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ganador del premio max

José Antonio Pérez (Taules Teatre): "Cuando sube el telón, no hay que diferenciar teatro profesional y amateur"

7/05/2019 - 

VALÈNCIA. A puntito están las manzanas de caer del árbol. Los Premios Max de las artes escénicas darán a conocer a los vencedores de su XXII edición el próximo 20 de mayo en Valladolid, una gala que contará con una nutrida representación 'marca Comunitat Valenciana'. Allí conoceremos a los vencedores... o, al menos, a los que quedan por descubrir. El comité organizador ya ha desvelado algunos de los receptores de las manzanas, entre los que se encuentra la alicantina Taules Teatre, en la categoría de teatro aficionado, un galardón que les llega tras más de cuarenta años de batallar culturalmente desde Pinoso, un pequeño municipio de la provincia de Alicante. José Antonio Pérez, director de la compañía, fue uno de los invitados al encuentro con nominados organizado ayer por el Consejo Territorial de la SGAE de la Comunitat Valenciana, una oportunidad para brindar por las nominaciones y soñar con victorias. 

Además, como se suele decir, la cosa está muy repartida. Si el Max Aficionado va directo a Pinoso, no son pocas las nominaciones que pueden llevar una manzana a Castellón. Nuria Vizcarro, de la compañía Ravalera Teatre, que opta a mejor espectáculo revelación y autoría revelación por Instruccions per a no tenir por si ve la pastora, defendió su papel como "una compañía pequeña" levantada por "dos mujeres desde Castelló", un perfil que comparte con Pepa Cases. Esta última, nominada a mejor espectáculo de calle con Volat, quiso poner en valor una "necesaria" categoría", al estar considerado el espectáculo urbano "hermano pequeño" de las artes escénicas. "Pasar de una compañía muy pequeña a una pequeña va en el impulso que necesitamos", incidió por su parte Mafalda Bellido, nominada a mejor autoría revelación por Chucho

Sobre esta 'deslocalización' de los nominados también habló Jorge Gavaldá en su discurso junto a Pepe Llopis, quienes optan a la manzana a mejor composición para espectáculo escénico por Divines paraules. "Estoy muy contento de que haya gente nominada que trabaja desde lugares distintos, fuera de la ciudad de València", afirmaron durante su intervención, al tiempo que aplaudieron el empuje de los emergentes... sin olvidar a los "abuelitos" del sector. A este listado se suma Juanjo Llorens, nominado por El curioso incidente de un perro a medianoche en la categoría de mejor diseño de iluminación, que por motivos laborales no pudo asistir al evento. 

Este grupo da forma a las opciones valencianas para los próximos premios Max, una recolecta que cuenta con una manzana asegurada: la de Taules Teatre. Con cuarenta años de experiencia y el aval de haber transformado el contexto y hábitos culturales desde uno de esos espacios que quedan bien lejos de los principales centros de producción y exhibición, para ellos ahora solo queda preparar el discurso de agradecimiento. Hablamos con su director, José Antonio Pérez.

Foto: Tato Baeza / SGAE

-En su discurso ha mencionado la palabra "dignidad", ¿por qué?
-Cuando hablo de dignidad me refiero a trabajar desde la honestidad, dando al público la mayor calidad posible dentro de los medios con que contamos el teatro amateur. El teatro amateur no cuenta con los medios del profesional, a nivel de escenografía o vestuario, pero en Taules Teatre y muchos otros grupos de la Comunitat Valenciana siempre hemos creído que, cuando sube el telón, el público no tiene que diferenciar trabajo profesional y amateur. Nosotros siempre hemos trabajado con profesionales, tanto en la dirección como en las coreografías para ir creciendo. No tenemos que mirarnos el ombligo, sino ir superándonos. 

-Tras cuarenta años de trayectoria les llega ahora el premio Max, ¿cuáles son sus nuevas ambiciones?
-Es difícil porque cuarenta años nos ha dado para mucho. Empezamos, como cualquier otro grupo de teatro, haciendo comedias sencillas, sainetes; después pasamos a los clásico, como Shakespeare o Molière; luego estrenamos obras de autores nacionales noveles y, también, obras escritas especialmente para nosotros. En los últimos cuatro años, nos hemos enfocado en crear una escuela de teatro, que ahora cuenta con más de un centenar de alumnos. Casi todas nuestras energías van dirigidas a crear, en un pueblo de 8.000 habitantes, una afición por el teatro que nos convierta en referente. De hecho, viene a nuestra escuela gente de toda la comarca a formarse. 

-¿Cuál es el papel de este tipo de proyectos en estos municipios periféricos?
-Afortunadamente ahora desplazarse de un lado a otro es más fácil, ir a Elda, Alicante o Murcia, pero cuando nosotros empezamos, en los años 70, durante la Transición, Pinoso era un pueblo apartado totalmente. Entonces un grupo de jóvenes, inquietos por la cultura, decidimos hacer algo para que esos fines de semana no fueran eternos, en la discoteca o en el pub, y para ofrecer cultura más allá de la banda de música, que todos los pueblos de la Comunitat Valenciana tienen. Creamos un cine club, exposiciones de pintura y grupo de teatro, que es lo que ha permanecido. Hubo un actor que me dijo que lo que pasaba en Pinoso con el teatro era excepcional. El público ha crecido con nosotros, empezaron queriendo obras más intrascendentes y, con el paso del tiempo, nos ha pedido más cosas. Cuando estrenamos una obra la ve el 25% de la población, tenemos que hacer varias funciones, porque esa afición que hemos creado ha calado. 

Foto: Tato Baeza / SGAE

-¿Existe una red de teatro amateur?
-Tenemos relación con todos los grupos de teatro amateur de la comarca. En estos años hemos conseguido que muchos teatros que se dedican a una programación profesional, a Taules lo incluyan porque saben de su calidad. Tiene que ver con lo que antes hablábamos de esa dignidad, los programadores, cuando ven un espectáculo, quieren que llegue al público, aporte algo. Cuando hay una distinción entre el teatro amateur y profesional es que el teatro amateur no está en los niveles de calidad que el público de hoy en día exige. 

-¿Cuál es el espacio que tiene por ganar el teatro amateur?
-La batalla que tiene por conquistar es convencer a los programadores de teatro de que el teatro amateur tiene calidad, no hay que discriminarlo por ser aficionado. Hay muchos grupos trabajando horas y horas para que el producto que ofrecen a los espectadores sea el mejor y el público así lo reconoce cuando tiene la oportunidad de verlo, pero cuando no la tiene porque se nos cierran esas puertas... ahí vamos mal. El teatro tiene que valorarse como buen teatro o sin calidad, pero no como amateur o profesional. Está claro, que los profesionales tienen que ganarse la vida, pero nosotros reivindicamos nuestra parcela, pequeñita. En estos 40 años hemos creado espectadores, ahora va cualquier compañía y el teatro está lleno. Funcionamos como cantera. 

-De cara a estos próximos años se plantea un gran proyecto de teatro en La Nau de Sagunt, una Ley de Artes de Escénicas... ¿qué le pide a la administración pública?
-El teatro amateur no quiere subvenciones, quiere un espacio donde poder representar nuestras obras en València. Que, aunque sea durante una semana, en un teatro importante -no por cubrir el expediente- se pueda ver lo mejor del teatro amateur para que el público pueda venir a vernos y reconocer nuestro trabajo, una programación que tenga visibilidad en los medios, que se le dé importancia. Hay sitios en los que nos es muy difícil entrar. 

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