Catando a ciegas

De vinos bien molones y amigos champiñones

Hoy vamos de grupis, grupo. Con los pompones en alto y sin romper las Zalto, que toca cata a ciegas y lo vemos claro, claro: seremos champiñones con los vinos más molones (que no peleones)

| 28/02/2020 | 5 min, 44 seg

En concurso oficial y poco caballero, en bares cómplices, restaurantes revoltosos o villas propias y ajenas. Cualquier lugar es bueno si hay botellas misteriosas, mucho papel de plata y sacacorchos durán del Alisprés. En ocasiones de la mano de maestro de ceremonias guiando nuestros pasos con enorme generosidad, otras veces tan solos y a lo loco. Divertidas siempre, con aciertos pocos y con curas de humildad para gastar tiritas sin ton ni son. Reuniones de amigos con caña previa, que hay que refrescar boquitas antes de empezar con las travesuras de goler, absorber, con ruiditos o no, y empezar a decir nuestras cosis. Que con dos estilos volamos a nuevo mundo entre atlanticismo, calidez y algún toque ahumado. Y así, con la mesa llena de copas, vasito de agua para los más blandengues y cosas ricas en el plato, comienzan los juegos de la sed.

Un inicio con gurbujas y sus dudas entre champagnes y cavas en dilema sin mucho problema, que solemos acertar. Y lo hacemos con el Champagne Puissance Brut Nature 2009 (Franck Pascal) que se presenta directo y a la cara, tan pomposo como meloso y con su espumita tan integrada. Acidez y sus bollitos que nos bebemos con la ensaladilla de gambas de La Malaje. 

En estas aventuras vinosas no puede faltar el jerez, por pintón y porque nos gusta. Muy. Y así es con el Fino en Rama González Obregón (Bodegas González Obregón) que con botella vinagrosa despista unos momentos hasta que dice que no es cualquier cosa, hermosa. Que los humildes también pueden triunfar manteniendo el equilibrio y con los tomates de Angelita.

El Emmerich Knoll Grüner Veltliner Smaragd Ried Loibenberg 2017 (Weingut Knoll) nos lleva de aquí a allá y de allá a acullá, porque es grüner veltliner austriaca, pero nos da albariño a saco. Y volamos desde Galicia hacia la Europa más frescales con interesante conversación, profundidad en lo razonado y esa merluza al vapor con pil pil de lima de Alabáster.

Llega el Rangen Grand Cru Clos Saint Théobald 2015 (Domaine Schoffit) con su dosis de vulcanismo, pero no de Canarias, porque es gordito y golosón. Así que volvemos a mirar hacia arriba para viajar raudos a la Alsacia de la pinot más gris. Intensidad entre tiznados paisajes de mirada eterna y tan bien con una tabla de quesos de La Caníbal.

Pilluras revoltosas

Seguimos en el lío con el Muti 2016 (Vinos Atlántico & Rodrigo Méndez) y sus lías. Esas capaces de engañarnos haciendo pensar en madera. Lecciones de avezado instructor que destapan un albariño (ahora sí que sí), de berberechos con unas gotas de limón. Laterío de brisa marina con miles de vidas que vivir y junto a la oreja frita de cochinillo con carabinero de Desencaja.

Volvemos al burbujeo y en rosita con el Champagne Bruno Paillard Rosé Première Cuvée (Bruno Paillard). Chardonnay y pinot noir que plantea dilemas de si azúcar más o menos. Entre el parloteo de debatir nos muestra que es cambiante, con tostados y perita que recogemos del suelo para sentirlo más cerca.  Y se impone con la tinta al lado de un steak tartar de Lavinia.

El Côte Rotie Ampodium Rostaing 2017 (Domaine René Rostaing) esconde su varietal de pillo revoltoso y aunque es syrah de la misma Francia no es pizarra ni sangriento. Viejo mundo en estado puro con su madurez de apetitosa seda y el reposo en su justa madera. Y no importa si nos gustó más el 13, el 14 o el 15, que lo disfrutamos con creces con una croqueta de Membibre.

Sin movernos de país galo probamos el Château Thivin Cuvée Zaccharie 2017 (Château Thivin). Beaujolais y su gamay que se presenta en cueros descarados. Y mientras lo removemos cual guiso a fuego lento, descubrimos que es fruta roja y con curvas. Caminos acogedores de animalillos simpáticos con ganas de morder un poquito. Y ya es la hora, que queremos unos huevos fritos con morcilla en La Marginal.

De variedades varias y con ganas de despistar es el Domaine du Vieux Télégraphe Châteauneuf-du-Pape 2012 (Domaine du Vieux Télégraphe). Côtes du Rhône compotoso y apretao. Frutez sin complejos, maleable y masticable. Estupendo a la sombra, en barbacoa veraniega con piscina llena de patos y la entraña del maestro parrillero con su gorra.

Bestiecillas salvajes y algún pimiento verde

La potencia nos transporta a Italia y su Montesecondo Tïn 2013 (Montesecondo). Sangiovese toscana en monte trufado entre bestiecillas salvajes. Agarroso que se queda y con su poco de piracosas nos deja meter la cuña del pimiento verde, lo que nos gusta. Otoño de ánforas en paseo a caballo con la tranquilidad necesaria y la fabada de Asturianos.

El Calcáreo de Granito 2014 (SuperUco) es cabernet franc de Tupungato, que mola un rato. Argentino de punto vegetal y de nuevo piracinas, pero finas. Lobo feroz con delicada caricia y sonrisa del sentir más puro. Con un punto amargo cabrón (perdón), nos fascina mogollón, y lo descorchamos una y mil veces con los callos de la Fisna.   

Momento de volver a casa, que van a decir que casi ni un vino español. Abrimos un Raro Rufete 2014 (Vinos La Zorra) y el recreo continúa. Salmantino que mezcla con tino liviandad de piedros duros, cafés y sus urdimbres, y lo carnal de los pies en la tierra. Sencillez sin complejos con una tortilla de patatas en Distinto. 

El clasicismo riojano hace acto de presencia con el Sierra Cantabria Garnacha 2010 (Viñedos y Bodegas Sierra Cantabria). Un señor estupendo, alto y guapo que con elegancia impone su presencia. El mejor sabor de siempre y oportunidad para ver lo bueno de la edad. Y su maderita, desde luego, pero tan bien puesta que conquista y más si nos lleva a comer un cordero asado en Las Esparteras.

Así alcanzamos el final. La última sorpresa antes de las pertinentes fotos a cadáveres muy vivos. Un Amontillado Viejo El Abuelo (Bodegas Luque) que nos hace guiños de palo cortado con su oronda Pedro Ximénez. Caobas punzantes de frutos secos y armonía. Vejez de arrugas bellas y en el plato el paté caliente de menudillos de pollo, vino blanco, limón y tomillo de La Piperna. Despedidas a lo grande con un deseo en el corasón, melón: mucha suerte, amiguis.

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