“Cuando uno está ante un arroz siempre hay un momento en el que el arroz domina al cocinero y no al revés” esta frase de Quique Dacosta caló tanto en Rodrigo de la Calle que por querer dominar el ritual se metió de lleno en el mundo del arroz y se enganchó hasta el punto de llegar a ofrecer 25 arroces en carta. De su cocina han salido miles de paellas y más ahora con Paella Power en el mercado de San Miguel (Madrid) y nunca se ha servido una con un grano que no sea de Molino Roca. Conoció a Edu Torres en un Madrid Fusión y saltaron chispas nada más enterarse que era el productor.
Edu Torres tiene un vínculo muy especial con sus chefs: “somos un molino pequeño pero intentamos pulirnos para adaptarnos al cocinero”. Es la cuarta generación dedicada al cultivo y comercialización del arroz, una historia que empezó su tatarabuelo José Roca en 1903. Pero de hace unos años a esta parte, Molino Roca ha despertado agitación en su entorno: por la variedad, por el método de pulido, por la gestión y por cuidar hasta el mínimo detalle para garantizar “la máxima calidad a nivel mundial” según Rodrigo de la Calle.
Se habla mucho del vínculo entre productor y chef pero este diálogo no es lineal, la misión de Edu Torres ha sido durante años y años escuchar al cocinero para entender las triquiñuelas de la elaboración de una buena paella. Recorre miles de quilómetros al año para divulgar la cultura del arroz y explicar la importancia del proceso de producción. Luis Valls conoció a Edu por las palabras de Ángel Leon y empezaron una amistad unida por el mar. Al chef de El Poblet le fascinó el tipo de pulido: “es un arroz muy personalizado, Edu identifica cada forma de cocinar, nos escucha y nos sirve según nuestra necesidad”. Es un trato tan personal que el arroz se guarda en su molino de Segorbe (358 m de altura en el Alto Palancia, Castelló), lejos de la humedad de la Albufera y el pulido se realiza una semana antes de ser servido para garantizar el máximo sabor del cereal.