Tinder vegano

El amor en los tiempos del tofu

El advenimiento de una nueva app de ligue está próximo: se llama Grazer, es solo para veganos y no sé dónde está la magia

| 03/02/2023 | 3 min, 29 seg

Sábado. 11 de la mañana. Estoy haciendo un desayuno compensatorio por la cena de vaso de ayer. Me duele ligeramente la cabeza. Una amiga de la meseta me cuenta por WhatsApp su cita Tinder de anoche y la cefalea aumenta. Su cita era vegana. Ella pidió una ensaladilla rusa en la que nadaban unas briznas de atún.

Acabó la cita. Acabo la noche y no hubo beso, no porque no tuviera en el bolsillo una famosa marca de caramelos de menta, sino porque había proteína animal en su organismo. 

“No me enrollo con gente que acaba de comer animales muertos”, le dijo. 

La amiga soy yo. 

Hay cosas que se tienen que avisar antes de quedar. Como si se pertenece a un cuerpo de seguridad del Estado. Esto lo he escrito desde la broma, pero teniendo en cuenta el caso del policía nacional infiltrado que mantenía —supuestamente— relaciones sexoafectivas para extraer información del movimiento antisistema de Barcelona, la broma se convierte en un asunto de salud democrática.

Tengo otro mensaje y ya no es de ese sábado. Es Paula Pons, capitana de este barco. Me pasa un link a una noticia sobre Grazer, el Tinder vegano. Su lanzamiento en España está previsto para las próximas semanas. En unas declaraciones a Icon, Lewis Foster, su fundador, justifica la creación de la app en base a su experiencia personal: “No diría que yo haya tenido malas experiencias saliendo con personas que coman carne, pero sí he vivido situaciones de tensión en aplicaciones de citas convencionales, muchos debates y muchos descartes rápidos. Ves con frecuencia perfiles diciendo ‘No salgas conmigo si eres vegano’, lo cual es bastante frustrante”. 

“Vemos Grazer como un catalizador. El objetivo es conectar a la comunidad. Creo que todos sentimos una conexión más profunda cuando conocemos a alguien que comparte nuestros valores, por eso las personas veganas tienen más posibilidades de congeniar con otras personas veganas”.


Serà precís? El uso de apps de ligue, a mi entender de persona que accede a la sociología a través de su experiencia personal y el consumo de un corpus de artículos que leemos todas por gracia y obra del SEO, tiene un revestimiento y un núcleo artificial. Las conexiones vienen dadas por inputs de información en código, en lugar de conversaciones. 

Una conversación escrita que se desarrolla bajo el patrón pregunta / respuesta en base a la asepsia (de dónde eres / a qué te dedicas / cómo va la mañana) difícilmente tendrá la humanidad del encuentro fortuito. Que luego pasa y suenan campañas de boda, pero desde la perspectiva treintañera y lgtbi, percibo un hartazgo. Y así, las conversaciones languidecen en el móvil, y nunca sabremos si esa persona en el futuro dejó de comer carne.

Esto no quita que se puedan conocer personas majísimas por estas apps, que practiquen ultimate freesbie o meditación guiada. Lo que nos lleva a otra reflexión: la capitalización de los afectos sitúa el triunfo en la pareja o en la ‘conquista’ sexoafectiva, cuando lo que necesitas no es amor, sino alguien que madrugue un sábado (un sábado en el que sí que hubo cena el viernes) para subir al Espadán. 

Tauro o Géminis. Carnacas o vegetarianos. Del Barça o del Madrid. Reinterpretando las Afinidades electivas de Goethe, si te gusta la persona, que el seitán no rompa el encanto. Lo colectivo —aunque sea un colectivo de dos personas— requiere de pactos de tolerancia. 

Todo esto dejará de ser un problema moral cuando el consumo de carne y la agricultura industrial deje de ser insostenible para ser imposible. Entonces en las citas cenaremos cucarachas. 

Cuando vayáis al baño, fijaos si tenéis una patita entre los dientes.

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