VALENCIA. La noticia que sacudió al mundo del cómic en España a mediados del pasado mes de julio ha iniciado sus consecuencias más aciagas. El fallecimiento del editor Paco Camarasa, al frente de Edicions de Ponent -o lo que es lo mismo, una de las tres editoriales que revolucionaron el mundo del cómic en España en los años 90-, ha dejado al sello en stand by y ha destapado una situación de bloqueo en materia de derechos, transacciones, liquidaciones, pagos y proyectos de consecuencias difícilmente evaluables.
Desde entonces, Valencia Plaza ha estado en contacto con distintos autores relacionados contractualmente con el sello. Aunque las situaciones son dispares, algunos tienen un vínculo formal y de derechos por sus obras de varios años. Otros, en el caso más sencillo, están liberados de una relación editorial a futuro, pero desconocen qué será de los libros ya fabricados. Algunos casos más específicos, los de mayor prestigio, se encuentran en una encrucijada económica para con las liquidaciones nacionales, pero también con las extranjeras.
La realidad de De Ponent es que, como ya publicó este diario, toda la empresa -que es de responsabilidad limitada- se basaba en una gestión unipersonal. Tras la muerte de Camarasa, para estos autores, no existe ninguna fórmula de contacto. No hay un teléfono ni un correo electrónico a través del cual encontrar una vía fluida de contacto para saber de de sus publicaciones, de la empresa empresa y poder solventar las dispares situaciones.
La situación de De Ponent, según varios de los autores con libros en la editorial, fue en declive económico, especialmente durante los dos o tres últimos años. En este periodo, algunos títulos de valor como Un largo silencio y su autor, Miguel Gallardo, se fueron a parar a Atisberri. Tras la muerte de Camarasa, y por seleccionar uno solo de los relatos de autoría que giran en torno al sello del gran editor alcoyano, Antonio Altarriba y su best seller 'El arte de volar' han emprendido nuevo rumbo. Como él mismo cuenta a Valencia Plaza, el Premio Nacional del Cómic 2010 se publicará en Norma a partir del mes de septiembre, acompañado de la reedición de su otro gran volumen, 'El ala rota' (que ya estaba en esta editorial).
Altarriba ya emprendió acciones legales contra De Ponent hace meses. Su relación con Camarasa, no obstante, no era mala, "quizá porque yo ya soy un hombre jubilado y, aunque estamos hablando de una deuda que... es un dinero, puede que esté menos atenazado que otros autores". Altarriba no ha cobrado las liquidaciones internacionales de 'El arte de volar' que tiene nada menos que 13 contratos vigentes en 13 países. Entre otros, por ejemplo, en Francia, donde sabe que del pasado 2015 le corresponden unos 10.000 euros que no ha percibido. Es solo un caso, con Reino Unido, Brasil o Turquía generando réditos -menos que en el caso francés-, pero que no se saldan.
El caso de Altarriba también sirve como ejemplo para explicar la situación de otros tantos autores. Por ejemplo, De Ponent, con Garbuix como intermediario, tiene un vínculo para la venta de 'El arte de volar' para Reino Unido con Random House Mondadori. Ese contrato expira en 2019: "hasta entonces, ¿quién va a cobrar esas liquidaciones?", se pregunta Altarriba. El resto de sus contratos siguen hasta 2017 o 2018 en según que países. Por el momento, como otros tantos, él permanece a la espera de que desde la familia se empiece a mover ficha para saber qué pasa con la editorial.
No obstante, hay algunos casos más graves. Sobre todo, el de aquellos autores que mantienen una exclusividad editorial con De Ponent para publicar durante los próximos años. De hacerlo en otras editoriales, los herederos de la empresa podrían denunciarles a futuro. En el más estricto presente, lo que vendan, no lo perciben mientras se resuelve la situación de testamento y poderes. Algunos de ellos, al poco de fallecer Camarasa, apuntaron a través de las redes sociales a SD Distribuidores como captadores eventuales de esos beneficios. Con varios miles de ejemplares en stock, esta empresa en declaraciones a Valencia Plaza recuerda que su papel es el de mero intermediario: "a final de mes, como siempre, nosotros emitimos una factura a la empresa por lo que se haya vendido". De hecho y por fechas, solo ha habido una liquidación desde el deceso de Camarasa.
