VALÈNCIA (EFE/Loli Benlloch). La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant (Gandia, 1980), explica en una entrevista veraniega con EFE cómo recuerda los veranos de su infancia, qué viaje y qué película le han marcado, o cuál es su mejor antídoto contra el estrés.
-¿Para usted el verano es sinónimo de …?
-De mar y de familia.
-¿Cómo recuerda los veranos de su infancia?
-Eran un motivo de reencuentro. En verano vivíamos con mis abuelos en un apartamento en la playa de Gandia, que mi abuelo pudo comprar porque le expropiaron unos huertos para construir la Universidad Politécnica de Valencia en la ciudad de Gandia. Venía a veranear mi tío, que se fue a Alemania porque aquí no tenía trabajo durante el franquismo, con mis primos hermanos, que nacieron allí. Y los sábados y los domingos comíamos con mis abuelos, con mi iaia, con mis tíos, con mis primas.
-Imagino entonces que si tiene que elegir entre playa o montaña no tiene duda.
-Ninguna.
-Sin la música indie, en concreto sin La Habitación Roja -el grupo por el que conoció a Pedro Sánchez-, ¿su carrera política quizás sería otra?
-Seguramente mi vida sería otra. No solo la música indie, también la música pop. Mis recuerdos de pequeñita están relacionados con Freddie Mercury o David Bowie. Durante mi adolescencia y en la Universidad, con Coldplay. Y ya más tarde, la música indie y La Habitación Roja, Vetusta Morla … Y Zoo, que con su canción 'Estiu' han marcado la voluntad de rebeldía de la sociedad frente a lo que no nos gusta.
-¿En qué festivales de música la podríamos encontrar?
-Muy probablemente este verano me vais a encontrar en el Mediterránea, que se celebra en Gandia en agosto. Me habría encantado poder deciros que en el FIB o que en el Low, pero mi agenda de ministra me impide ir a más.
-Después de un día intenso llega a casa y lo primero que hace es …
-En casa me gusta mucho el silencio, porque tenemos una vida siempre rodeada de ruido, de gente. Después lo que hago es ponerme cómoda y normalmente siempre tengo algo que leer o que prepararme para el día siguiente. Y me gusta entretenerme con alguna serie o alguna película si puedo.
-Una serie que le haya enganchado.
-Me gustan mucho las series policíacas y las de ciencia ficción. Últimamente me da por ver series de viajes en el tiempo. Quizá mi mente de ingeniera me lleva también a entretenerme en cosas que buscan los retos mentales, últimamente he visto 'Dark'. También series psicológicas, como 'El reno de peluche', una de las que más me ha impactado últimamente.
-Una película que le haya marcado.
-Muchísimas, creo que el cine tiene ese arte de atravesarte el corazón. Pero quizás una de las películas que más me gusta es Las horas, la historia de tres mujeres a través del libro de Virginia Wolf y de las dificultades en distintas etapas que puede tener una mujer en la vida.
-¿Pasar un rato con sus sobrinos es su mejor antídoto contra el estrés?
-Desde luego. He visto las finales de la selección española con ellos y ha sido maravilloso. Cada gol lo celebrábamos con chucherías. La verdad es que sí, porque con ellos vuelves a mirar la vida con toda la energía que tiene la infancia.
-Tiene una cena de amigos a la que cada uno tiene que llevar algo que haya cocinado, ¿qué lleva usted?
-La verdad es que cocino para mí, pero he dejado de cocinar para los demás. Pero los valencianos, incluso cuando me encuentro con mis mejores amigas que viven en Madrid, lo que hacemos es cocinar juntos. Nuestro gran plato son las paellas, los arroces, y hay una parte cultural y nostálgica en seguir cocinando juntos. Así que me gusta participar en la elaboración de lo que nos vamos a comer.
-¿El deporte forma parte de su día a día?
-No. La actividad física sí. Sé hacer pilates y yoga. Me gusta mucho pasear. Pero ya no practico el deporte como en tiempos pasados, que jugaba al voleibol o salía a correr con gente. Ya no puedo hacerlo.
-¿Se le acumulan los libros en la mesilla de noche?
-Se me acumulan, porque además son un vehículo no solo de transmisión cultural, sino también de transmisión del conocimiento. Por mi trabajo, mucho del conocimiento que se desarrolla se plasma luego en publicaciones científicas o en ediciones de divulgación científica. Y suelen regalarme muchos libros de ciencia y de tecnología.
-¿Un viaje que le haya marcado?
-Creo que los viajes son importantes por las personas con las que viajas. De pequeña viajaba muy poco, con mis padres, con los amigos de mis padres y sus hijos, y hacíamos viajes de corta distancia, pero quizás son los que más recuerdo.
Luego me gustó también seguir viajando con mi familia, incluso cuando ya estábamos en la Universidad. Hicimos una vez un viaje de paradores, para conocer también el patrimonio. Tal vez uno de los que más me marcó fue como alcaldesa al Sáhara, a los campamentos saharauis, y conocer de primera mano cómo 40 años después todavía hay una población y una sociedad que sigue anhelando vivir como cualquiera de nosotros.
-¿Gandia es el lugar que le ancla al mundo?
-Sí, desde luego. Sobre todo porque siguen viviendo mis padres y para mí es muy importante saber de dónde se viene, cuáles son tus raíces. Tengo una familia humilde, sencilla. Un padre trabajador, una madre ama de casa, unos abuelos que eran criados. Ver la evolución de la sociedad en estas tres generaciones, desde mi abuela que no sabía leer y escribir, mi madre que estudió solamente hasta los 14 años, y mi hermana y yo que hemos podido ir a la Universidad, incluso yo soy ahora la ministra de universidades, me ancla a la realidad.
Y luego en Gandia soy como la nieta de todas las abuelas o como la alumna de todos los profesores, me dicen que cuando me ven en la tele es como si vieran a su nieta o como si vieran a alguien cercano. Gandia me devuelve a la realidad y a la proximidad.
-¿Se puede permitir de vez en cuando la desconexión digital?
-Lo procuro, también por salud mental. Desde luego cuando estoy con mis sobrinos, creo que es importante prestarles la atención suficiente y no tenerla siempre repartida. Por higiene mental, cuando sé que me lo puedo permitir a lo largo del día, procuro desconectar del móvil y de las pantallas para conectar profundamente con la vida y con el momento.
-¿Lo de que las personas ingenieras son muy racionales es un lugar común, o hay algo de cierto en eso?
-Las personas ingenieras somos calculadoras, vemos el mundo como un proceso, pero le tengo que reconocer que yo, más que racional, soy muy emocional. Y creo que la virtud está en la combinación de las dos cosas. Creo que los ingenieros estamos dotados de una racionalidad plus y vemos el mundo en ceros y unos. Pero también, nuestro corazón late con las cosas que nos alimentan, como la amistad y el amor.