El próximo 16 de enero el Teatre Talía sube a su escenario a un dúo imparable de bailaores: La Farruca junto al valenciano Daniel de Francisco, quien dentro del ciclo Panorama Flamenco baila en Mi verdad, un espectáculo único en el que relata su historia con el baile y su alianza con Farruca Montoya desde la infancia hasta la actualidad
VALÈNCIA. Cuando el bailaor valenciano Daniel de Francisco tenía apenas seis años ya sabía que llevaba el “duende” dentro. Nació en València pero su corazón y alma pertenecen a Sevilla, cuna del flamenco y lugar en el que se ha criado emocionalmente, con la familia artística de La Farruca, madre de Farruquito y excelente bailaora flamenca, una leyenda. Desde la infancia de Daniel ella decide criarle, algo que se cuenta ahora en Mi verdad, un espectáculo en el que el valenciano vuelve a sus raíces para agradecerle la vida al baile y a su gente.
Su madrina, La Farruca, confiesa que desde que le vio aparecer supo que tenía algo único: “Es como mi hijo y luchamos por la pureza, los bueno bailaores se pueden contar con los dedos de una mano y él es uno de ellos”, defiende a capa y espada, “su verdad, que es el baile absoluto, tiene que ser vista y escuchada”, y por eso nace este espectáculo. En Mi verdad Daniel acerca al público a sus primeros años como bailaor, y traslada sus experiencias a través del movimiento, las fotografías y los vídeos de su infancia.
“Lo que hago es contarlo a través de mi experiencia, el espectáculo va enfocado a contar el bailaor flamenco que soy y lo explico como yo mismo lo veo”, explica, “hablo de percusión, de cajones y de movimiento. Lo hago a través del movimiento porque no soy muy hablador, y a través de La Farruca porque ella es quien habla a través de mí con esto”, añade.
Ella, su madrina artística, explica que su lucha y perseverancia son las que le han llevado a poder crear esto, y considera que su acompañamiento es un añadido más para poder comprenderlo como si fuera un libro abierto: “Para mi su baile me traslada al otro lado del flamenco, siento lo que quiere y por lo que está luchando. La persona que lleva esto por las venas puede transportarnos a donde quiera”, explica, mientras concluye que aunque el espectáculo se muestre en València estar en él es como encontrarse en pleno corazón de Andalucía.
Mientras ambos bailan en las pantallas del Talía se proyectan algunos recuerdos de Daniel, desde sus primeros encuentros con La Farruca cuando él era “más chico” hasta el momento en el que Frasquito, su padre, le regala sus primeros botines cuando apenas tenía seis años: “La pantalla proyecta mi evolución desde que yo era muy pequeño, esto se cuenta a través de las imágenes y acompaña al baile, también se percibe como aprendo a lo largo de los años”, añade sobre estas imágenes. Todas ellas acompañan a unos movimientos en los que sobran las palabras, a pesar de no haber ensayado aún conjuntamente tanto Farruca Montoya como Daniel tienen la total seguridad de que no tendrán ningún problema sobre el escenario, nunca les pueden los nervios. “Es como una conexión con el sur y entre nosotros, para mi ella es mi gran Tía Farru”, añade Daniel, “y para nosotros el resumen de esta gran ecuación es poder bailarlo y contarlo en el teatro”.