VALÈNCIA (EP). El ácido retrato que el genio compositor Leonard Bernstein realizó en 1952 del sueño americano y del materialismo capitalista a ritmos de jazz en Trouble in Tahiti llega el próximo jueves al Palau de Les Arts con el montaje de Ted Huffman. El director de les Arts, Jesús Iglesias Noriega, acompañado por el director musical, Jordi Francés, y el director de escena de reposición Carlos Martos de la Vega, y la soprano María Bayo, asesora artística del Centre de Perfeccionament, cuyos cantantes constituyen el reparto de la obra en su totalidad, han presentado este título, que se estrena que podrá verse también el miércoles 9 y el domingo 13 a un precio único de 35 euros.
Iglesias Noriega ha destacado que Les Arts avanza así 220 años con este nuevo montaje tras la barroca Ariodante de Händel cumpliendo así con el objetivo de ampliar el "espectro y el repertorio habitual tanto hacia delante como hacia atrás" y ha resaltado que dada la duración, una hora, y "el ágil y fresco montaje" es un título ideal para romper barreras a nuevos públicos.
De este modo, aprovechando que Bernstein vuelve a estar muy presente con la nueva versión de su clásico musical cinematográfico West Side Story el coliseo descubre al público "este retrato de las miserias y carencias del sistema capitalista al compás de su música, genuinamente estadounidense, arraigada en el jazz y los musicales de Broadway".
Todo ello en tan solo una hora de duración, pero que es tiempo suficiente para invitar al público a "un gran reflexión de hasta qué punto esta sociedad camina por buena vías, plasmando las grandes preguntas pero sin adoctrinar ni dar las respuestas", destaca el director musical, el alicantino Jordi Francés, que debuta con la Orquestra de la Comunitat Valenciana con esta producción.
Así, "una música alegre y jovial, fácil de escuchar, encierra tras sí un feroz reproche al capitalismo y llama a reflexionar sobre el amor, la familias y las relaciones humanas". "Esta es la modernidad de Bernstein, que todo fluye de manera muy natural y sencilla pero realmente es muy complejo", apunta. Bernstein idea así un libreto "muy rico" embebido en aquel Broadway marcado por Tennessee Williams y Arthur Miller en el que concibe la música desde lo teatral. Un matrimonio en crisis, él, un bebedor dedicado en exclusiva la trabajo y con su secretaria de amante, mientras ella, ama de casa, no consigue pese a la terapia romper las barreras.
El hijo adolescente es quien sufre los lances del abandono de los padres "al igual que ahora los jóvenes de 12 o 13 años se inician ya en el botellón o tienen impulsos suicidas". "No ha perdido vigencia", recalca el director de escena de reposición Carlos Martos de la Vega. El narrador "omnisciente, omnipresente y omnipotente" es un trío de jazz, tres payasos, que interrumpe la acción y las diatribas que se arrojan, esta en vez en lírico, la pareja. Como principal novedad para estas funciones en Les Arts, al comienzo de la función se interpretan el prólogo y el postludio del acto I de A Quiet Place, secuela de esta ópera, estrenada en 1983, a modo de premonición del futuro que espera a los protagonistas, 30 años después, tras la guerra de Vietnam.
Esta producción de Ted Huffman para la Dutch National Opera cuenta con escenografía de Elena Zamparutti, vestuario de Gisella Cappelli, iluminación de Alex Brok, vídeo de Pierre Martin Oriol y coreografía de Sam Pinkleton y propone una inteligente crítica del 'American way of life' en un montaje fresco y ágil que cuestiona el desorbitado materialismo de la sociedad de los años cincuenta situando a los protagonistas en una piscina vacía donde cabe todo cuanto uno ansía comprarse en esta vida.
Los cantantes del Centre de Perfeccionament de Les Arts conforman el elenco de la obra, con la mezzosoprano madrileña Laura Orueta en el papel de Dinah, el barítono peruano Alejandro Sánchez como Sam y los integrantes del trío vocal: la mezzosoprano mexicana Mariana Sofía García, el tenor británico Xavier Hetherington y el barítono mexicano Carlos Fernando Reynoso.