A DISCRECIÓN

Del ocaso al renacimiento: el nuevo Palau Alameda se inaugura por todo lo alto

19/05/2018 - 

VALÈNCIA. En el año 1964 se inauguró una gran piscina cubierta en la Alameda, la primera de la ciudad, con un novedoso espectáculo de luces para muchos inolvidable. La piscina contaba con un restaurante y una gran sala para celebrar banquetes y bailes que ha permanecido en el recuerdo de distintas generaciones de valencianos que disfrutaron de uno de los lugares más populares de la ciudad. El edificio, en lo alto de una torre acristalada, se alzó durante medio siglo desafiando la decoración pétrea y los cipreses del paseo de la Alameda. Era el lugar en el que había que estar.

Nuevos tiempos, nuevos iconos. El pasado jueves las paredes del edificio se reabrieron para acoger el nuevo Palau Alameda, un palacio para el mejor ocio gastronómico dividido en tres espacios: Àtic, un restaurante panorámico; La Sala, el gran espacio para eventos; y Azza, que se anuncia como la “grand boîte” del siglo XXI con un toque canalla. ¿Quién dijo que todo tiempo pasado fue mejor?

El primer espacio que abre sus puertas es Átic y lo hizo el jueves con una gran fiesta para más de quinientos invitados que pudieron contemplar la ciudad desde la terraza y disfrutar del nuevo diseño de interiores del edificio, a cargo del estudio Parolio, con una ornamentación vegetal y botánica a base de cerámica, textil, bordados, artesanía, muebles de colores cálidos, intensos, neutros… En esta azotea, mientras rulaban los canapés, se concentraron las fotos y los nombres, que fueron muchos. Empresarios como Vicente Morata, Iván Martínez-Colomer o Manuel Navarro se juntaron con mujeres siempre modernas como Sofía Carpi, Belén Aliaga, Paula Bernal, Patricia Cerveró, la presentadora de televisión Ana García-Rivera, Paola Barrachina, Coté Soler acompañada de su hija Natalia Segrelles, Loles López de la Asociación de Directivos, Begoña Camps, Maribel Cosme o Rosa Dicoval.

El grupo más vistoso fue el de Mayte Sebastiá, María Cosín, Cheli Serra y Ana Díaz, el más marchoso el de Ángeles Casanova, Bruno Martín, Elena Streuli, Manolo Mínguez y Patrick y el premio al más fashionista fue para la pandilla de los estilistas Quique Camps, Goyo Bonillo, Álex Jordán, Rafa Moreno y Pepito Alandes. De otra parte, no faltaron educados caballeros de ésos que elevan la copa de vino tinto, la centrifugan, la esnifan y, a continuación, le susurran al camarero: “Excelente, puede servirlo”, como Javier Monedero, José Pérez Manglano, Javier Alberni y el exconseller de Gobernación, Luis Santamaría.

Por parte del Club Moddos, capitaneados por Miguel de Vicente y Josep Lozano, asistieron la odontóloga Luz Aguiló, Mª Dolores Climent, los joyeros Mamen Puchades y Guillermo Martorell y el artista Jarr. Hubo gente del gremio de la moda como los diseñadores Francis Montesinos, Rafa Sánchez y Valentín Herráiz, convertido en un refinado caballero de pelo canoso. Algo que sólo se pueden permitir cabezas verdaderamente elegantes como las de Giorgio Armani, Hillary Clinton y Marisa Paredes cuando era joven, que ahora ni se le ocurre dejarse canas.

Más nombres: los arquitectos Arancha Pérez Pous y Carlos Busutil de Estudio en Blanco, Juan Luis Blat, Ricardo de la Cueva y muchos compañeros del sector hostelería como Javier Andrés y Corinna Heilmann de La Sucursal, junto con Valentín Sánchez Arrieta de Valen & Cia, César Felipe Vilata de Vilaplana, Juan Sánchez de Gourmet Catering y Ricardo Gómez y Ana Vila de Tita Blue. No faltaron periodistas como Bernardo Guzmán, Cruz Sierra, el crítico gastronómico Jesús Terrés, la delegada de El País, María Josep Serra, Marta Vilar, Susana Golf, Begoña Clérigues, Greta Borrás e Iñaki Vershaege.

