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Las firmas trabajaban a la vez como proveedoras y como clientes

Directivos de Aido eran socios y dirigían empresas que facturaban al centro por trabajos no realizados

Rafael Ros, presidente de Aido
17/12/2015 - 

VALENCIA. La trama del presunto fraude de Subvenciones y malversación de caudales públicos del instituto tecnológico de Óptica, Color e Imagen de Valencia (Aido), que se apoyaba en un entramado de empresas para emitir facturas falsas y seguir alimentando el instituto con fondos públicos se retuerce cada día un poco más. Al personal ficticio, a las horas no trabajadas pero incluidas en las facturas, a las colaboraciones inexistentes y a las tarjetas de crédito ‘oscuras’ ahora hay que sumarle que varios directivos y vocales de Aido utilizaron sus propias empresas para facturar a la propia Aido esas presuntas prácticas fraudulentas.

Según los investigadores, la empresa Kronomav Sistemas SL fue constituida por el presidente de Aido y el vicepresidente de la empresa, Emilio Pérez, perteneció a su consejo a administración hasta julio de 2012. Durante el año 2013 esta empresa fue proveedora de Aido pero también fue cliente. Un cliente cuyas facturas no son tan claras como deberían serlo según la Fiscalía Anticorrupción.

Igual ocurre con Tecnología Marina Ximo SL, pues su dueño era vocal de la empresa investigada. Pero además esta empresa es miembro fundador de Visiofish Tecnology SL junto con Aido, que posee el 45 por ciento del capital de la empresa por un valor de 270.000 euros, y que también facturaba sistemáticamente como proveedor y como cliente.

Aido también participaba con un 14,29 por ciento de capital en la Fundación Andaluza de Imagen, Color y Óptica-Faico que facturó más de 60.000 euros en 2013 a la empresa valenciana pero que los investigadores creen que, de dicha cantidad, cerca de 10.000 euros no están justificados puesto que no existe documentación que acredite en concepto de qué fueron abonados. Muchas de las empresas que trabajaban para Aido firmaban, presuntamente, partes de horas de trabajo sin que existiera ningún documento o soporte de las mismas. Es decir, facturaban las horas sin realizar ningún tipo de servicio para justificarlas.

Uno de los puntos conflictivos para los investigadores ha sido seguir el hilos de las pequeñas empresas que tenían algún tipo de relación con otras empresas de mayor volumen pero que, a su vez, todas trabajaban con Aido y se facturan entre sí supuestamente. Un entramado de empresas, se investiga si algunas de ellas eran pantallas, que supera la veintena y que en mayor o menor medida han realizado trabajos presuntamente “ficticios o de menor calado al facturado” para la empresa valenciana. 

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