AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

De Turismofobia y Turismofilia

Que somos un país de extremos es una triste realidad que también se traslada a la percepción de nuestra principal industria

17/08/2019 - 

VALÈNCIA. No son fechas ni temperaturas para empezarles a dar muchos datos y números, pero nadie con “dos dedos de sesera” puede negar que dentro del sector servicios o terciario el Turismo ocupa el puesto más relevante (descontando los servicios públicos) y es desde la
etapa del desarrollismo de los 60s motor de la economía española.

Aunque hablar de políticas económicas hoy en día, en estos tiempos que se prodiga tanto la estulticia, tiene sus riesgos dado el ruido sectario que impregna los medios; si hablas de libertad de mercado, horarios e incluso de la iniciativa individual, puedes ser etiquetado de ultra, Voxista o cuanto menos seguidor de Donald Trump; pero si exiges el control de las importaciones agropecuarias adaptándolas a nuestros estándares fitosanitarios y pides el apoyo a nuestro campo y medio ambiente puedes ser tachado de comunista podemizado compromisero o colaborador de Nicolás Maduro, de todas formas vamos a ello.

Pero tampoco voy a hablarles de los ministros de Información y Turismo Gabriel Arias- Salgado y Manuel Fraga Iribarne que supieron ver la oportunidad del sector y incluso el segundo llegó a crear la red de Paradores Nacionales, les voy a comentar la percepción pública o publicada respecto del sector. Al principio la “gente” casi adoptó un
posicionamiento que recordaba a aquel lejano ostracismo, que sus defensores y sus detractores, y del que Antonio García-Trevijano tanto gustaba de hablar, pues algunos vieron en el Turismo la forma de entrada en España de costumbres extranjeras un tanto relajadas, es decir que podrían propiciar el aperturismo de corazones y mentes nacionales. Posteriormente, y ya pasada la transición, las menciones y exaltaciones al turismo les parecía a algún sector como algo nostálgico más propio del tardo-franquismo y de la España folklórica, y contra la que la banda terrorista ETA hacia sus campañas de verano siendo nuestra Comunitat una de las afectadas en vidas y bienes por esos malditos, que nunca pagarán suficientemente sus deudas con la sociedad. 

 

Finalmente, y con varias décadas de por medio desde la transición, el sector turístico pasó a visualizarse como una parte más (aunque importante) de la economía. Tuvo que enajenarse una parte de la sociedad española, en concreto un segmento de la barcelonesa (producto del delirio separatista), para que de nuevo el sector fuera objeto de
discusión, en forma de turismofobia, que casi tiene un conato de contagio en Valencia, a través de la organización separatista Arran justamente el verano pasado, y que gracias a la moderación que hacemos gala los valencianos no prendió (aunque de vez en cuando arda alguna falla social y estalle la calle en sentido figurativo).

Es por eso que llegados a la campaña turística actual, y pese al desastre de tener la bacteria E.Coli en nuestra playas cerradas con una cloración un poco tardía, estamos siendo visitados por gran número de personas, y que nuestro president Ximo Puig, como contraposición a lo ocurrido con nuestros vecinos del norte ha utilizado esa muy buena frase de “aquí somos de turismofilia” dando a entender que si en Barcelona los turistas
son mal recibidos (y últimamente mal tratados y atracados violentamente) aquí los recibimos con los brazos abiertos. Aunque algunos parece querer volver a épocas preindustriales o gremiales y que la ciudad esté desierta y cerrada los días festivos, a pesar de que haya por ejemplo miles de cruceristas (más de 400.000 en todo un año)
recorriendo Valencia, otra cosa es que este tipo de turismo sea el que “nos interese” pues quizás el resto de turistas hasta pasar esos más de 2.000.000 de visitantes sea más beneficioso para nuestra convivencia, en contraposición con los que vienen en esos mega-cruceros que desde luego a quien benefician es al Puerto de Valencia, o como lo llama nuestro director Javier Alfonso “El vecino arrogante”, al final de la campaña turística habrá que hacer números.

Otros de los que perciben, que no se me alarme nadie, el turismo como una oportunidad son los terroristas, ya hemos citado a los etarras y en la actualidad son los yihadistas, recuerden lo ocurrido en las Ramblas de Barcelona con el atentado en el verano del 2017, que parece poco importó a los independentistas los muertos, pues sólo lo vieron como
una oportunidad de mostrar al mundo su ideología totalitaria y de supremacismo cultural. Por eso no es de extrañar que en este mayo pasado el Daesh en Batua (euskera normalizado) amenazase con atentar en Vascongadas y que ahora haya salido la noticia de que Abu Bakr al-Baghdadi (líder del Califato) ha pedido a sus mujaidines atenten en
España mediante un mensaje en español, “la cabra tira siempre al monte”, y ellos ven en nuestras tradiciones más populares, enraizadas en la Cristiandad, una ofensa a su fanatismo, allá ellos.

Porque a pesar de lo que pudieran decir los terroristas a un preso que había caído en sus cárceles del Isis/Daesh, que eso de las fiestas de Moros y Cristianos de Valencia estaba muy mal (imaginen el estropicio que podrían hacer) no se preocupen, nosotros a lo nuestro a disfrutar del verano y sus fiestas, apoyando a nuestras Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado, Policia y Guardia Civil que son los que se ocupan de nuestra Seguridad para que podamos vivir en Libertad, esa que nos quieren arrebatar esos mal nacidos totalitarios, y que nunca lo conseguirán.