VALÈNCIA. La pasada semana, la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, acudía a Mislata para visitar la nueva oficina de asistencia a las víctimas del delito situada en el municipio y que ha atendido a 56 víctimas en un mes. Una cita en la que estuvo en todo momento acompañada por el alcalde de la localidad y flamante secretario general del PSPV de la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa.
Una visita que podría calificarse de rutinaria a simple vista, pero que a ojos de distintas fuentes de la formación socialista viene a suponer una evidencia más de una tesis que viene instalándose desde hace meses entre diversos sectores del PSPV-PSOE. El acercamiento entre la consellera de Justicia y el alcalde de Mislata es otra variable más a tener en cuenta dentro de los movimientos en el partido del puño y la rosa.
De hecho, no son pocos los que apuntan en privado que en la reciente elección de Fernández Bielsa como secretario general del PSPV provincial también habría pesado en cierta medida la buena relación del alcalde de Mislata con Bravo. En este sentido, la consellera es una dirigente institucional que ha ido ganando peso desde su llegada a la conselleria en 2015 y, al mismo tiempo, también cierta influencia en la formación socialista -pese a ser independiente- por todos los contactos acumulados en este tiempo. Todo ello al margen de ser desde hace años pareja del presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
Sobre esto, el también líder del PSPV-PSOE fue el que decidió que sus afines debían apoyar a Fernández Bielsa en las primarias por la Secretaría General del PSPV de Valencia frente al intento de repetir al frente del partido de Mercedes Caballero, afín al exministro Ábalos.
Una opción, la de Bielsa, que generaba cierta desconfianza entre diversos estrechos colaboradores del presidente así como entre varios alcaldes y referentes comarcales, que preferían buscar una tercera vía intermedia más próxima al jefe del Consell y que gozara de un mayor consenso general. Sin embargo, las posibilidades planteadas encontraron el rechazo del propio Puig, que insistió en apostar por Fernández Bielsa: una elección basada, según fuentes cercanas al presidente, en que las fuerzas del alcalde de Mislata unidas a las 'ximistas' lograrían una victoria segura y clara frente al 'abalismo', un sector debilitado tras la caída del ministro y con el que las relaciones se habían deteriorado especialmente en los últimos tiempos.
Podría decirse que ambas teorías fueron correctas. Por un lado, Bielsa, con el apoyo de los afines a Puig, consiguió una indiscutible victoria con el 80% de los votos en las primarias frente a Caballero. Por el otro, ya en el diseño de la Ejecutiva, se apreció que el nuevo líder provincial no estaba dispuesto a complacer a ciertos sectores de Puig, como demostró designando a tres vicesecretarios -dos de su cuerda- y uno de ellos, por encima del área de Organización, que quedaba en manos del 'ximismo' pero con un 'controller' de la confianza de Bielsa por encima.
De la misma manera, varias de las escaramuzas atravesadas previos a los congresos comarcales, han terminado por convencer a algunos dirigentes próximos a Puig que deberá marcarse de cerca al alcalde de Mislata, apodado 'El Príncipe' en varios sectores socialistas por su proyección en los últimos años.
Ahora bien, la conexión creciente entre Bielsa y Bravo no resulta baladí. Fuentes del partido creen que este acercamiento viene pergeñado a través del alcalde de Sagunto, Darío Moreno, muy cercano al líder provincial y que ejerció en la pasada legislatura como jefe de Gabinete de la consellera. En este punto, también está en esta 'familia' política el presidente de la Diputación, Toni Gaspar, y alcaldes importante como Juan Antonio Sagredo (Paterna) o Jordi Mayor (Cullera), entre otros.