En una primera estimación para afrontar la postDana, la Generalitat Valenciana (GV) Generalitat ha puesto sobre la mesa unas necesidades de 17.000 millones, solo en bienes y equipamientos de su competencia elegibles para el Fondo de Solidaridad de la UE. A ello hay que sumar los daños en los bienes de competencia estatal y local, cuya cuantificación corresponde al Gobierno y que está peritando una empresa de ingeniería pública, para evitar confusiones con intereses privados. Para afrontar las primeras urgencias el Gobierno ha destinado cantidades importantes para ayudar a las personas y a las administraciones, a través de mecanismo que vehiculan estas cantidades, bien a fondo perdido (que muy torpemente el President Mazón definió como "ayudas directas" a la hora de recurrir a la ignominiosa comparación con Gaza) bien en forma de préstamos. El Gobierno y los medios entraron a degüello sin interesarse por lo que realmente debió verbalizar Mazón, aunque un president para expresarse con claridad tiene que haber comprendido con rigor la semántica del problema sobre el que habla. La situación financiera del Consell ante la postDana, en palabras del poco sospechoso Gan Pampols, es límite: "No esperen milagros porque no existen", necesitaremos "dosis extraordinarias de generosidad por parte de quien dispone de los recursos" y en ello está el Vicepresidente, consciente de que la recuperación está poco menos que condenada con una GV sin músculo financiero. Por si había alguna esperanza de coordinación, el jueves asistimos en Les Corts a una sesión mas que desmoralizante morbosamente inútil, ya que conocer la incomprensible historia de la factura de El Ventorro, no proporciona fondo alguno. Encaremos los problemas del futuro y olvidemos la cadena de descalificaciones que, quizás, oculten la falta de respuestas a nuestro particular ¿qué hacer?.
Ciertamente el Consell cuenta con toda la legitimidad democrática, pero su actual carencia de recursos e ideas en plena postDana obliga a plantearle, sin acritud alguna, la posibilidad que dé un digno paso al lado, siempre que se produzca la, todavía sin demostrar, voluntad política del Gobierno de enfrentar seriamente nuestra tragedia. A día de hoy, la Generalitat está atrapada por tres cuestiones financieras que están eclosionando de forma simultánea, con cifras casi inaprensibles, que nos van a afectar de forma inmisericorde si no se toman decisiones racionales y solidarias.
Repasemos problemas y reacciones registradas:
a) Deuda de la GV. Desafortunadamente la deuda de la GV ha seguido imparable, sin que ningún Consell en activo, en las últimas décadas haya sabido, o querido, controlarla, siempre con el argumento de "no vamos a dar menos servicios que otras autonomias". Conviene que ahora superemos la discusión sobre la infrafinanciación que conduce a la inmovilización frente a la Dana y que en todo caso es el resultado de, legítimamente o no, haber gastado, mas de lo que se ingresaba. La GV no tiene fondos y solo le quedaba recurrir al Gobierno, y por el momento solo aparecen mecanismos (los últimos 700 millones tras la Dana asociados al llamado FLA III) que, por mucho que se insista desde Madrid en su 0% de interés, incrementarán la deuda hasta niveles que amenazan la continuidad de la GV.
El no envío de fondos extraordinarios no reembolsables ha despertado reacciones (dejando para la vergüenza, la alusión a la ayuda a Gaza) como la del President al calificar al Gobierno de Sanchez como "el peor, el más cruel y con menos escrúpulos en la historia de España" (son palabras propias de un político exhausto) y las mas concretas de la consellera Merino al afirmar que "sí se hizo en 2020 y 2021 cuando el anterior Consell pudo contar con casi 3.000 millones de euros de financiación extra, con motivo de la pandemia, que no tuvo que devolver…, esta negativa, nace de un chantaje fake del Gobierno, ya que ahora el envío de esos recursos por la riada se liga a la aprobación de unos nuevos Presupuestos Genarales, olvidando que en 2020, a pesar de gobernar con los presupuestos prorrogados aumentando el Fondo de Contingencia en respuesta a la crisis derivada del covid… La diferencia de trato ante dos acontecimientos de extraordinaria gravedad es manifiesta. Lo único que ha cambiado es el signo político del gobierno que ocupa la Generalitat…". Sin ningún animo de defensa de un Gobierno incapaz de explicar sus propias decisiones, hay que recordar la paralización fiscal decretada en España y en Europa en aquellos años para hacer frente a la pandemia, una circunstancia europea que ahora no se da.