En un ambiente enrarecido y complicado, con algunos autores en un auténtico limbo económico sin percibir liquidaciones y en un limbo legal sin poder publicar -en algunos casos- ningún material nuevo, no saben a quién dirigirse. De ahí que acusaran a la distribuidora -que no es la única, pero sí posiblemente la mayoritaria- de quedarse con los beneficios de la venta. "Es desconocimiento del sistema. Nosotros sí tenemos los libros y los distribuimos a tiendas, claro. Si el día de mañana el abogado, un juez o quien sea nos los reclama, nosotros los entregaremos. Por el momento, siguen dispuestos a venta y nosotros cumpliendo con nuestras obligaciones de pago con la empresa".
El testamento, tal y como ha podido aproximar este diario, o bien no se ha abierto o, por el momento, no habría generado una solución para la sociedad. La distribuidora si admite tener un contacto con alguien próximo a Camarasa, que se puso en contacto con ellos, "pero todavía no hemos podido hablar con el abogado". Se desconoce si alguien próximo a este entorno podría seguir interesado en continuar el negocio, pero todas las fuentes del sector, los autores, la propia distribuidora y algunos expertos dudan de que exista una tentativa de la que no se ha tenido constancia desde las casi dos décadas de existencia de la editorial.
Operativamente, de cara a la venta al público, la editorial sigue activa. Eso sí, ha dejado de tener novedades, ha dejado de estar en ferias, ha dejado de activar a sus autores y, en ese estadio, se encamina hacia su desaparición. La liquidación de la empresa parece el escenario natural, conocida la unipersonalidad de la gestión de Camarasa, sin la que huelga decir no hubiera publicado algunos de los cómics más interesantes y menos comerciales en España de los últimos 20 años. Ese valor de empresa con su todo riesgo ahora parece haberse vuelto en contra de varias generaciones de creadores que recelan a dar su nombre en algún caso hasta que el escenario no se resuelva.
Todos los implicados no entienden como, un mes y medio después de la muerte, nadie se ha puesto en contacto cono ellos. Se desconoce si, de alguna manera más o menos descrita, Camarasa dejó una relación pormenorizada de compromisos por derechos a presente y futuro. Una de esas últimas novedades de interés es Fuga de la muerte, publicado el pasado mes de abril y obra de Fidel Martínez Nadal. Él mismo apunta a que su situación, "y me atrevo a decir que la del resto de autores, es la del total desconocimiento sobre el futuro de nuestras respectivas obras. Lo único que sé, a fuerza de indagar y contactar directamente con la distribuidora, es que un alguien se ha puesto en contacto con ella. Algo que no ha hecho con nosotros los autores y que espero hará en algún momento".
Ni Nadal ni otros autores descartan "tomar medidas legales unilateralmente". La distribuidora está informando a todos los creadores que se ponen en contacto de los pocos datos que su enlace con el entorno de Camarasa les ha facilitado. Desde esta empresa suponen que tras el paso del verano y agosto se inicien los contactos. Muchas de las fuentes dan por supuesto que la situación será compleja a la hora de atender a todos los autores, cumplir con liquidaciones atrasadas (en algunos casos) y, sobre todo, liberar los vínculos de creaciones y títulos para unos artistas que en muchos casos no pueden tomarse la libertad de desaparecer del mercado editorial durante los próximos meses o años. Es posible que, para ciertas firmas, esta realidad suponga un punto de inflexión a las posibilidades de su carrera.
Lo que sí parece claro para todos es que títulos como 'El arte de volar' acaben en alguna de las grandes editoriales más pronto que tarde. Este álbum en concreto expiró su vínculo con De Ponent en marzo de 2016, por lo que Altarriba -incluso de común acuerdo con Camarasa, pese a haber iniciado un litigio por liquidaciones del curso anterior- pudo 'moverlo' a Norma. Otros títulos de menor éxito comercial pero interés podrían quedarse en un limbo de publicación. Quizá para siempre.
La editorial relanzó a creadores como Altarriba, Sento, Micharmut o Michavila en una apuesta decidida por las obras frente a la comercialidad de su catálogo