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'Dark Angel': la versión británica de los crímenes de la valenciana Pilar Prades

La biografía de la envenenadora británica Mary Ann Cotton, convertida en miniserie por ITV, coincide con la historia de la valenciana Pilar Prades, no solo por su condición de criminales del arsénico, sino porque ambas fueron mujeres pobres y oprimidas

3/12/2016 - 

VALENCIA. Diluvión. Es lo que nos ha caído esta semana en Valencia y alrededores. Cuidado: los hay peores. En los años cincuenta existía otro “Diluvión” radicalmente distinto. Era el nombre comercial de un matahormigas, compuesto de arsénico. Con él, Pilar Prades envenenó a la dueña de la chacinería de la calle Sagunto. Aquel frasquito se llevó a la tumba a la señora Adela, y a partir de entonces “la envenenadora de Valencia” adquirió la siniestra afición de edulcorar determinadas tisanas con aquellos polvos mágicos, y así ventilarse a quien le llevase la contraria. La tragedia terminó como el Titanic, y de la peor manera posible: con el garrote vil. Fue la última vez que se aplicó la pena capital a una mujer en España. Tan mal lo pasó el verdugo, que aquella truculenta noche sirvió de inspiración para la famosa película de Berlanga.

Mary Ann Cotton es la Pilar Prades británica. Fue ahorcada en 1873 después de matar supuestamente a tres esposos, doce hijos, un hijastro, el amante, la amiga y la madre. El vecino antipático se libró de chiripa, gracias a que nunca le devolvió el saludo. Si no, ya se imaginan. Fue condenada y ejecutada, sin embargo, únicamente por el envenenamiento de su hijastro. El resto de defunciones intencionadas nunca se pudieron probar, aunque los historiadores las dan por ciertas y su biografía está repleta de cadáveres.

La cadena británica ITV emitió el pasado mes de noviembre su biopic en una miniserie de dos episodios. En España se emite en Movistar. Está protagonizada por la multipremiada Joanne Froggatt (Downton Abbey), la Terele Pávez versión “jamás he roto un plato”. Les cito a Terele Pávez porque interpretó a Pilar Prades en 1985, durante uno de los episodios de la serie de TVE La huella del crimen.

La actriz Joanne Froggatt se hizo famosa por su interpretación de la amable Anna, la doncella de Lady Mary en Downton Abbey. La violación que sufrió su personaje en la cuarta temporada, vista por más de doce millones de espectadores, marcó un antes y un después en la historia de la cadena ITV. Algunos británicos consideraron que la escena fue bastante gratuita, pese a que en realidad no se vio nada, solo se escuchó. En Dark Angel la actriz vuelve a mostrarse en situaciones subidas de tono, aunque no con una violación, sino con unas cuantas escenas de cama más realistas de lo habitual. Definitivamente aquella violenta secuencia, junto con la moda de lo explícito en Juego de Tronos, ha cambiado la línea editorial de ITV para siempre. Ahora exhibe sexo y muerte a cascoporro.

El lado oscuro de una mujer pobre 

Ustedes, como espectadores, verán durante los primeros minutos a una recién casada Mary Ann, cándida, con su gorrito victoriano tan bien colocado, en ese ambiente de la campiña inglesa, y pensarán que están a punto de ver una serie de Jane Austen, salpicada, como mucho, de ambientes de pobreza típicos de los relatos de Dickens, donde los chiquillos de la calle eran maltratados y subsistían a base de robar. En absoluto. Dark Angel, como dice su título, es aún más oscuro. No obstante tarda un poco en serlo. Mary Ann comienza su vida adulta en el primer episodio como una mujer llena de ilusiones e inocencia. Pero el siglo XIX solo espera de ella que se case, cuide del marido, y tenga hijos como una coneja. Y ella cumple con su parte, mientras que ellos no tanto. Su angustiosa vida va cambiándole el gesto y la ética. De la inocente Mary Ann a la criminal sin remordimiento ninguno.

Un buen día comienza a gestionar sus problemas a base de té aderezado de arsénico. Después coge carrerilla, como le pasó a Pilar Prades. Con la diferencia de que Mary Ann tardó bastantes años en ser descubierta, y a Pilar Prades la cazaron a la segunda.

La interpretación de Joanne Froggatt es menos intensa que aquella Terele Pávez en La huella del crimen. Sobrecoge por su evolución y por su frialdad conforme se multiplican los crímenes. No es un personaje con encendidos brotes de locura, sino un congelador de carne y hueso, que aprendió a minimizar el dolor de las desgracias con este sistema tan terrible.

Mujeres pobres y ninguneadas. Las perturbadas Pilar y Mary Ann se parecen, no solo por su lado oscuro, sino porque fueron mujeres que vivieron desde pequeñas en ambientes de pobreza y opresión. No trato de justificarlo. A través de sus biografías, solo intento comprender por qué llegaron hasta ese punto. Y en ese sentido, la miniserie de la cadena ITV lo muestra de forma magnífica.

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