José Manuel Sánchez Patrón y José Juste Ruiz forman parte del proyecto que elabora el Centro Internacional de Derecho Ambiental Comparado
VALÈNCIA.- Del 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2021 se celebrará en Ginebra una reunión extraordinaria de la Asamblea Mundial de la Salud para considerar la adopción de un convenio internacional o un instrumento similar sobre la preparación y la respuesta a las pandemias. La Asamblea tendrá ante sí un informe elaborado a lo largo de cinco reuniones por el Grupo de Trabajo sobre el fortalecimiento de la preparación y la respuesta a las emergencias sanitarias de la OMS, en el que se evalúan en particular las ventajas de dicho tratado o instrumento.
En apoyo de esta iniciativa, el Centro Internacional de Derecho Ambiental Comparado (CIDCE) ha establecido un equipo de expertos jurídicos para elaborar un proyecto de convenio sobre las pandemias. El documento —no patrocinado ni solicitado— emana de una iniciativa espontánea del CIDCE, una ONG internacional independiente especializada en Derecho ambiental, cuya vocación incluye también la protección de la salud humana y animal. De ahí nace su preocupación por diseñar un instrumento jurídicamente vinculante que permita a la humanidad mantenerse unida frente a los peligros de una pandemia.
«El convenio que se promueve serviría también para apoyar la movilización de todas las partes interesadas y consolidar las alianzas multisectoriales, ofreciendo un marco de diálogo y convergencia para la coherencia de los enfoques, la coordinación de las acciones y la sinergia de las intervenciones», explica el presidente del CIDE Michel Prieur. En el grupo de trabajo participan como únicos representantes españoles dos profesores de la Facultad de Derecho de la Universitat de València: José Juste Ruiz y José Manuel Sánchez Patrón.
El desastroso balance planetario de la covid-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las naciones frente a una pandemia global cuyas consecuencias devastadoras, tanto humanas, económicas y sociales como sanitarias y ambientales, no han excluido a ningún país. Ningún Estado ha podido, por sí solo, superar con éxito la crisis multifacética que ha generado la pandemia. Claramente, la comunidad de las naciones no estaba, ni individual ni colectivamente, adecuadamente equipada para gestionarla de forma rápida y eficaz.
Uno de los factores que limitan la capacidad de respuesta internacional conjunta a los brotes epidémicos agudos es la falta de un convenio internacional que se ocupe específicamente de las pandemias. Es cierto que el Reglamento Sanitario Internacional de 2005, adoptado e implementado por la OMS, constituye una herramienta importante en la lucha contra las epidemias, pero no cumple plenamente los requisitos específicos que requiere la respuesta coordinada urgente que requiere una pandemia fulminante pero difusa. De ahí el imperativo de adoptar un tratado universal contra las pandemias que movilice a toda la comunidad internacional.
Está probado ya que el resurgimiento de las pandemias es causado por la interferencia antropogénica en los ecosistemas naturales. La compleja interconexión que existe entre las especies vivas es a menudo la causa fundamental de las zoonosis, cuya aparición está vinculada a la estrecha interdependencia entre salud humana, salud animal, calidad del ambiente y cambio climático. Esta es la razón por la que el enfoque multisectorial “Una sola salud” está en el centro del proyecto de convenio. Este concepto, situado en la encrucijada de todas las disciplinas relacionadas con la interfaz humanos-animales-ambiente, permite anticipar, prevenir, detectar y controlar las enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos. El concepto de que se trata procede de un enfoque de “salud planetaria” que integra íntimamente bienestar de la humanidad y salvaguarda todas las demás formas de vida.
el convenio propuesto tiene como objetivo prevenir, anticipar, contener, gestionar y erradicar las pandemias de manera rápida, eficiente, equitativa, solidaria e inclusiva
El proyecto de convenio se sustenta en el derecho humano a una vida sana en armonía con la naturaleza, en un entorno propicio para el logro del más alto nivel posible de salud y bienestar, en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Sobre esta base, el convenio propuesto tiene como objetivo prevenir, anticipar, contener, gestionar y erradicar las pandemias de manera rápida, eficiente, equitativa, solidaria e inclusiva, respetando los derechos de la humanidad y los límites planetarios.
Con respecto a la preparación a las pandemias, el proyecto de convenio insta especialmente a los Estados: a implementar estrategias nacionales coordinadas en las que participen autoridades sanitarias, veterinarias y ambientales; desarrollar la investigación científica sobre los riesgos zoonóticos; disponer del personal médico-sanitario especializado indispensable y de las infraestructuras necesarias; y fortalecer la vigilancia epidemiológica por medio de sistemas de detección precoz y alerta rápida.
Para responder a las pandemias, los Estados deben alertar a la población en caso de que se detecte un brote pandémico, protegerla de manera efectiva a través de un plan de emergencia e informar con toda transparencia a los Estados potencialmente afectados. El proyecto de convenio consagra la equidad en materia de vacunación, reconociendo que la inmunización a gran escala y el acceso universal a las vacunas representan un bien público mundial. Lo mismo ocurre con los medicamentos, los medios de detección y los equipos médicos, cuya disponibilidad debe generalizarse. Con este espíritu, los Estados Partes deberán cooperar para proporcionar y recibir toda la asistencia necesaria, teniendo en cuenta las necesidades especiales de los países en desarrollo.
El fortalecimiento de la cooperación científica y técnica para combatir las pandemias es una parte esencial del proyecto de convenio, que tiene como objetivo específico promover la transferencia de tecnologías y capacidades. Con esta perspectiva, se crea un Grupo de Expertos Intergubernamental sobre las Pandemias (GEIP) con la misión de recopilar y evaluar los datos sobre el origen, la prevención y el manejo de las pandemias y brindar, de manera imparcial, asesoramiento científico, técnico, socioeconómico y jurídico.
Para facilitar la aplicación del convenio, resulta necesaria una mayor coordinación de las acciones llevadas a cabo por las instituciones internacionales interesadas en las pandemias, especialmente entre la Organización Mundial de la Salud, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la Organización Mundial de la Sanidad Animal, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial. Finalmente, los Estados deben asignar recursos financieros adecuados, predecibles y sostenibles para los programas relacionados con la preparación y la respuesta a las pandemias.
Como amenaza universal, la pandemia exige une solidaridad universal para una solución universal mediante un convenio universal. Están en juego el bienestar de la humanidad y la sostenibilidad del planeta.