VALÈNCIA. La XIV edición de los premios de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (Evap) celebrada en la tarde noche del jueves tuvo una clausura algo accidentada al producirse dos discursos de cierre: el de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, y el de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.
El primero, no previsto, se produjo a petición de la presidenta de Evap, Eva Blasco, debido a que la elegida para pronunciarlo, Oltra, todavía no había llegado al recinto. Así que el segundo, que finalmente se produjo, tuvo lugar cuando ya se había dado paso a una pequeña 'performance' de cierre en la que un robot surcaba los pasillos del salón de actos del hotel Las Arenas donde tenía luegar el evento.
Oltra apareció entonces, sorteando el robot, y subió al escenario para su intervención, por lo que fue introducida por la presentadora, Salud Pedrós. Una situación que no pasó desapercibida, no solo para los más avezados en lo que se refiere a organización de actos, sino también para el público general.
Más aún cuando, tras bajar del atril y mientras el acto se daba por cerrado para proseguir con el copetín posterior, la vicepresidenta se sentaba al lado de la presidenta de Evap iniciándose una acalorada discusión en la que Oltra llevó la voz cantante . El momento de tensión se prolongó unos pocos minutos, ya con ambas de pie, aunque fueron suficientes para que varios asistentes se percataran de que se estaba produciendo una situación incómoda en la jornada festiva. Un rifirrafe entre ambas protagonistas que, ya en el copetín, se suavizó tras una charla más sosegada.
El origen del problema se resume en que el acto transcurrió más rápido de lo programado y la vicepresidenta llegó más tarde de lo previsto. A priori, su discurso de clausura estaba fijado a las 21 horas -el evento empezaba a las 19.30- pero, sin embargo, la gala fue más ágil de lo esperado por lo que, al no haber aparecido Oltra pasadas las 20.30 horas y llegado el turno de su intervención, Blasco le pidió a la consellera Bravo que dijera unas palabras para clausurar la cita y evitar así tener esperando a un auditorio con decenas de personas.
Tras producirse esa intervención, se dio paso a la salida del robot, que coincidió con la llegada de Oltra (entre menos veinte y menos cuarto). Antes de la hora teórica de su discurso, sí, pero mucho después del inicio del acto.
En cuanto al rifirrafe posterior, más de un asistente se preguntaba si Oltra se habría molestado tanto si la clausura la hubiera realizado otro conseller que no fuera Gabriela Bravo. Cabe recordar que entre ambas responsables políticas existe un historial de enfrentamientos que se remontan mucho tiempo atrás aunque este jueves, pese al incidente, nadie vio que ni siquiera se cruzaran la palabra.