nombre era Al Capone.