VALÈNCIA. Este domingo se celebran las elecciones europeas, una cita que en España se presenta, por encima de todo, como un duelo entre el bipartidismo PP-PSOE del que, al mismo tiempo, subyace una guerra entre bloques derecha-izquierda entre fuerzas políticas o alianzas con menor representación.
Las elecciones europeas, a las que tradicionalmente se les da poca importancia, parecen haber adquirido mayor vuelo en esta ocasión por el alto grado de polarización en el que se ha sumido la política nacional e internacional en los últimos años. Así, la victoria de uno u otro trata de 'venderse' como un golpe poco menos que definitivo para el rival, como si el resultado triunfante este 9J fuera como ganar el 'Euromillón'.
Apartando esta ironía, la realidad no apunta a ser así, aunque es cierto que del balance que dicten las urnas este domingo podrán extraerse conclusiones tanto nacionales como autonómicas.
Si el PSOE de Pedro Sánchez logra culminar la remontada tras la recuperación que indican algunas encuestas y vencer o, al menos, situarse en un resultado próximo al empate técnico, los socialistas habrán desactivado las principales líneas discursivas del PP de Alberto Núñez Feijóo. Este balance indicaría que Sánchez ya ha pagado el desgaste de la amnistía en Cataluña y, al mismo tiempo, habría frenado (al menos de momento) el efecto provocado por las denuncias sobre las actividades de su esposa, Begoña Gómez.
Además, podría concentrar su fuego hacia el líder del PP, que tras no haber logrado su objetivo en las elecciones generales, tampoco habría cumplido las expectativas en la siguiente gran cita ante las urnas de carácter nacional, pese a las buenas previsiones que ofrecían inicialmente los sondeos para los populares. Un escenario mediante el cual, Sánchez podría comenzar a desempolvar el botón nuclear del adelante electoral, frente a un Feijóo que podría comenzar a tener problemas de índole interna.
Pero si este sería el escenario favorable a los socialistas, también existe uno beneficioso para los populares: un resultado en que se asemeje a los primeros sondeos de precampaña, donde Feijóo y los suyos ganaban con claridad los comicios, superando al PSOE por un margen de entre cuatro y seis escaños. Un balance así, permitiría al líder del PP reafirmar su discurso y validar su discurso frente a Sánchez, con el reto de iniciar una ola que llegue hasta las elecciones generales de 2027. Algo que vendría además acompañado de resultados autonómicos que, probablemente, consolidarían los gobiernos regionales que el PP logró el año pasado. En definitiva, una victoria de estas características, si además viene acompañado de un bagaje flojo de Vox, permitiría a Feijóo abordar debates y posiciones ante los que se ha mostrado más prudente y alejar los rumores sobre la debilidad de su liderazgo.
Por otro lado, también el resultado será interesante desde el punto de vista ámbito autonómico. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón (PP), tiene ante sí la ocasión de reforzar su victoria de hace un año en las autonómicas. Algo que, además, validaría su pacto con Vox y las medidas adoptadas hasta el momento: es decir, podría sacar pecho y poner de manifiesto que sus políticas no han provocado desgaste alguno pese a la insistencia de la oposición en señalarlas. Es más, un resultado que estuviera por encima de la media nacional del PP, le apuntalaría como barón autonómico que aporta valor añadido a Feijóo en su camino hacia La Moncloa, además de servirle para socavar el nuevo liderazgo en el PSPV representado por Diana Morant, que además es ministra en el gobierno de Pedro Sánchez.
Por su parte, la secretaria general del PSPV se juega demostrar que la marca socialista en la Comunitat Valenciana está fuerte y que lo ocurrido en las generales de 2023 no fue un espejismo. La nueva líder sabe que vencer a los populares en la autonomía es casi imposible, pero un resultado que le dejara cerca y que pudiera situarse en la media nacional o por encima, se consideraría positivo, dado que a juicio del PSPV, validaría la estrategia de oposición llevada hasta ahora frente al Consell PP-Vox y la defensa ejercida respecto a las políticas de Sánchez. Además, un buen resultado la apuntalaría como nueva líder y alejaría la posibilidad de líos internos, siempre tan proclives a florecer en el PSPV cuando se produce algún tropiezo en las urnas.
Respecto al resto de formaciones con presencia institucional en la Comunitat, la alianza Compromís-Sumar espera obtener una buena representación de cuatro escaños: en la coalición valencianista esperan que su candidato, Vicent Marzà, que figura como número tres, entre en el Parlamento Europeo. De no ser así, se considerará un mal resultado y probablemente abra un periodo de reflexión sobre esta alianza.
En cuanto a Vox, sin valencianos en liza en los puestos de salida, cualquier resultado en la Comunitat que se sitúe por encima de la media nacional del partido o en una línea similar si la representación es alta, será dado por bueno por la estructura valenciana.