VALÈNCIA. Imaginen que están en el sofá de casa, suena el teléfono y, ¡pam! acaban de ganar el premio de su vida. Algo así le pasó el pasado viernes a Miguel Ferrando Rocher, de la compañía Groc Teatre, cuando le llamaron para comunicarle que era el ganador de un Premio Max de las artes escénicas. “Es una situación muy extraña. La reacción que tienen los nominados en la butaca nosotros la tuvimos por teléfono. Casi me da algo”, explica en conversación con Culturplaza. Será el próximo 20 de mayo cuando recojan en Valladolid, que acoge la XXII edición de los galardones, un premio que tiene un sabor especial. A pesar de quedarse a las puertas de estar nominados en la categoría de Mejor Espectáculo Revelación, han sido finalmente los espectadores quienes han premiado a Genovese con el Premio Max del Público 2019. “Estamos flipando. Aunque siempre lo comentas, al final compites con obras increíbles de toda España. Ahora sabemos que está asegurado que el Max viene a València”, explica Ferrando.
El premio, más allá de la manzana, es símbolo de la conexión que se ha creado entre la obra y el espectador, un espectáculo que, precisamente, interpela de manera directa a todo aquel que se sienta en la butaca. Genovese recupera la historia de la americana Kitty Genovese, una joven de 28 años que fue violada y asesinada en Nueva York en el año 1964. El caso, que tuvo una gran repercusión, planteó más de un debate moral al conocerse después que al menos treinta personas escucharon los gritos de auxilio… pero nadie hizo nada. Este caso, como el de otras tantas como pudiera ser Recy Taylor, ponen cara e historia a aquellos datos con los que todavía hoy convivimos, una sangrante actualidad que también tiene su espacio en la obra. “Cuando descubrí la historia me marcó. Es curioso que algo tan alejado, en tiempo y lugar, siga teniendo esta vigencia. Hemos querido tratar el caso desde la sinceridad y con sensibilidad, siendo conscientes de que es una historia delicada”, explica su escritor y director.
El germen de este proyecto se sitúa en un taller de escritura teatral impartido por Xavier Puchades, donde Ferrando conoció el caso de Kitty y sintió la necesidad de trasladarlo a una de sus piezas ¿La razón? Pues, como casi todo en esto de la inspiración, no tiene mucha matemática. Sencillamente la atravesó el corazón. “Poco a poco hemos ido conectando los puntos. En un primer momento nunca imaginamos que íbamos a llegar donde hemos llegado. Han sido pasos pequeños, hemos llegado al montaje… y hasta el galardón”. La joven compañía, fundada en 2013, puso todo su empeñó en seguir dando visibilidad a esa voz perdida de Kitty Genovese, una promesa al aire que acabó plasmada en un correo electrónico dirigido al hermano de la americana. Una semana antes del estreno de la obra, respondió dando el visto bueno al proyecto y deseando suerte al equipo. “La responsabilidad es brutal. Es una obra pequeñita que hicimos con todo el amor”.
La pieza relata el caso de Genovese, pero no es el único hilo narrativo, pues propone comparar esta historia con un caso de violencia machista actual, buscando los paralelismos entre dos sociedades aparentemente distintas pero con muchos y similares deberes pendientes. Y en este coctel: el público. Si en el caso de Kitty fue el silencio de sus vecinos el que obligó a replantearse la responsabilidad de la sociedad en estos casos, es ahora Genovese quien interpela al espectador sobre su papel como agente activo o pasivo ante esta lacra. “Evidentemente estamos mejor que entonces, pero si la gente conecta [con la obra] es que sigue ocurriendo. Lo que pasó con el caso de Kitty es que la gente fue espectadora, cómplice del suceso. Eso ya da muchas pistas de que hay cosas que arreglar. Hoy, en muchas ocasiones, somos testigos y no participamos de manera activa para cambiarlo. Somos espectadores”, reflexiona Miguel Ferrando. “Tuvimos muchos debates sobre cómo exponer el caso, surgieron muchos debates interesantes en el proceso de creación”, apunta.
Con un premio Max bajo el brazo y un estreno cocinándose para el próximo mes, saben que el reconocimiento les abre una nueva ventana de cara a exhibir sus trabajos en espacios todavía por conquistas. “Los premios Max son un escaparate increíble para nos conozca gente que antes no lo hacía. Hemos actuado en la Comunitat, tuvimos la oportunidad de ir a Madrid, pero es cierto que en el resto de España ni nos conocen ni les conocemos. Esto es muy bueno para dar a conocer nuestro trabajo”, explica Miguel Ferrando. Por lo pronto, tienen una primera visita asegurada: la gala de los Max en Valladolid.
Con el premio Max del público ya son dos las manzanas que han cosechado las compañías valencianas… antes de que se celebren. También irán con la tranquilidad de saber que ya tienen el premio bajo el brazo los miembros de la alicantina Taules Teatre, que han vencido en la categoría de teatro aficionado. Fue esta la primera sorpresa para el sector valenciano de los premios Max, un reconocimiento a un proyecto que lleva cuatro décadas creando cultura en la pequeña localidad de Pinoso, en la provincia de Alicante. “El teatro amateur no cuenta con los medios del profesional, a nivel de escenografía o vestuario, pero en Taules Teatre y muchos otros grupos de la Comunitat Valenciana siempre hemos creído que, cuando sube el telón, el público no tiene que diferenciar trabajo profesional y amateur”, explicaba el director de la compañía, José Antonio Pérez, en una entrevista con Culturplaza.
Habrá que ver si el resto de compañías valencianas corren la misma suerte durante la gala en una edición que contará con una nutrida representación de la terreta. Así, Pepa Cases intentará hacerse con el premio a Mejor Espectáculo de Calle con Volat, mientras que Instruccions per a no tenir por si ve la pastora, de La Ravalera Teatre, seleccionada en la categoría de Mejor Espectáculo Revelación. Por su parte, en la categoría a Mejor Autoría Revelación, han sido nominadas Núria Vizcarro por Instruccions per a no tenir por su ve la pastora y Mafalda Bellido, por Chucho. La presencia valenciana se completa con la nominación en el apartado de Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico a Pepe Llopis y Jordi Gavaldá por su trabajo en Divines paraules, y en Mejor Diseño de Iluminación a Juanjo Llorens con El curioso incidente de un perro a medianoche.
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