Aunque los verdaderos protagonistas de la velada fueron los responsables del proyecto Palau Alameda, los hermanos Pepe y Nacho Fernández, Ramón Matoses, Pascual Granell, Nacho Rees y J B Candela. De las viandas se encargó el chef Nicolás Román que con su genio y figura se sacó de la chistera delicias como el vitello tonatto, el plato preferido de Sophia Loren. Como amante de lo extravagante, uno de mis descubrimientos culinarios de la velada fue el bao de mafé senegalés. Las mini hamburguesas eran de algo que no sabía que existía: salmón de Alaska. Y lo mejor, el ceviche peruano de corvina y el steak tartar. Confieso que encuentro algo primitivo y muy placentero en el acto de comer carne y pescado crudos. Me imagino a mi ‘yo’ cavernícola haciéndolo a mordiscos directamente de la pierna de un mamut. Luego, cuando ya estaba todo el personal rendido, con el sofoco de la digestión en los mofletes, sacaron unos cócteles de agua de Valencia y un delicioso postre que haría las delicias de Hansel y Gretel. Ay, se me hace la boca agua. 

Seagram’s nos trae un pedazo de Nueva York a València

El Seagram's New York Hotel ofrece una barbería tradicional, un 'brunch', cócteles y jazz en directo al más puro estilo de 'la ciudad que nunca duerme'

Poetas, artistas y soñadores, ésta es vuestra ciudad: Nueva York. Y Seagram’s nos trae a València lo mejor de la Gran Manzana para que sigamos enganchados a ella, incondicional y rotundamente. Porque los grandes idilios son así, nunca acaban. Hasta el 27 de mayo el hotel One Shot Reina Victoria ofrece una experiencia exclusiva: el Seagram’s New York Hotel, un proyecto que viaja a València tras haber triunfado en Barcelona y Madrid que incluye jazz sessions de artistas internacionales al estilo Blue Note, la coctelería más genuina de la mano de los mejores barmans, las propuestas gastronómicas de los restaurantes más trendy de la Gran Manzana y las barberías old style donde acuden las estrellas de Hollywood. Todo ello, por supuesto, al más puro estilo neoyorquino.

Si usted no puede ir a Nueva York, ella vendrá. Vamos por pasos. Para presentar el proyecto de Seagram’s New York Hotel se organizó una fiesta que concentró a lo más granado en su puesta de largo, y trasladó a los invitados a la cuna del jazz y el charlestón. En Nueva York nacieron los grandes cócteles, entre ellos los míticos Manhattan o Tom Collins, y los invitados pudieron disfrutar de los cócteles más tropicales de Leyenda Brooklyn Coctelería. Entre los invitados triunfó el color negro, el más neoyorquino. Da igual la época del año. Los abrigos son negros y las chanclas también. Así que en la fiesta hubo mucho little black dress con tacones, aunque los zapatos se pueden llevar en la mano o en ese bolso enorme obligatorio en el uniforme de la ciudad. Para andar “30 manzanas” o bajar y subir las escaleras de metro son preferibles las deportivas o unas bailarinas.

Entre los asistentes a la fiesta estuvieron el diseñador Valentín Herráiz con americana ochentera, Marta Gómez, Augustin Robinne, Paco Recuero y Telmo Pagalday de Pernod Ricard España, junto con el equipo de Seagram’s Gin formado por Patricia García Blanco, Mery del Águila, María Carrascosa, Paloma Nuñez y Elena Cantero. Tampoco se lo perdieron Elena Streuli, Paz Regis, Inés Ibáñez-Rizo, Sandra Llorca, Carla Roldán, Cristina Canellas, el vistoso grupo de Bea Reig, Cruz Vico y Carolina Gil y la periodista Marta Vilar.

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