MADRID, (EP). El 31 por ciento de los padres y madres que tienen una discapacidad no pueden participar en actividades cotidianas del colegio de sus hijos, ya sean reuniones, tutorías o festivales porque los centros escolares no están adaptados y mantienen tanto barreras arquitectónicas insuperables para quienes tienen movilidad reducida como formatos de comunicación ininteligibles para personas con la vista o el oído limitados. Sienten que se les "cierran las puertas" a la Educación de sus hijos.
Es el resultado de un estudio realizado por Fundación ONCE e Ilunion que bajo el título 'Familia, Centros Educativos y Accesibilidad' explora la realidad de personas como Juan Carlos, padre de una niña de 6 años que se ha perdido desde la primera reunión en que enseñaron las instalaciones donde su hija pasaría casi todo el día hasta funciones en las que ella participaba por falta de rampas y ascensores.
"Ella lo ve todo con normalidad porque por temas laborales de sus padres quien va la mayoría de las veces a recogerla es su madre, que tiene mejor horario, pero sí que se pregunta por qué no he ido a esto o a lo otro y tengo que decirle que es porque no he podido subir. Ya empieza a ser consciente de que las escaleras no son buenas y que su padre necesita una rampa", explica a Europa Press.
No es un caso aislado. A través de grupos de discusión, cuestionarios y entrevistas en profundidad con perfiles cualificados, el informe revela que si un 31% por ciento tienen dificultades para acceder, comunicarse o informarse del día a día del centro educativo a causa de su discapacidad, un 26% se ha sentido alguna vez directamente desfavorecido a la hora de participar por la misma razón.
Además casi cuatro de cada diez padres y madres consideran que la accesibilidad del colegio de sus hijos es mala o muy mala y eso que en la mayoría de los casos (68%), se trata de centros ordinarios de titularidad pública. Son los que según los encuestados, presentan peores condiciones en este sentido.
"Lo reclamas, hablas con el AMPA, con la dirección del centro y lo primero que te dicen siempre y en primer lugar es que es un colegio muy antiguo. Además, las competencias de educación las tiene la comunidad autónoma, así que tienes que ir quemando muchas etapas, desde la dirección del centro al ayuntamiento y luego al Gobierno regional, para que al final te digan que no hay presupuesto, que ya lo mirarán para el ejercicio siguiente", cuenta Juan Carlos.
Cuando su hija estaba en infantil, las aulas estaban en una planta baja a la que podía acceder con su silla de ruedas, pero ahora en Primaria no ha podido ni conocer el aula en el que estudia la niña. Si quiere asistir a una función escolar de las que se realizan en el gimnasio, tiene que contactar de antemano para que alguien le espere y le abra las puertas de la salida de emergencia, único punto por el que puede pasar. Si la representación es en la zona elevada del patio, se la pierde: hay una escalera infranqueable para él.
"Tenemos que intentar siempre enteranos antes de cada actividad porque hay que planficarlo todo y hacer toda una serie de preparativos previos que cualquier otro padre no tiene que hacer. Si fuese todo accesible no haría falta ni pedir favores, ni dar la lata ni andar quejándote", afirma. Incluso tiene problemas para aparcar en el colegio porque dispone de dos plazas reservadas para discapacidad que padres sin ella ocupan sin consideración. "Todo es una gymkana", lamenta.
Cuando se trata con personas con otros tipos de discapacidad, la cosa se complica. Mientras el 26,8% de quienes presentan movilidad reducida tiene problemas para acceder y participar en las actividades del colegio, son el 32,4% de los padres y madres con discapacidad visual quienes afrontan estas dificultades y hasta un 38,8%, casi cuatro de cada diez, los afectados por una discapacidad auditiva que se topan con barreras.
"La principal dificultad para los padres y/o madres con discapacidad auditiva es la de comunicarse con algunos profesionales del centro educativo, así como con los padres oyentes de los compañeros de sus hijos. Las personas sordas signantes que llevan a sus hijos a centros públicos ordinarios, echan en falta un intérprete o una persona que sepa Lengua de Signos para poder informarse y comunicarse de forma más fluida en el día a día", dice el informe.
Mientras, las personas con discapacidad visual se encuentran con que no tienen forma de leer las notas escritas en el tablón de anuncios, controlar la agenda de tareas diarias de sus hijos o manejarse en la web del colegio o su plataforma de comunicación con los padres porque no cumplen pautas de accesibilidad. El 71% de los encuestados declara que en su centro educativo no se tienen en cuenta distintos formatos o procedimientos para transmitir la información y comunicarse con ellos.
"No hay un sistema de comunicacion que tenga en cuenta la accesibilidad. El universo de la guarde es muy visual y cuando solicité la informacion al correo, no se ha producido porque su sistema es a través de las taquillas de cada crío. Allí dejan los mensajes. No he insistido porque mi mujer los lee y me cuenta. Pero si no estuviera ella, lógicamente tendría que hacerlo", explica un padre con discapacidad visual en el informe.
El trabajo revela no obstante que el nivel de satisfacción de estos padres respecto de la comunicación con el colegio es de 6,8 puntos sobre diez, aunque, conforme explica, "posiblemente está en correspondencia con la buena predisposición general existente en el personal docente y de los centros, y no tanto con una situación real".
"La falta de accesibilidad y los problemas existentes en los centros educativos que, como se observa, dificultan la participación y conducen a una falta de igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad, son solventados gracias a la empatía y la búsqueda de alternativas de las personas que trabajan en el centro", dice el trabajo.
Demandan que las administraciones públicas cumplan la normativa de accesibilidad universal, que se imparta formación y sensibilización al personal de los centros educativos y que se prevean fórmulas de comunicación para garantizar la participación de todos los padres en la actividad del colegio, entre otras medidas, para no quedarse fuera de la educación de sus hijos, en la que la participación de los padres siempre es esencial. "Un escalón en un centro educativo es cerrar las puertas a la educación", sentencia Juan Carlos.