MADRID, (EP). Actualmente, la dieta sin gluten ha crecido como fenómeno social "porque creen que es más saludable y porque se asocia a una pérdida de peso, lo cual es un error", ha declarado a Europa Press el director de la Clínica CINUSA e investigador en el departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Ismael San Mauro. Por tanto, aunque el gluten no es una proteína esencial para la salud humana, no es conveniente prescindir de este ingrediente sin la recomendación de un experto.
"Por un lado, hay que distinguir a aquellas personas que tienen alguna sensibilidad al gluten que serán las beneficiadas al prescindir de él en la dieta y, para ello, se debe hacer un diagnóstico claro. En este caso, tanto para celiacos como para aquellos con sensibilidad se debe eliminar de la dieta", ha añadido el experto, quién ha abordado este tema en el seminario 'Trastornos relacionados con el gluten y sus implicaciones clínicas y sociales', organizado por Dr. Schär Institute.
En este sentido, es necesario diferenciar entre una recomendación global de nutrición comunitaria para toda la población, de una recomendación para el posible beneficio de un conjunto de personas que tiene sensibilidades al gluten. "La dieta sin gluten puede ser beneficiosa para quienes padecen, especialmente, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades autoinmunes, alteraciones hormonales y, quizás, algunas neurológicas", ha explicado el doctor San Mauro.
La recomendación principal antes de sumarse a la moda de 'gluten free' es "acudir a un profesional, porque puedes tener una dieta nefasta consumiendo o no gluten al no revisar si cubres tus necesidades a nivel nutricional. Por tanto, debes acudir a un dietista o nutricionista que te guíe y, después, ver si hay una recomendación para mejorar algunos puntos claves como en las patologías dermatológicas o en el síndrome de intestino irritable", ha recalcado a Europa Press.
De esta manera, se debe seguir una dieta equilibrada, basada en productos de origen vegetal donde tienen cabida los de origen animal, con cereales integrales y con los mínimos productos refinados y procesados, "y no caer en la idea de que te vas a quitar el gluten porque mejora tu salud".
En primer lugar, los síntomas para detectar intolerancias al gluten suelen ser "problemas digestivos como gases, pesadez, dolor abdominal, diarreas o estreñimiento, así como problemas dermatológicos, fatiga, alteraciones de los ritmos del sueño o alteraciones hormonales", ha indicado San Mauro.
El trastorno más relacionado con el gluten es la enfermedad celíaca, pero también puede afectar en otros desórdenes como el síndrome de intestino irritable, la sensibilidad al gluten no celíaca o la alergia al trigo. Todos ellos tienen síntomas en común y, dadas sus implicaciones, hacen necesario un diagnóstico precoz y diferenciado.
La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente cuyo origen es aun desconocido aunque en su desarrollo contribuyen factores genéticos y ambientales. Esta patología provoca una inflamación crónica de la mucosa del intestino delgado y, progresivamente, una atrofia de las vellosidades intestinales.
La prevalencia en España es del uno por ciento de la población y "se considera que las epidemiología de la enfermedad celíaca tiene las características de un iceberg ya que esta prevalencia puede ser mucho mayor puesto que un importante porcentaje de casos permanece sin detectar", ha señalado la gastroenteróloga pediátrica del Hospital San Joan de Reus (Tarragona), Gemma Castillejo, también presente en el seminario.
La sensibilidad al gluten no celíaca es un síndrome diferente a la enfermedad celíaca pero también relacionada con esta proteína y, actualmente, las estimaciones sobre su frecuencia se encontrarían entre el 1 y el 6 por ciento de la población. Su diagnóstico se realiza por exclusión y el tratamiento pasa por la dieta exenta de gluten, al igual que en la enfermedad celíaca.
Otro de los trastornos es el síndrome de intestino irritable que se define como una molestia común que puede afectar al 15 por ciento de la población general y que se caracteriza por dolor abdominal, estreñimiento, diarrea, flatulencias e hinchazón. En algunos casos, tal y como señalan los expertos, se ha observado que la dieta sin gluten puede hacer que los síntomas disminuyan o lleguen a desaparecer.
La alergia a algunas proteínas del trigo también puede ser un problema de intolerancia al gluten. Sus manifestaciones son diversas y pueden ser diferentes entre niños y adultos, ya que los niños se ven afectados normalmente por la alergia al trigo clásica que desaparece durante la infancia.
Este tipo de alergia presenta una sintomatología muy variada, desde síntomas clásicos como picor e hinchazón de las mucosas, hasta molestias en el tracto intestinal. La única opción terapéutica que existe en este caso es seguir una dieta sin trigo y, según el grado en que se presente, también sin gluten.
Actualmente, se calcula que la heredabilidad de la enfermedad celíaca se sitúa en torno al 87 por ciento siendo el principal factor genético de riesgo el que reside en los genes 'HLA', aunque estos representen algo menos de la mitad de la base genética de la patología.
El resto de factores genéticos no han sido identificados, mientras que los factores ambientales que influyen pueden ser las causas dietéticas, las infecciones bacterianas o virales o el aumento de la permeabilidad intestinal. Se estima que entre un 10 y un 30 por ciento de los familiares directos de pacientes celíacos podrían padecer esta enfermedad.
"En el futuro, se podrán diagnosticar a los individuos con una alta predisposición genética antes de la aparición de los síntomas, lo que supondrá una mejora importante en su calidad de vida y en la disminución de los costes sanitarios. Además, se podrán abrir las puertas a nuevas dianas terapéuticas", ha asegurado la doctora Castillejo.
Durante el seminario han presentado los resultados del estudio 'GLUTOX', realizado por la Sociedad Italiana de Gastroenterólogos del Hospital (AIGO) y publicado en la revista científica 'Nutrients'. El informe revela que uno de cada cinco pacientes diagnosticados con síndrome de intestino irritable padecería sensibilidad al gluten no celíaca.
Entre sus resultados se ha observado que al interrumpir la ingesta de gluten, tres de cada cinco pacientes dejaban de padecer los síntomas y molestias atribuidas al intestino irritable. "El estudio comenzó con el objetivo de aportar dimensión epidemiológica a la sensibilidad al gluten no celíaca, pero ha ido más allá", ha declarado Gemma Castillejo.
"El éxito radica en haber identificado un subgrupo de pacientes con un diagnóstico certero de sensibilidad al gluten no celíaca entre aquellos con reacción al gluten". Finalmente, el estudio también ha revelado que, para un número significativo de pacientes, el hecho de introducir una solución terapéutica como la dieta sin gluten ha significado un alivio de sus molestias.