Algunos, ya sea por cobardía, prepotencia o ignorancia, no pueden evitar actuar como una avestruz escondiéndose de los problemas, a otros les gusta ignorarlos al estilo de Don Tancredo, otros les gusta alarmarse en exceso para no hacer nada cual perro del hortelano, y no sé ustedes, pero yo creo que lo más prudente, es prevenir antes que curar
VALÈNCIA. No crean que este artículo tiene como propósito relatarles (que también) todas las amenazas que nos atenazan y desafían para imbuirles de un miedo de fin de ciclo (eso se lo dejo a los especuladores del Ibex 35 y de la prima de riesgo), sino lo que quiero transmitirles, es que cuando se habla del Cambio Climático, Pandemias y otros desastres naturales, en la actualidad somos los primeros habitantes del planeta en la historia de la humanidad que tenemos capacidad de cambiar o al menos atenuar las consecuencias negativas de todos los riesgos anteriores, y por eso hay que trabajar muy en serio en esas áreas.
Por ejemplo, si les hablo de los Ciclones del Índico (equivalente al Huracán Atlántico en aquellas latitudes) ustedes enseguida recordarán las inundaciones, que periódicamente provocan decenas de muertos, en Bangladesh por tormentas provenientes del Golfo de Bengala, en el Noreste de aquel océano. Pero desde el 2014, y como consecuencia del cambio climático y/o calentamiento global (tanto monta, monta tanto) se han desplazado estas depresiones tropicales al otro lado del océano también, en el Este Noreste y han provocado en escasos días dos ciclones seguidos, afectando a las costas del cuerno de África y a las costas del sur de la península Arábiga.
El primer ciclón tropical fue Sagar, que alcanzo escasamente una categoría 1, dejando detrás de sí medio centenar de muertos al menos, entre Somalia y Djibouti, y casi 670.000 damnificados en las zonas norte y noroeste del primer país citado, tomando contacto con la tierra el 19 de mayo, durando solo hasta el 20 de mayo, para dispersarse después. En cambio el segundo ciclón ha sido mucho más duro ha llegado a categoría 2, se inició el día 23 de mayo tocando tierra el 26 en Yemen y Omán, dejando tras de sí una profunda desolación cuyos cálculos (bajas humanas y materiales) aún están pendientes de consolidarse, y respecto a su intensidad simplemente con el cálculo de que ha llovido en un solo día la lluvia de tres años, no hay mucho que añadir.
Por otra parte, hay otra noticia, el nuevo brote (es el noveno) del virus del Ébola en el Congo, que se asoma tímidamente todavía en los titulares, y eso, esperemos, sea una buena señal, de que esta vez se podrá contener, a diferencia de lo ocurrido en 2014 que alcanzó el grado de Pandemia, en la que murieron más de 10.000 personas. El brote salto a los medios alrededor del día 10 de mayo tras publicarse (entre otra) la información de la OMS con un estudio realizado entre el 4 de abril y el 9 de mayo. La última actualización de esa agencia internacional, con la rueda de prensa del director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Pete Salama del 29 de mayo, existían en ese momento 54 casos de la enfermedad (47 entre Bikoro e Iboko), de ellos 35 confirmados en laboratorio y 25 muertes.
Actualmente en una campaña que está prevista que duré al menos hasta el 1 de julio, se está luchando contra el virus en los cinco focos de la epidemia, mediante la vacunación (hasta el 29 se llevaban aplicadas unas 10.000 vacunas) con medicamentos experimentales, existiendo una gran preocupación sobre el foco de M'Bandaka, dado que es una población de un millón de habitantes y que cuenta con puertos fluviales (35) conectados por el rio Congo con las capitales Brazzaville y Kinshasa, donde viven más de 10 millones de personas. De hecho sus vecinos se están organizando por si acaso se desborda la contención, y esta semana se informó que el Ministro de Sanidad nigeriano, Prof. Isaac Adewole, acudió al Aeropuerto Internacional de Abuja, capital de Nigeria, para comprobar in situ que los sistemas de control de salud en las instalaciones aeroportuarias se estaban cumpliendo, espero que nuestras autoridades hayan planificado algo (sobre todo en los aeropuertos), y que los cambios políticos y de ciclo en los que vivimos no les ciegue las meninges.
Desde luego es una ocasión donde el refrán de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra se va a poner a prueba, donde veremos si las organizaciones sanitarias y estructuras estatales de los países afectados (y del resto del mundo) saben reaccionar, donde el comportamiento humano es puesto a prueba, porque fíjense como ya han existido casos de saltarse las cuarentenas, aunque después se han vuelto a internar; han existido casos (de los primeros) de contagios con personal sanitario; e incluso de oportunismo (no tiene porque tener en un sentido peyorativo) de las farmacéuticas y sus nuevas vacunas como ya les he comentado, y de científicos, en este caso ingleses del University College de Londres, que afirman que han desarrollado un modelo basado en el cambio climático capaz de predecir el brote de enfermedades zoonóticas (transmitidas de animales a humanos), como el Ébola.
Y si no teníamos suficiente con el virus africano, ahora surge otro en la India (menos mal que es un poco más lejano) llamado Nipah, también por infección por animales (zoonosis) que causa cuadros sintomatológicos severos, que llevan hasta la muerte y que en aquel país asiático en las dos últimas semanas han provocado 15 muertos, éste es un virus relativamente joven se detectó en 1998, en Malasia, frente al que se usa un protocolo similar al del Ébola, y que la OMS lo ha incluido en el elenco de dolencias preferentes para investigar dada su capacidad epidémica. Su sintomatología es febrícula, cefaleas, vahídos, dificultades respiratorias, desorientación y delirios, desencadenando un posible coma irreversible y encefalitis mortal en 24 a 48 horas, todo un encanto.
Como verán más vale prevenir que curar, pues ya ven algunos como los científicos ingleses citados, achacan parte de la responsabilidad de todos esos virus y sus mutaciones al cambio climático, por lo que cuidemos de nuestra casa, cuidemos de la Tierra.
El continente cuna de la humanidad está sometido constantemente a desafíos de los que muchas veces ni nos enteramos, con tanta actualidad e incertidumbre mundial, y este es otro caso
Este jueves la Organización Nacional de la Salud (OMS) declaró libre de ébola a Liberia, último país con casos registrados