Un recorrido por las adaptaciones al cine de las aventuras del hombre murciélago
VALENCIA. Puede que Superman sea el hombre de acero, y también el superhéroe por antonomasia, pero es evidente que Batman le ha ganado la partida en el cine. Por cantidad y por calidad. Sin ir más lejos, actualmente hay un nuevo hombre murciélago en las pantallas de estreno. Nada menos que un Batman de Lego, que revisita sus enfrentamientos con el malvado Joker. Concebida como spin-off de La LEGO película (The Lego Movie, Phil Lord y Christopher Miller, 2014), la nueva entrega cede todo el protagonismo a la irreverente concepción del personaje que ya se ganó un hueco en la memoria de los espectadores gracias a sus intervenciones en el primer film de la franquicia basada en el juego de construcción de la empresa danesa especializada en bloques de plástico interconectables. Si Disney ha llegado a rodar películas basadas en una atracción de parque temático (la saga Piratas del Caribe), tampoco parece tan extraño que las populares piezas de juguete hayan terminado por dar el salto al cine.
Lo sorprendente no es que lograran su principal objetivo, que no era otro que el de entretener a los críos, sino que además se encontraron con una espectacular recepción crítica. Hubo hasta quien habló de obra maestra, como ya había sucedido anteriormente con Los Muppets (The Muppets, James Bobin, 2011). Un entusiasmo quizá desmedido, pero que algunos analistas respaldan con argumentos de peso. Sin ir más lejos, el reconocido especialista en cómics Álvaro Pons asegura que Batman: La LEGO película (The LEGO Batman Movie, Chris McKay, 2017) es “una de las reflexiones más lúcidas que se pueda hacer sobre el superhéroe. Posiblemente, la mejor película sobre el personaje en cuanto a escenas de acción: le pega una paliza cinematográfica a Nolan. Y, de lejos, la que mejor entiende a Batman y mejor saca partido de todo su historial de adaptaciones”. Poca broma con los muñequitos articulados.
No obstante, a la hora de escoger a su hombre murciélago preferido de cuantos han transitado por la gran pantalla, Pons se decanta por “el de 1966”. Se refiere al encarnado por Adam West en la serie producida por 20th Century Fox Television, que se prolongó durante tres temporadas y dio el salto al cine aquel mismo año, con un film dirigido por Leslie H. Martinson. “Me parece una transgresión camp maravillosa y, paradójicamente, uno de los más fieles a los tebeos. Porque Batman, en los años cincuenta, con el dibujante Sheldon Moldoff a la cabeza, era puro delirio pop y camp en los tebeos y se trasladó a la tele con esa vocación festiva y psicodélica”. De hecho, la película incluso conservaba las onomatopeyas gráficas del original dibujado, que irrumpían en pantalla cada vez que el superhéroe golpeaba a los malvados.
Pese a los años transcurridos, son muchos aficionados los que coinciden con la elección de Pons. Por ejemplo, Miguel Gallardo, uno de los creadores de Makoki. “Hay un capítulo muy bueno de la serie The Big Bang Theory en el que los protagonistas tienen una discusión en el coche sobre quién ha sido el mejor Batman. Lo más divertido es que el propio Adam West va en el vehículo con ellos, y claro, está convencido de que él fue el mejor”, recuerda, aunque también matiza su relación con el género de los justicieros. “A mí lo de los superhéroes me es igual. Un tío vestido de negro, con cuernos, es como… No sé. Me gustaba mucho Adam West porque, de algún modo, se reía del personaje. Después todos han sido muy serios. Estas películas comerciales americanas, e incluyo las de Batman, serían grandes comedias solo con apretarles un poco los tornillos en un par de diálogos. Es un poco ridículo”. Se suma a su punto de vista el valenciano Lalo Kubala, padre de Palmiro Capón: “A mí eso de ‘Yo soy Batman’, con esa voz como de Rita Barberá que pone, no me gusta. Prefiero la serie antigua, donde estaba más gordito. Todo era mucho más pop y de estar por casa. Todas esas películas recientes tan oscuras y góticas me tiran un poco para atrás”.
Las opiniones de dibujantes y gente del cómic sorprenden, en tanto en cuanto la crítica cinematográfica parece valorar mucho más la visión oscura y atormentada que ofreció Christopher Nolan en su trilogía sobre el personaje. Coincide con ellos Miguel Ángel Giner Bou, guionista habitual de la dibujante Cristina Durán en libros como Una posibilidad entre mil, La máquina de Efrén o Cuando no sabes qué decir. “Para mí, la mejor de todas es la segunda de Nolan, El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008). El motivo principal es el Joker de Heath Ledger. Creo que la construcción del personaje es de lo mejor que se ha hecho, no solo en el terreno de los superhéroes, sino en lo que respecta al cine de los últimos años. A diferencia de lo que sucede con el resto de películas de superhéroes mainstream, Nolan está acercándose un poco al concepto de autor, lo veo un pelín por encima de todos los demás. El personaje de Catwoman en El Caballero Oscuro: La leyenda renace (The Dark Knight Rises, 2012) también me gustó mucho”, concluye.
