El tiempo pasa inexorable y cada 15 de enero, seguimos reuniéndonos entorno a la figura del gran Manuel Broseta Pont. Un año más en una soleada mañana de enero se recordó a tan insigne valenciano, en esta ocasión con un magnífico discurso del profesor de derecho mercantil, Jesús Olavarría
Cada año en estas fechas, entre la zozobra del inicio del año y las ilusiones por los nuevos retos y proyectos que cada uno nos marcamos en esta andadura vital, donde siempre aspiramos a mejorar, a realizar cosas nuevas y en definitiva a disfrutar de la vida, nos detenemos para recordar, para no olvidar, como bien señaló el profesor Olavarría en su intervención frente a la columna que se erige en recuerdo de don Manuel Broseta en la Avenida de Blasco Ibáñez.
No puedo dejar de escribir desde la cercanía, desde el cariño, desde la emoción que me produce asistir al homenaje que se realiza y donde hay otras víctimas de la banda terrorista ETA que cada día nos dan una lección de pundonor y generosidad, sin rabia, pero con razón, reclaman memoria, dignidad y justicia. Así lo sentía cuando saludaba a la valiente Consuelo Ordoñez y me relató como este próximo fin de semana celebrarán el homenaje a su hermano Gregorio Ordoñez en San Sebastián; o como Carlos Casañ, hermano de José Edmundo Casañ, delegado de Ferrovial en Valencia, que fue asesinado en su despacho, explica con cercanía a los alumnos de algunos colegios cómo vivieron tan cruel situación.
Siempre me gusta recordar que algunas víctimas por su notoriedad y prestigio profesional, tienen la “suerte” de tener fundaciones que llevan su nombre y mantienen vivo su legado, como es el caso de Manuel Broseta, pero la labor que realizan es solidaria y en armonía con el resto de víctimas y colectivos, y en cada homenaje se recuerdan a otras víctimas. En este año, cuando se conmemoran 27 años del asesinato que congeló a la ciudad de Valencia, el profesor Olavarría recordó unas cifras escalofriantes, un día antes y un día después, es decir, el 14 y el 16 de enero de 1992 ETA asesinó a otras tres personas. Piensen por un momento en qué atmósfera de terror y muerte hemos vivido en España durante tantos años, y con qué rapidez algunos líderes políticos quieren ocultarlo, mientras reabren todas las causas de la Guerra Civil.
Cada año, la Fundación Broseta entrega el Premio Convivencia coincidiendo con el aniversario del brutal atentado terrorista y en este 2019 me parece importante destacar la figura del premiado, por lo que simboliza y también por un recuerdo personal que quiero compartir con ustedes. Tuve la ocasión de colaborar con la Fundación el año en que se entregó dicho galardón a SM el Rey Don Juan Carlos, era enero de 2007 y justo se cumplían 15 años del asesinato de Broseta. La ceremonia de entrega se realizó en el Palacio de la Zarzuela y los miembros del Patronato se desplazaron hasta allí, jamás olvidaré una simpática anécdota que protagonizó nuestra alcaldesa Rita Barberá (QEPD) cuando el Rey dio un pequeño traspiés en la alfombra real. Curiosidades al margen, me hace especial ilusión que doce años después, el jurado de esta edición haya decidido premiar a su hijo, al actual Rey Felipe VI que encarna la estabilidad, la unidad y la democracia como jefe del Estado de nuestra monarquía parlamentaria.
Y por ello el título de esta columna, pero no simplemente por los premiados si no porque cada año que pasa, los hijos y los nietos de Broseta (jóvenes con talento y las ideas claras) siguen asistiendo en familia junto a amigos, a recordar y rendir tributo a su padre, a su abuelo, a esa persona que como cuentan quienes le conocieron era un prohombre, un hombre culto y trabajador, inteligente e implicado con el tiempo que le tocó vivir, tanto que le costó injustamente la vida. Reivindiquemos el legado que de padres a hijos se pasa, el de los valores del honor, el esfuerzo, la disciplina, el respeto y también el cariño. Felipe VI recogerá este viernes el XXVII Premio Convivencia y recordará como su padre y su madre, también recibieron tan honorable galardón, y ahí estarán los hijos y los nietos del profesor Broseta, como muchos hijos recuerdan con sus padres y abuelos, los hechos que nos precedieron y que debemos conocer para construir un futuro mejor, en paz y armonía.