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El co-creador sigue velando por el enfoque pedagógico 

David Cuartielles: Arduino y morir de éxito

30/11/2015 - 

MADRID. Fue uno de los creadores de Arduino, la plataforma de hardware libre diseñada para facilitar y abaratar el uso de la electrónica en proyectos multidisciplinares. El objetivo era desarrollar un bien común enfocado a la docencia. Sin embargo, la placa adquirió tal repercusión mundial que no les quedó más remedio que constituir una empresa.

Los test de inteligencia del colegio de Zaragoza le daban como resultado, de 20 puntos, 18 para la ciencia y 2 para los negocios, “el resto, cero patatero”, dice. Y así sigue David Cuartielles quien, al día de hoy, reconoce que uno de sus principales defectos es tener “demasiado poco interés por el dinero”. Eso no quita para que Arduino cuente con una cartera de clientes tan poderosos como Microsoft, Samsung o Intel. “Es que el objetivo nuestro nunca fue hacer dinero sino crear un bien común. Si después de muchos años decidimos constituir la empresa fue para no perder el control del proyecto ni desvirtuar su filosofía”.

Arduino nació como un proyecto educativo en el año 2005. Antes ya había surgido en el ambiente de algunas universidades la inquietud de desarrollar una herramienta de ayuda a los estudiantes que facilitase el acceso a la tecnología para que no fuese ésta óbice para que se rindieran antes de tiempo. En ese ánimo compartido los investigadores de los 8 o 9 proyectos internacionales que en ese momento buscaban lo mismo se transferían los avances y conocimientos que iban adquiriendo.

En esta tesitura coincidió David Cuartielles, Ingeniero de Telecomunicaciones y profesor en el Laboratorio de Prototipado de la School of Arts and Communication de la universidad de Malmoe (Suecia), con Massimo Banzi profesor en el Instituto de Ivrea (Italia) y David Mellis, diplomado en el MIT. Banzi quería hacer un desarrollo abierto para garantizar la subsistencia ante el cierre inminente del instituto. Entre todos concibieron el proyecto Arduino al que luego se fueron sumando, según sus capacidades, el estadounidense Tom Igoe como consejero y Gianluca Martino

Una gran escuela y una gran empresa

Arduino lo define David como “una plataforma de hardware libre que se programa con un sistema de software libre y se documenta con documentación libre”. Algunos la definen, sin embargo, como una gran escuela que ha ido ayudando no sólo a estudiantes universitarios sino también a multitud de personas a crear nuevos objetos interactivos con la electrónica digital “porque todo en el mundo es digital. El coche, es ascensor, el microondas…todo lleva microcontroladores”.

En la época del nacimiento de arduino los estudiantes usaban el microcontrolador Basic Stamp cuyo coste era de unos 100 dólares, algo demasiado costoso para ellos.

La nueva propuesta, además de inteligente, debería ser entonces más fácil y más económica. Tras comprobar que funcionaba el desarrollo fabricaron 300 placas que fueron distribuidas entre los alumnos de Ivrea. Ganaron más o menos 1 dólar por unidad. No fue mucho pero la difusión fue bestial y pronto se generó un ecosistema humano que esparcía con entusiasmo las bonanzas del ingenio. 

El precio actual de la placa ronda los 20 euros, “lo mismo que un libro de texto”, dice David, y todavía hoy el tráfico de su página web es de 15 millones de hits al mes, equivalente a unos 600.000 hits diario. Y eso teniendo en cuenta que ahora son sólo universitarios o particulares que desarrollan algún proyecto los que entran a consultar. Imaginemos lo que sucedería si algún día se cumpliese el sueño de David de utilizar Arduino en los colegios de secundaria.

Empresa tardía

Arduino, como empresa, no nace hasta el año 2009 forzados, en parte, por el enorme crecimiento. Dudaron entre crear una fundación o una organización empresarial pero la procedencia dispersa de los cinco socios (Banzi, Cuartielles, Igoe, Mellis y Martino) era más fácil como empresa. Decidieron fijar dos sedes, una en Estados Unidos y otra en Italia, y abrieron oficinas en Suecia, India, Suiza y Hungría. “En España no, y eso que es donde más vendo”, dice Cuartielles. La compañía cuenta ahora con 70 empleados y David la compara con una mini multinacional al servicio de grandes multinacionales entre las que se encuentran Samsung, Microsoft o Intel, el mayor fabricante de circuitos integrados con la que han suscrito un acuerdo que abrirá a Arduino las puertas a 160 países.

Para garantizar el abastecimiento, la producción la dispersan en distintos puntos de Estados Unidos, Europa y Asia. Asimismo, el grupo se reparte las obligaciones por oficinas de manera que la India controla, por ejemplo, el diseño y fabricación del Hardware y Budapest gestiona las ventas y la atención al cliente. El CEO es Banzi y Cuartielles lleva, desde Suecia, el proyecto educativo, que es lo que más le gusta. De facturación no habla porque esa “es la política de la empresa” pero deja el cálculo abierto a la imaginación conforme a los clientes que ha referido.

Aún así a David Cuartielles le gusta contar que “nunca viajo en primera, que vivo en un apartamento de 80 metros cuadrados en Malmoe  que tengo dos gatos y alguna que otra bicicleta aunque, si puedo, prefiero ir andando”.

Una empresa y un monopatín para ser alguien

A la pregunta de si nota algún cambio en el ecosistema emprendedor nacional desde que él abandonó España, hace más de 15 años, al momento actual responde diciendo que cada vez observa más talento aunque tampoco España escapa al fenómeno de las startups. “En Suecia también hay muchísimas. Yo creo que han vendido muy bien la historia de Facebook y parece que hoy, o tienes una empresa y un monopatín, o no eres nadie”.

A él la empresa parece que le vino impuesta. No se lamenta pero le gusta poner el acento en lo que ha supuesto Arduino: poner a disposición del público mayoritario un servicio tecnológico Premium a un precio prácticamente Freemium. Normal que hoy esté considerado como uno de los padres globales del movimiento maker, el que David define como “el Do it Yourself (DIY) de los años 70 pero con tecnología”.

Y si hemos empezando hablando de su principal defecto diremos que entre sus virtudes declara “la paciencia”, algo que a veces le falla cuando ve a alguien vender a precios astronómicos algo basado en Arduino. “¿Libre hasta cuándo?”  Se pregunta en un post de su blog, “hasta que te quitan el bocadillo”, se autorresponde. Y para preservar la identidad del proyecto su respuesta a la prácticas abusivas suele ser la copia de la copia a precio más barato.

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