Las "músicas extrañas" que suenan en el segundo plano de la ciudad
VALENCIA. Hace justo una década que Edu Comelles (Barcelona, 1984) se sumergía en el Royal Institute of Art de Estocolmo para experimentar con el grabado y la estampación. Ultimaba su etapa académica en Bellas Artes, de la que ahora es doctor por la Universitat de Barcelona, cuando, de repente, se topó con un seminario de audiovisuales en Suecia.
-"Entré y pregunté, ¿aquí que hacéis? Me dijeron que hacían vídeo y que hacían sonido. Sentí curiosidad y me pasé encerrado seis meses allí dentro. Entonces, volví a Barcelona y entregué lo que había grabado... era un CD".
Antonia Vilà, profesora de Comelles, encajó el viraje, aunque convencer al resto de docentes para concluir con esta disciplina el último año que le quedaba no fue sencillo. "Ahora mismo, un estudiante de Bellas Artes que trabaje con sonido no tendría el menor problema", completa. Pero Comelles no niega que los experimentalistas de la música se manejan entre dos ámbitos de desentendimiento: mientras que en los grandes centros de arte contemporáneo la presencia de esta disciplina es marginal, el establishment de la propia industria musical apenas tiene conexiones con estos creadores.
Aun así, advierte el principal gazapo: "el sector no está profesionalizado. Igual que los pintores cuentan, mal que bien, con un sector de galerías y museos, el arte sonoro recae sobre un saco complejo: el de las artes no académicas". Y es que el sector profesionalizado, el de la música contemporánea, "lo está porque se compone de profesores, una minoría de intérpretes de orquesta y algún solista estrella. Nosotros estamos al margen de conservatorios y academias". El auténtico underground de la clásica, cuenta con un perfil "autodidacta, en el que los grandes creadores se dedican a otras cosas: son electricistas, abogados, diseñadores o cualquier otra cosa. El gran contraste es que a nivel local, nacional e internacional hay una creatividad desbordante y se están creando auténticas maravillas".
a diferencia de programar conciertos, "comisariar es crear un relato, abordar una idea a partir del directo"
Ese es el escenario en el que Comelles opera. Es músico, intérprete, creador, comisario (que no programador) de conciertos, cataliza a una parte notable de la escena nacional a través de su sello (etéctera) Audiotalaia, pero sobre todo es uno de los referentes del ámbito también en un sentido académico. Completó su formación con el Master Superior en Diseño de Sonido por la Universidad de Edimburgo y el de Artes Visuales y Multimedia por la Universidad Politécnica de Valencia, destino que acabaría convirtiéndose en su base de operaciones: "durante el primer año pensaba que no iba a quedarme aquí", pero apenas "en la primera semana o diez días conocí La Gallera y supe que quería hacer algo en ese espacio".
Desde entonces, Comelles ha sido el agente dinamizador de buena parte de la escena de arte sonoro en Valencia y ahora también en la Comunitat Valenciana. Pero también mucho más allá. Ha publicado trabajos en los sellos Resting Bell (Berlín), Test Tube (Portugal), Impulsive Habitat (Portugal) o Audiotalaia (España), aunque en este último caso podemos hablar de autoedición. El sello recoge más de 150 volúmenes, 82 discos inéditos bajo licencias creative commons y ha servido para poner en marcha buena parte de su labor como comisario de conciertos: "esa es la gran diferencia con un programador. La idea de comisariar conciertos es la de crear un relato, abordar una idea a partir del directo, incluso acompañar al artista a la hora de enfocar en el espacio". Actualmente, de hecho, sus conciertos mensuales en el Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC) van acompañados de un monográfico sobre el artista, una entrevista y el registro del concierto.
