VALENCIA (FOTO: EVA MAÑEZ). Si Alberto Fabra esperaba llegar a la recta final de esta legislatura con los graves problemas internos de su partido resueltos tras la dimisión forzada de Francisco Camps lo cierto es que debe andar muy decepcionado. Y lo peor de la confusa situación que vive el Partido Popular valenciano y el propio Consell es que se retroalimenta ella misma. Que Mariano Rajoy siga sin pronunciarse sobre si Fabra será o no el candidato en las próximas autonómicas y las malas perspectivas de los sondeos solo hacen que animar a quienes en el propio partido quieren que el actual presidente no repita.
Pero vamos por partes. El caso de la caza del topo ha profundizado en la ruptura entre Fabra y su vicepresidente. Los interrogatorios policiales a asesores de José Císcar denotan un estado de desconfianza que parece difícilmente reconducible. Y la cuestión es que la crisis se ha generado desde el propio seno de Presidencia de la Generalitat sin que haya sido necesario la intervención externa de la izquierda radical.
Como si no fueran suficientes las noticias que cada día sobresaltan al PP valenciano. Juan Cotino se marcha esta misma semana -se espera- mientras se desvelan algunos gastos de su época de conseller que no se ajustan al cargo, como unas noches de hotel en Galicia durante la visita del Papa. Rita Barberá, por su parte, como si una consejera de Caja Madrid se tratara, echó mano de la caja municipal para pagarse una cena con Bernie Ecclestone en Londres, contaba ayer El País. Y mientras el delegado del Gobierno, Serafín Castellano, asegura que se paga sus escopetas, Rafael Navarro, director del diario El Mundo-CV, que desveló el supuesto regalo de un contratista de la Generalitat al entonces conseller, avisa de que hay más.
Y en eso que llega el expresidente Eduardo Zaplana. Investido de la autoridad que le da el no haber sido imputado, el molt honorable concede una entrevista a Las Provincias y advierte de la deriva del partido, similar, dice, a la que tenía cuando él tuvo que poner orden.
Fabra no consigue frenar toda esta serie de despropósitos que solo hacen que agravar la percepción pública e interna en Génova de una Generalitat y un PPCV en precario.