El otro nombre en discordia si de Batman se trata es, por supuesto, el de Tim Burton. Para David Brieva, especialista en cómics de la librería Bartleby, no ha habido un hombre murciélago como Michael Keaton. “Concretamente en Batman vuelve (Batman Returns, 1992), con Danny DeVito como el Pingüino. Me parece una película infravalorada. Keaton me gusta porque es diferente a otros como Christian Bale o George Clooney, que explotan su faceta de gigolós. Él está más contrahecho, le da un toque más sucio”. Es también el film que destaca Cristina Durán, pareja artística de Giner Bou, que confiesa no ser una gran fan del género superheroico. “Batman me gusta, pero prefiero a Catwoman. La única página que he dibujado en mi vida relacionada con los superhéroes estaba dedicada a ella. Y la imagen de Michelle Pfeiffer en la película de Tim Burton era muy potente”.
Otro de los grandes defensores de la segunda entrega de Batman firmada por Burton es Paco Roca, autor de Arrugas, Los surcos del azar o La casa. “Sin duda, la trilogía de Nolan presenta al Batman más realista, pero el de Burton tiene un aspecto visual gótico muy fuerte. Cuando lo vi en el cine me quedé embobado en la butaca, observando todos los detalles de esa ciudad de Gotham tan oscura y siniestra. Es mi preferido, y entre las dos películas rodadas por Tim Burton, me quedo con Batman vuelve. Quizá sea porque fue para mí el primer Batman cinematográfico ‘serio’ que vi, o el primero con aspecto de superproducción”. Fue, qué duda cabe, pionero en ofrecer una nueva perspectiva sobre el personaje creado por Bob Kane en 1939 para DC Comics, hecho carne por primera vez en 1943, para un serial de la Columbia de quince capítulos de media hora de duración. Nadie recuerda hoy a Lewis Wilson, pero él fue el primero en enfundarse el traje de Batman ante una cámara.
Antes de Adam West estuvo también Robert Lowery, protagonista de otro serial de 1949, Batman and Robin. Pero West fue el primer hombre murciélago en color, el único, en realidad, hasta que Tim Burton barnizó de oscuridad al personaje, haciéndolo más acorde con la nueva imagen que había adquirido en los cómics, especialmente a partir de La broma asesina (The Killing Joke, 1988), escrito por Alan Moore e ilustrado por Brian Bolland. Muy poco después llegaba Batman (1989), la actualización del superhéroe propuesta por Burton. El año pasado, por cierto, Sam Liu dirigió una adaptación, en este caso animada, de aquella historieta que dio un giro definitivo al personaje. Solo la festiva mirada de Joel Schumacher en Batman Forever (1995) y Batman & Robin (1997) se desviaron de la línea trazada. Y casi nadie se acuerda de ellas. Ni siquiera Calpurnio, el creador de Cuttlas. “Creo que la de Val Kilmer la interrumpí a mitad y me puse a ver otra cosa”, admite.
También es cierto que el dibujante, que acaba de publicar el estupendo Mundo plasma, tiene una visión muy particular de Batman. “No las he visto todas, y ninguna en el cine, siempre en DVD. No creo que vaya a ver la de Lego, a no ser que alguien me la ponga delante. A mí, esos muñecos horribles me cogieron ya mayor, después de haber jugado con los Madelman, y me cuesta empatizar con ellos. Las de Clooney, si es que vi alguna, mi torpe memoria las ha borrado. De las de Tim Burton… En fin, recuerdo a Keaton, que me gustaba, a Jack Nicholson, que también, y sobre todo a Michelle Pfeiffer, que estaba impresionante, y a Danny DeVito como el Pingüino, uno de mis personajes favoritos del cine de todos los tiempos, aunque los batmóviles de las películas de Burton siempre parecen cacharros, cada vez que salen me pongo malo. Si tengo que elegir la mejor, e insisto en que mi opinión no es nada valiosa, sería El Caballero Oscuro. Me gusta Christian Bale y ese Joker de Heath Ledger”, señala, coincidiendo con Miguel Ángel Giner Bou. También los hay, por el contrario, que no hacen ascos a nada. Fran García, director de Splash, el Festival del Cómic de la Comunidad Valenciana, zanja la cuestión con un rotundo: “Me gustan todas”, aunque luego matiza que, “sobre todo, las de última hornada, y también la primera de Tim Burton, por su tenebrismo y por como captó al personaje. La oscuridad de Nolan me interesa más, pero me atrae mucho la estética de cartón piedra de Burton y su tratamiento de los personajes”.
Una búsqueda del personaje de Batman en la web imdb.com, la base de datos más importante de internet, arroja como resultado más de cuatrocientos títulos, incluyendo seriales, largometrajes y animación. Solo unos pocos han logrado hacerse un hueco en el imaginario colectivo. Entre los encuestados, por ejemplo, nadie se ha acordado de Ben Affleck, que encarnó al hombre murciélago en El amanecer de la justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, Zack Snyder, 2016), se asomó fugazmente por Escuadrón suicida (Suicide Squad, David Ayer, 2016) y, según todos los indicios, se va a enfundar el traje al menos un par de veces más en los próximos años. Tampoco parece que las dos entregas de Joel Schumacher gocen del favor de los aficionados. Pero, independientemente de la fortuna con que haya sido encarnado, Batman se seguirá reinventando en el futuro. Que haya terminado (de momento) convertido en un muñeco de Lego no es más que otra prueba de las ilimitadas posibilidades de reinterpretación que ofrece un personaje que ya es un mito de la cultura popular.