Esta iniciativa reproduce exactamente el proyecto Off_Herzios que asumió -bajo concurso- el Consorcio de Museos de la Generalitat Valenciana o la itinerancia de conciertos por las salas de arte contemporáneo de la ciudad. A diferencia de cualquier otra programación de música, "de 2010 a 2014 fuimos generando una escena valenciana del arte sonoro y las músicas extrañas. Sin embargo, en 2015 y debido a los recortes, nos quedamos fuera de la programación del Consorcio pese a que nos sosteníamos con un presupuesto sumamente modesto".
ha expuesto su obra sonora en el Reina Sofía de Madrid, CCCB, el MUAC méxico df y un largo etcétera
La interrupción, afortunadamente, solo ha durado un año, aunque sus consecuencias han sido penosas: "lo increíble es que ahora aquí y fuera nos llenábamos la boca diciendo que Valencia era la capital en España del arte sonoro y las músicas experimentales entre 2010 y 2014. La gente de Barcelona, Madrid o Bilbao flipaba. Ahora es Barcelona, Madrid o Bilbao quiénes comparten esa capitalidad, porque aquí se ha perdido el público que hemos ido generando en La Clínica Mundana, Off_Herzios y los conciertos en la Sala La Gallera. Nuestras programaciones servían de punto de apoyo periódico entre festivales de cita anual como Nits D’Aielo o Pim Pam Pum entre otros, y eso hay que recuperarlo". Un momento dulce en el que tanto es como Carlos Flores, otro agente indispensable durante los últimos años para entender esa escena valenciana del arte sonoro, "llegamos a despreocuparnos por si venía público: nunca fallaba y cuanto más extravagante o arriesgada era la propuesta, mejor".
Ahora ha sido la 38ª edición del Festival Internacional de Música Contemporánea Ensems, cuya programación completa se presentará este viernes, la que ha reinsertado a Comelles para comisariar algunos de los conciertos de vanguardia. En total serán cinco dobles conciertos, cuatro de ellos en espacios únicos de la ciudad, entre los que vuelve a encontrarse la Gallera, los claustros del Centre del Carme o los Baños del Almirante, entre otros. "Los conciertos que hemos propuesto y realizado durante estos años tienen un componente puramente vivencial. Es el valor añadido, lo que distingue al público que con muy poco se fidelizó y se convirtió en crítico".
Comelles, que acaba de publicar Agost en el que hay colaboraciones como Fernando Junquera (Negro), Avelino Saavedra o Sara Galán, con la que ha actuado como dúo en Cello + Laptop, ha expuesto su obra sonora en el Museo Reina Sofía de Madrid, el CCCB de Barcelona, en el MUAC de Ciudad de México, el Sierra Centro de Arte o LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón. Y, entre un buen puñado de actuaciones por Europa, actuó junto a Galán en el prestigioso Sónar de 2013. Precisamente, ha avanzado en las investigaciones en torno a los modelos expositivos para dar cabida al arte sonoro y actualmente también ha desarrollado sus propios modelos de micrófonos y auriculares que también vende desde Audiotalaia.
"John Cage se entiende mejor en el entorno de las Bellas Artes que en el de los conservatorios"
Con todo, Comelles se apena de haber "destrozado la mayoría de vínculos" de la citada escena. "En el momento más complicado no ha existido un colchón institucional que evitase que todo eso se perdiera". En este sentido, y consultado específicamente por el papel del IVAM al respecto, el artista y comisario lo tiene claro: "estamos hablando de un museo de referencia que tiene un fondo de artes visuales espectacular. Así que, claro que tiene sentido que tenga una programación de arte sonora arriesgada".
No obstante, Comelles no 'echa la culpa' al propio centro, sino al ecosistema creativo de las artes sonoras: "el sector creativo lo compone un magma extraño de gente nada academicista. Y, mientras que las artes visuales han superado la posmodernidad, ciertos sectores de la música no. Es así. Hay menos reticencias entre los artistas visuales a la posmodernidad, gracias al todos los “ísmos" y arte conceptual, etcétera. John Cage, que sería un punto de partida para muchos creadores sonoros, un referente, se entiende mejor en el entorno de las Bellas Artes que en el de los conservatorios".
Comelles remata que mientras que "el arte visual ha aceptado que no hay lenguajes únicos, que cualquier medio puede ser un lenguaje, la música no lo ha hecho de forma tan transversal". Sobre la carencia del IVAM, él ve una oportunidad: "es una de las instituciones que tiene la gran posibilidad de levantar la vista e incluir artes que le son mucho más cercanas que algunas de sus programaciones musicales, aunque asumo que hay compromisos institucionales y que lo que hacen siempre puede tener un concepto o idea de desarrollo”.
El tejido de espacios autogestionados en la ciudad de València crece con la voluntad de ensanchar su base social y llegar a público de todas las edades. En algunos casos, con el objetivo añadido de constituirse como una alternativa a la gentrificación y la masificación turística