VALENCIA. Tras una fulgurante carrera en el mundo de la sanidad pública, el cambio de gobierno en la Generalitat va a poner fin a las aspiraciones de Miguel Castellano, hermano del ex delegado del Gobierno Serafín Castellano.
Miguel Castellano fue subdirector médico del Hospital Arnau de Villanova hasta que, consecuencia de su buen hacer, la conselleria de Sanidad decidió ascenderle a director médico. Y, cuando abrió sus puertas el Hospital de Llíria (dependiente del anterior) crecieron sus atribuciones. No era su primer ascenso ya que, tras aterrizar en Bienestar Social, fue nombrado jefe de sección en Drogodependencias.
Resulta curioso que para el cargo en el Arnau, la administración tuviera que recurrir a un funcionario de prisiones de Cataluña que casualmente -no puede ser de otra manera- era hermano de un importante conseller. La elección tenía un 'pero'. Como Miguel Castellano no era médico del sistema nacional de Salud (ni hizo el MIR ni aprobó aposición alguna) nunca hubiera podido ocupar el cargo si no llega a ser por que, un buen día, en el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana apareció su nombramiento con carácter provisional.
Eso ocurrió el 17 de enero de 2013 y, tal y como indica la ley, el hermano del imputado en el caso Avialsa solo podría ocupar el cargo durante dos años. El plazo ya ha acabado pero él sigue en el puesto ya que, por lo visto, a la conselleria de Sanidad se le pasó la fecha lo que le ha permitido seguir casi cinco meses más de los contemplados por la ley ocupando el sillón.
Más suerte ha tenido en este cargo que en el ocupó en la conselleria de Bienestar Social, donde aterrizó en 1998. No se puede negar que llegó a jefe de sección de Estudios de Drogodependencia en la Agencia Valenciana de Salud tras superar un concurso de méritos, allá por 2007. Pero tampoco cabe olvidar que cuatro años más tarde (en mayo de 2011), una sentencia del Tribunal Superior de Justicia anuló la convocatoria por ser "contraria a derecho".
Ahora, probablemente, tendrá que volver a la prisión de Tarragona donde ejercía como sanitario. Sin padrino (o hermano) político y con una nueva administración, la legalidad -por fin- acabará por imponerse.