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Su proteccionismo afecta a empresas valencianas

Donald Trump acosa al automóvil

Foto: EFE/PETER FOLEY

Las políticas económicas del todopoderoso presidente de los Estados Unidos, que si nada lo remedia tomara posesión éste mes, va a ser especialmente dura con las multinacionales que fabrican en suelo mejicano, para de esta forma intentar que las inversiones millonarias se hagan en su país y se creen puestos de trabajo, mensaje prioritario en sus discursos y que caló de pleno entre sus votantes. Varias empresas valencianas de componente pueden también sufrir esta política

9/01/2017 - 

VALENCIA. Donald Trump está empeñado en que vuelva el sueño americano a reinar entre la población más castigada y sabe perfectamente que la industria automovilística ha sido a lo largo de los años de las más esquilmada en todo su territorio. Qué tiempos aquellos en que Detroit era la cuna del mundo del motor y todo aquel que se preciara debía tener sede en esa ciudad. La política feroz de costes entre las multinacionales dio al traste con millones de empleos en toda Norteamérica y se montaron fabricadas por todo el mundo, especialmente en los países donde la mano de obra era barata. 

La bandera del proteccionismo que ha enarbolado Trump no se ha hecho esperar, incluso antes de que aterrice. Sin duda, la primera víctima va a ser México y sus futuras inversiones en nuevas plantas. Primero fue Ford con su frenazo a una inversión de 1.500 millones de euros de los que 700 millones han sido redirigiros a una planta de Estados Unidos, y ahora se le advierte a la japonesa Toyota de que si no cambia su idea de construir en México una nueva fábrica y hacerlo en su país, deberá hacer frente a unos altos aranceles de los productos que quiera vender a través de su red de concesionarios  en Estados Unidos. Tampoco se ha librado el gigante General Motors, ya que fabrica su modelo de éxito entre los norteamericanos, Chevrolet Cruze, en el país vecino.

Lógicamente, la bolsa mejicana se ha derrumbado ya que esta industria representa una parte muy importante de su economía. En 2014 se hablaba de que se estaba convirtiendo en la capital automotriz de EEUU, debido la las políticas de libre comercio en sus fronteras que atraían a todos los fabricantes, al menos de coches, del mundo. Detroit parecía una ciudad fantasma donde habían huido los grandes del automóvil. Trump no está dispuesto a ver este panorama y muchos menos a ver a sus ciudadanos votantes en el paro. 

México se ha convertido en el séptimo productor de vehículos a nivel mundial gracias a sus políticas arancelarias y la mano de obra barata. Actualmente hay 11 fabricantes de coches instalados de la importancia de Ford, Volkswagen, Toyota, Audi, General Motors, BMW entre otros, y cuenta con un total de 19 plantas de montaje. 

El giro en la política de Trump puede traer consecuencias graves a todas estas marcas, ya que una parte importante de los vehículos van destinados al mercado norteamericano.

Consecuencias para los valencianos

Todo parece apuntar a que la factoría de Ford en Almussafes no se verá perjudicada por la política de Trump, ya que la mayoría de su producción va al mercado europeo, pero no ocurre lo mismo con algunas empresas importantes de componentes nacidas y desarrolladas gracias al monstruo americano, y que habían tomado su decisión de instalarse en tierras mejicanas.

Planta de montaje de Ford en Almussafes. Foto: ARCHIVO

Mecánicos, torneros, fresadores, matriceros o especialistas en inyección de plástico, que supieron adaptarse y comercializar sus productos hacia la multinacional Ford en Valencia, hoy se han hecho grandes empresarios llegando a formar una asociación de proveedores de gran calado. 

Este cluster reúne a un ramillete de empresas con importantes inversiones que ya habían tomado posiciones en México, y algunas lo iban a hacer en breve. La implantación de las  grandes marcas en dicho país llevo de la mano a sus proveedores. 

Por ejemplo, Industrias Alegre, de Albal, dispone de tres plantas en aquella zona. Infamous, Industrias Ochoa o Novatec también están implantadas en México de manera importante, o el grupo Francisco Segura, especializado en carrocerías, que tenía entre sus planes de expansión aterrizar por allí. 

El portazo para todo el sector, tanto de fabricantes de automóviles como de componentes y empresas auxiliares, es muy fuerte, ya que deberán abastecer a sus clientes sin tener que pasar por la caja de Trump, y ello sólo será posible fabricando en los Estados Unidos o importando desde países amigos del 'jefe'. La inseguridad está servida.

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