VALENCIA. ¿Colaboración o negocio? Esta es la pregunta que se realiza la Unión de Consumidores y Usuarios (OCU) en su encuesta realizada sobre economía colaborativa de la que se desprenden dos ideas claras. Por un lado, los usuarios están satisfechos, aunque las plataformas no quieren dar demasiados datos acerca de las virtudes y defectos que habitualmente se le atribuyen.
En el caso de la encuesta, ésta se realizó a 8.670 usuarios de cuatro países, Bélgica, España, Italia y Portugal. Entre sus conclusiones se arrojan datos como que el 70% de los encuestados han participado alguna vez en una actividad de consumo colaborativo entre particulares o que la satisfacción con el consumo colaborativo de quienes lo han probado es elevada, con notas medias por encima de ocho sobre diez.
La mayoría de usuarios se acerca a este tipo de consumo movido por razones económicas, como ahorrar o ganar dinero, o prácticas, y la mayoría de ellos volvería a repetir la experiencia. De hecho, los conflictos son escasos y poco graves, algo que en gran medida se achaca a que los sistemas de reputación virtual están funcionando.
Sin embargo, cuando un panel de expertos de la OCU seleccionó a 70 páginas webs para realizar la encuesta, destaca que éstas no parecían muy dispuestas a ser transparentes, ya que solo respondieron 26 plataformas. "Es cierto que el cuestionario era largo y detallado, pero también tropezamos con cierta renuncia a divulgar datos económicos, falta de recogida de datos sociales y casi nada de información medioambiental", recogen en el informe.
No obstante, sobre las conclusiones generales, se recoge que este tipo de plataformas son eficientes a pesar de tener modelos de dirección centralizados como el de las empresas en casi todos los casos y casi la mitad de ellas opera con transacciones no monetarias o con monedas alternativas. "La existencia de consumo colaborativo no monetarizado es muy positiva", se asegura. En cuanto a los beneficios ambientales, las afirmaciones son más suposiciones que verdaderas evidencias.