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Depresión perinatal: la cara oscura de la maternidad tiene carácter genético

4/05/2023 - 

VALÈNCIA (VP). La salud mental de las madres es un tema que requiere atención y cuidado ya que es fundamental para el bienestar general tanto de las mujeres como de sus familias. Esto cobra especial importancia durante los periodos del embarazo y el postparto, en los que las mujeres son especialmente vulnerables a causa de todos los cambios a nivel biológico y psicosocial que implican. 

La depresión perinatal se refiere a la depresión que ocurre durante el embarazo y el primer año después del parto. Es una de las psicopatologías más comunes en este período, y se estima que su prevalencia oscila entre el 10% y el 15%. Sus síntomas pueden incluir tristeza, ansiedad, irritabilidad, llanto excesivo, cambios de humor, problemas de sueño y apetito, sentimientos de culpa o inutilidad, fatiga y falta de interés en el bebé.

“La depresión perinatal es un problema de salud mental que puede afectar a cualquier mujer, independientemente de su edad, raza o estatus socioeconómico y, aunque su etiología es multifactorial, se sabe que los factores genéticos desempeñan un papel importante en la génesis de este trastorno”, explica Manuel Pérez-Alonso, cofundador de Mendel Brain y catedrático de Genética de la Universitat de València.

En este sentido, un estudio australiano realizado en 1.676 parejas de gemelos estimó que la heredabilidad de la depresión posparto era del 25%, mientras que la de la depresión perinatal se situaba alrededor del 54%, siendo el otro 46% de la varianza atribuible a factores ambientales.

Posteriormente diversos estudios han concluido que la depresión perinatal y la depresión postparto tienen una alta superposición genética con el trastorno depresivo mayor, pero que existen ciertos puntos diferenciales. Los autores estimaron que alrededor de un tercio de los marcadores genéticos encontrados en las mujeres con depresión perinatal no estaban presentes en otros tipos de depresión.

Los factores ambientales también tienen un fuerte impacto en la vida de las mujeres durante el embrazo y el postparto, lo que incrementa las probabilidades de sufrir una depresión. “La maternidad puede suponer dilemas vitales y conflictos personales, además de la construcción de una nueva identidad en torno a ideas sociales de lo que es ser una "buena madre" y, por supuesto, la reorganización de una vida personal y profesional. Todos estos cambios en el estilo de vida, sumados a la falta de sueño, la falta de apoyo social y la tensión en las relaciones pueden aumentar el riesgo de depresión perinatal” aclara Diana Abad, directora de I+D de Mendel Brain y Doctora en Psicología y Neurociencia.

Además de los factores genéticos y psicosociales, la depresión perinatal también puede ser causada por factores hormonales. Los cambios que se producen durante el embarazo y el postparto en los niveles de estrógenos y progesterona pueden afectar el estado de ánimo de las mujeres y contribuir a la aparición de la depresión perinatal.

La depresión perinatal es por tanto un trastorno complejo en el que interactúan la vulnerabilidad genética, los cambios hormonales y los factores ambientales. Como en otros trastornos psiquiátricos, los factores genéticos por sí solos pueden no ser suficientes para causar la enfermedad. No obstante, la identificación de las causas genéricas de la depresión perinatal abre la puerta a que los especialistas desarrollen mejores tratamientos. Además, estos hallazgos podrían ser utilizados para la utilización de herramientas como test genéticos de ADN que ayuden a identificar a las mujeres en riesgo, incluso antes de que nazcan sus bebés, para intervenir de forma temprana y mejorar la vida de las nuevas madres.

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