VALÈNCIA. Son casi las siete y media de la tarde y en la tienda Movistar de la calle Colón, los dependientes miran hacia la puerta con más frecuencia de lo habitual. A pesar de ser casi la hora de cierre, en la calle, hay una fila de personas esperando para entrar. Dentro, una señora no sabe que toda esa gente, en realidad, está deseando que solucione el problema de memoria de su móvil por el que no puede recibir las fotos de sus nietos y se vaya de una vez por todas. Por fin, la señora sale, los dependientes respiran aliviados y las luces de la tienda se atenúan mientras la gente comienza a entrar.
Toda esa expectación tiene nombre de mujer: Soledad Vélez, la cantante chilena afincada en València dio el pasado jueves un concierto íntimo y casi secreto en una céntrica tienda de telefonía.
Melena platino recogida en dos trenzas de boxeadora, vestida de negro, unas mastodónticas botas blancas y gafas de sol con cristal de espejo de color como las que se utilizan para esquiar. Era fácil localizar a la artista en este escenario improvisado.
Las gafas de nieve, por cierto, son tendencia y algunas firmas como Stella McCartney, Off-White, Gucci, Acne Studios o Balenciaga han apostado por ellas aunque bajarlas de la pasarela y alejarlas de las pistas de esquí es complicado y sólo apto para las más valientes y/o modernas. Soledad es ambas cosas. Su mirada completamente oculta tras las gafas de sol y la escasa luz resultaron el combo perfecto para que la cantante olvidase dónde nos encontrábamos y pensara que estaba, por lo menos, en el WiZink Center porque lo dio todo.
Sonidos electrónicos, sintetizadores y un teclado acompañaron su personalísima voz que hipnótica interpretó algunos de los temas de su último disco Nuevas Épocas. Me cuentan que la cantante, que antes lucía una larga melena castaña, se cortó el pelo y tiñó de rubio platino coincidiendo con la preparación y lanzamiento de este disco, su mayor éxito hasta la fecha. El tinte rubio supuso una catarsis personal y artística para Vélez. Luego dicen que ser rubia solamente tiene que ver con el color del cabello, pues se equivocan: ser rubia es algo más, es una actitud ante la vida.
Los fans de las primeras filas bailaron entregados al ritmo del pop místico y urbano de Soledad Vélez. El trance del público fue tal que más de uno hubiera firmado a la salida del concierto un contrato de permanencia infinito con el mismísimo diablo del 4G.
El cine detrás del cine y cómo Paquita Salas se convirtió en tendencia
Hace unos días, con motivo del nuevo Máster en Diseño de Vestuario: cine, TV y artes escénicas que se impartirá en el Centro Oficial de Estudios Superiores Barreira A+D, se celebró una amena mesa redonda con varios profesionales de la materia.
Para descubrir ese mundo tan desconocido como atractivo del vestuario de cine se reunieron Cristina Sopeña que ha estado a cargo del vestuario de grandes producciones como Rambo: the Last Blood, Warrior Nun o Maléfica: maestra del mal, por citar solamente algunos de los títulos de su larga trayectoria.;Ana López Cobos, diseñadora de vestuario de La llamada, Quién te cantará o la popular serie Paquita Salas, entre otras producciones y Manuel Bonillo, director del máster y crowd costume assistant en la premiada Game of Thrones completaba la mesa. Moderando el coloquio los acompañaba Elena Giménez, la flamante nueva coordinadora de másteres de Barreira que, en los pocos momentos en los que decaía algo el coloquio -que fueron escasos, la verdad-, siempre supo sacar más de una anécdota jugosa.
Como por ejemplo, la del divertido momento del que surgió esa escena maravillosa de Paquita Salas en la que Magüi, interpretada por Belén Cuesta, se pregunta mirando a cámara y con un pasamontañas rojo de Balenciaga si es una fashion victim. Evidentemente, contesta convencida. Ana López, artífice del vestuario de la serie nos confesó que la inspiración surgió de otra actriz, Najwa Nimri siempre pionera de las tendencias más arriesgadas que había vestido durante el invierno capuchas similares. El resto de la escena es producto de la mágica improvisación de Belén Cuesta.
Más allá de las anécdotas, Cristina Sopeña destacó todas las posibilidades que existen dentro del diseño de vestuario y la amplitud de maneras de participar e implicarse en el proceso creativo. Todos ellos resaltaron que el auge de las nuevas plataformas de contenidos está generando una mayor oferta de empleo en el sector.
El diseño de vestuario es una parte fundamental para que podamos entender, también a través de su ropa, a los personajes y sus circunstancias. Al final, la moda siempre nos cuenta historias solo hace falta saber cómo escribir con ella y eso es justamente lo que hacen los diseñadores de vestuario. Y es que hay vida más allá del diseño de moda y fuera de las pasarelas y, por lo visto, trabajo de sobra para quien le interese.
Entre el numeroso público que asistió a la charla encontré muy atentos en las primeras filas al sombrerero Betto García y Jorge Vento, propietario de la tienda de moda vintage Santo Spirito.
Ahora que hemos cambiado de estación es el momento de diseñar el vestuario de nuestra propia película, esa de la que somos protagonistas y que se rueda a diario cada vez que nos levantamos porque, ¿somos unos fashion victims? Evidentemente.