b) Extra FLA o si lo prefieren la parte que el Fondo de Financiación a Comunidades Autónomas 2023, correspondiente a la financiaciación del deficit (la otra componente del FLA es vencimientos de deuda) que alcanzó más de 3.000 millones entonces. Esta es una partida incierta para 2024, a excepción de los citados 700 millones del FLA III, asimilable al extra FLA, cuando, con el ejercicio todavía sin cerrar, el déficit de la GV se estima en otros 3.000 millones y que en el mejor de los casos va a retrasarse por la no aprobación en el Congreso de los objetivos de estabilidad. Otra vez la crispación por la falta de fondos, en boca de la consellera: "No existe absolutamente ninguna razón técnica para dejar de financiar el este exceso de déficit, ya que el año pasado llegó el extraFLA sin que el Gobierno hubiera sido capaz de aprobar los objetivos de déficit autorizado del año anterior… Quieren que los valencianos paguemos las consecuencias de su incapacidad para recabar los apoyos que necesitan, que no es más que la enésima muestra de su extrema inestabilidad parlamentaria". Solo señalar que Bruselas ha cambiado los criterios y las comparaciones con el año pasado deben matizarse, aunque lo cierto es que sin este extra FLA, la Generalitat puede tener dificultades para atender el normal funcionamiento de los servicios públicos esenciales.
c) Quita. Antes del 29 de Octubre los acuerdos relacionados con el Modelo de Financiación Autonómico eran trascendentes para los valencianos, desde entonces la emergencia de la Dana, los pasan a segundo término. Primero hay que recuperarse lo mejor que se pueda. Esta quita, consecuencia de los acuerdos PSOE-ERC para la investidura de Pedro Sanchez, va a consolidarse en pocos días en el Consejo Económico y Financiero, como primer paso de la discusión del nuevo Modelo (sería oportuno y clarificador que el exconseller Vicent Soler, nombrado por Illa para redactarlo, diera algunos datos sobre los efectos para la GV) decidirá una quita de la deuda acumulada del FLA, que por lo poco que sabemos, puede suponer una reducción de 14.000 millones. Desde el Ministerio de Hacienda en algún momento se ha planteado esta quita como una especie de alternativa a la petición de fondos de la GV, cosa que hay que descartar como inútil para un Consell que necesita de dinero extra para hacer frente a la nueva situación. En palabras de la Confederación Empresarial "lo que necesita hoy la Generalitat es liquidez", "lo que menos, la quita, aunque bienvenida sea esa condonación".
Cada una de los tres procesos tiene su dinámica, pero sus respectivas eclosiones coinciden en plena crisis y ello obliga incluso a olvidar momentáneamente el juicio por las irresponsabilidades habidas y centrarse en enfrentar el futuro inmediato. Desgraciadamente nuestra tragedia ha pasado a ser un tema inmerso en la polarización en la que han entrado PSOE y PP, mientras que poco podemos esperar de iniciativas provenientes de los grupos nacionalistas. Al tiempo en nuestra propia tierra no se ha propuesto ninguna colaboración, mas bien al contrario, solo declaraciones vacias de contenido práctico dominan el marco de discusión.
Cuando uno se mueve en el campo de la desesperación y de la ingenuidad, el análisis anterior lleva a sugerir como única condición, necesaria aunque no suficiente, que el Consell, con toda su legitimidad, ponga en marcha un mecanismo para dar un paso al lado. Puede, y seguramente sea, una boutade, pero una GV sin recursos no va a poder afrontar la postDana. ¿Quién puede aportar estos recursos? Obviamente, el Gobierno. La cuestión es: ¿debe hacerlo directamente, o a través de recursos enviados a la GV (las "ayudas directas" de las que Mazon hablaba). No respondamos desde las tripas y ni desde la ideología y empecemos un debate serio y urgente.