LA PAELLA RUSA. Pintan bastos para Compromís. Pese a la intensa labor de comunicación desarrollada, y al juvenil y ácido lavado de cara que ha sufrido la marca electoral tras la ruptura con EUPV, las previsiones no acaban de cuajar. Es cierto que es difícil para las encuestas preguntar por la intención de voto a una candidatura que, manteniendo nombre, cambia de contenido. Y ahí puede haber voto oculto. Pero, por esa misma regla de tres, puede haber voto sobrerrepresentado porque muchas personas (no se sorprenda, amable y superinformado lector) no tienen ni idea de que Esquerra Unida ya no está en la coalición.
La izquierda de la izquierda es consciente de que los medios tradicionales no van a ser benevolentes ni generosos con ellos. ¡Si ni siquiera lo son con el PSPV! Por eso no hace más que buscar canales alternativos para llegar a la ciudadanía e intentar que el tradicional Morera no quede sin asiento, aunque el auténtico triunfo mediático sería colocar a la fresca y descarada Oltra, su número dos. A veces tienen buenas ideas, como la de activar al máximo su militancia en redes sociales. En Twitter, sus simpatizantes son especialmente beligerantes pero también abiertos, dialogando sin problema alguno con personas no afines a sus siglas.
Otras ideas, sin embargo, rozan el ridículo. Ayer inaguraron la campaña presentando ni más ni menos que un refresco. Sí, un refresco. "Vitamina Compromís" o "Energía Positiva", según se le quiera llamar. Una bebida con sabor a naranja que pretende mostrar el tono juvenil y ¿propositivo? de la coalición de cara a los jóvenes. Es lo que se conoce comúnmente en comunicación política como una "campaña cazatitulares", destinada a olvidarse a los dos días sin efecto alguno. Excepto un rastro de latas de aluminio que muestran la desesperación de una marca política, pretendidamente ecologista, que no sabe cómo superar la barrera del 5%.