Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan, Roman Ziruk e Itsaso Apezteguia
Las buenas noticias en el ámbito macroeconómico de EEUU, unidas a las cada vez mayores preocupaciones geopolíticas, han provocado una huida de los inversores hacia la seguridad del billete verde y han hecho que la subida del dólar se prolongue por segunda semana consecutiva.
El extraordinario informe sobre las nóminas de septiembre en EEUU también ayudó a avivar el repunte, que llevó a que todas las principales divisas se depreciaran la semana pasada frente al dólar, salvo las de algunos países latinoamericanos exportadores de petróleo (encabezados por el peso mexicano), que se beneficiaron de la fuerte subida de los precios del crudo y de su lejanía de Oriente Medio.
En cuanto a esta semana, el jueves se publicará en Estados Unidos el IPC de septiembre, con lo que la atención volverá a centrarse en la inflación. Haría falta una gran sorpresa alcista para desbaratar un recorte de los tipos de interés en la reunión de noviembre de la Reserva Federal (que los mercados dan ya por seguro). Los datos que se publicarán en la Eurozona (ventas minoristas) y en Reino Unido (PIB, producción industrial y resultados del sector de la construcción) corresponden al mes de agosto, por lo que probablemente no influyan demasiado en la evolución de los mercados. Por lo demás, los traders estarán muy atentos al desarrollo de los acontecimientos en Oriente Medio.
El incesante repunte de la libra esterlina, que en términos trade-weighted dura ya más de dos años, se tomó un respiro la semana pasada. Los traders aprovecharon las declaraciones de tintes 'dovish' del Gobernador Bailey para obtener beneficios. Sin embargo, la libra sigue siendo la divisa del G10 con mejor comportamiento de 2024.
La publicación de los datos del PIB de agosto de esta semana (viernes) debería confirmar la relativa resistencia de la demanda británica, al menos en comparación con la zona euro, por lo que esperamos que la moneda vuelva a repuntar, al menos mientras no se produzcan más giros en Oriente Medio.
Tras conocerse los datos de inflación de la Eurozona de la semana pasada, el BCE está en vías de relajar su política monetaria en la próxima reunión de octubre. De hecho, los mercados de tipos prevén recortes en cada una de las próximas cuatro reuniones hasta el segundo trimestre de 2025. La marcada divergencia de los resultados económicos con los de EE.UU. significa que el diferencial de tipos de interés ha experimentado la mayor ampliación desde la pandemia, y el euro ha sufrido las consecuencias.
Esta semana se publicarán numerosos datos económicos correspondientes al mes de agosto, así como la intervención de varios miembros del BCE y las actas de la última reunión del banco central.
El informe de nóminas de septiembre en EEUU fue mucho mejor de lo esperado, con los datos de creación de empleo, tasa de desempleo y aumentos salariales notablemente por encima de las previsiones.
La Reserva Federal parece haber diseñado un aterrizaje suave. Los activos considerados de riesgo se alegraron ante la perspectiva de unos tipos más bajos mientras la economía estadounidense se mantiene fuerte, y el dólar se benefició aún más de los temores geopolíticos por la escalada en Oriente Medio. La principal fuente de incertidumbre ahora son las elecciones presidenciales de noviembre.